El 9 de agosto de 2024, se registró un enfrentamiento entre una madre de familia y el docente Wilson Pacheco Rivera, que sería el coordinador académico de la sede Concentración del Norte, de la Institución Educativa Simón Bolívar, ubicada en el barrio Belalcázar, en Sahagún, Córdoba.
Según la testigo, Pacheco Rivera, durante el horario laboral, se encontraba borracho y desorientado, sentado en las afueras de una cantina, cerca al centro educativo, consumiendo alcohol, en lugar de cumplir con sus responsabilidades. El docente vestía el uniforme del colegio al que debería servir con dignidad y profesionalismo.
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Ante la situación, la mamá de uno de los estudiantes del colegio le recriminó por su comportamiento inmoral. Sin embargo, las advertencias de esta no generaron ninguna reacción del maestro, que lejos de reconocer su falta, continúo ingiriendo bebidas alcohólicas. A los reproches de la madre de familia se sumaron otros ciudadanos, que también reprobaron las actitudes del maestro de la Institución Educativa Simón Bolívar.
En respuesta a la censura, Pacheco Rivera, en vez de ofrecer disculpas, encandiló la situación con amenazas e insultos a la madre y a su hija de solo cinco años de edad por, según él, molestarlo durante su jornada.
“Es un colmo absoluto de desfachatez y abuso de poder”, afirmó uno de los testigos. Los vecinos del sector respaldaron la valentía de la madre, que se atrevió a confrontarlo, argumentando que las palabras insultantes del profesor representan un acto de “absoluta desfachatez y un abuso de poder”.
A propósito, rechazaron el comportamiento de Pacheco Rivera, que no solo es inaceptable, sino que demanda una sanción ejemplar por parte de la Secretaria de Educación Municipal. En consecuencia, la comunidad educativa y la asociación de padres de familia exigieron una respuesta contundente de las autoridades competentes.
A la vez, la comunidad educativa señaló que la actitud del docente va en contra de los valores educativos de la Institución Simón Bolívar, lo que demuestra una flagrante violación de los principios básicos de ética y profesionalismo que deberían regir la labor docente.
“No se puede permitir que un individuo que actúa con tanta irresponsabilidad y falta de respeto continúe en su cargo sin enfrentar las consecuencias correspondientes”, señalaron varios padres de familia presentes en el bochornoso hecho. Además de asegurar que es necesario que se tomen medidas severas para evitar que este tipo de conductas queden impunes y restaurar la confianza en la institución educativa.
A este caso, se suma lo ocurrido el 17 de julio de 2024 en Cereté, Córdoba, en el que un profesor fue denunciado por acosar sexualmente a una joven de 16 años. Según la víctima, el profesor le ofreció llevarla a su casa una tarde lluviosa, ella aceptó sin pensar que algo malo le podría pasar.
Durante el trayecto, el docente decidió detener el vehículo para expresar sus sentimientos y la atracción que sentía hacia la joven. Luego, intentó hacer contacto físico sin el consentimiento de la estudiante, que intentó evitar, sin éxito, que la besara y manoseara a la fuerza.
La situación se agravó cuando, días después del suceso, el profesor empezó a enviarle mensajes vía WhatsApp y a llamarla de forma constante para invitarla a salir y proponerle comenzar una relación sentimental en secreto.
Al ver que sus propuestas no fueron bien recibidas, comenzó a amenazar a la estudiante con afectar su desempeño académico, lo que la afectó gravemente en el colegio y la relación con sus familiares. Ante la presión, la joven decidió denunciar al profesor, que está bajo investigación de las autoridades.
