La tortilla de collejas es una de esas recetas que no solo deleitan nuestro paladar, sino que además nos hacen conectar con la tradición más olvidada de la cultura gastronómica de España. Este plato, que combina la suavidad de los huevos con el sabor único y levemente amargo de las collejas, es especialmente popular en regiones como Andalucía, Extremadura y La Mancha. A continuación, exploramos la historia, las características y los beneficios de esta preparación, que poco tiene que ver con los golpes en la nuca que recibíamos de niños sino, más bien, con una deliciosa planta silvestre desconocida para muchos.
La presencia de la tortilla de collejas en la gastronomía española no es reciente, pues esta planta ha sido una fuente de alimentación durante siglos. En diversas zonas de España, las collejas se recolectaban tradicionalmente de los campos durante el final del invierno y los inicios de la primavera, cuando eran más abundantes. En algunas regiones, las collejas se consideraban antaño un manjar y se incluían en diversas preparaciones, como potajes y revueltos. Ahora, su formato más común es en tortillas, unas sencillas elaboraciones a base de huevos que pueden disfrutarse como entrante o plato principal.
La colleja, una ‘mala hierba’ no tan mala
La colleja es una planta que se ha consumido durante muchos años como una verdura común, aunque con el tiempo, ha sido desplazada por otras plantas más productivas, tan conocidas como la lechuga o las acelgas. Hoy en día, aunque menos frecuentes en las cocinas modernas, las collejas sigue siendo apreciada por quienes buscan mantener viva su tradición. En las últimas décadas, incluso, estas hierbas se han comenzado a vender envasadas, lo que facilita su uso en la cocina en cualquier época del año.
Las collejas, cuya denominación científica es Silene vulgaris, son hierbas que se encuentran al final del invierno en los bordes de los caminos y en las tierras de labor. Se recolectan jóvenes para aprovechar su sabor y textura tierna. Aunque a veces se la incluya entre las conocidas como ‘malas hierbas’, no tienen nada de malo, ni mucho menos de vulgar. Hablamos de una hierba muy resistente, capaz de sobrevivir en condiciones atmosféricas complicadas y amante del sol que, además, cuenta con numerosos beneficios nutricionales.
Las collejas son ricas en potasio, un mineral con propiedades diuréticas, ideal para estimular la producción de orina y, por lo tanto, la eliminación de residuos del organismo. También son muy ricas en potentes antioxidantes como son los carotenos y la clorofila. Estos principios tienen propiedades para depurar el hígado, ya que intervienen en sus procesos de desintoxicación. Un plato de collejas también supone un buen aporte de calcio y magnesio.
Receta de tortilla de collejas
Tiempo de elaboración: 30 minutos
Raciones: 4 personas
Ingredientes:
- 200 gramos de collejas frescas o de bote
- 4 huevos
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- Sal al gusto
- Pimienta al gusto
Elaboración:
- Lava bien las collejas para eliminar cualquier rastro de tierra o impurezas.
- Cuece las collejas en una olla con agua hirviendo y sal durante unos 5 minutos, o hasta que estén tiernas. Escúrrelas y resérvalas.
- Bate los huevos en un bol grande, añade una pizca de sal y pimienta al gusto.
- Incorpora las collejas cocidas al bol con los huevos batidos y mezcla bien.
- Calienta el aceite de oliva en una sartén antiadherente a fuego medio.
- Vierte la mezcla de huevos y collejas en la sartén, distribuyéndola de manera uniforme.
- Cocina la tortilla a fuego medio-bajo, moviendo la sartén ocasionalmente para evitar que se pegue, durante unos 7-8 minutos o hasta que los bordes estén cuajados.
- Dale la vuelta a la tortilla con la ayuda de un plato grande y cocínala por el otro lado durante 5-6 minutos más, hasta que esté completamente cuajada y dorada por ambos lados.
- Retira la tortilla de la sartén y déjala reposar unos minutos antes de cortarla y servirla.