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Crisis en la agricultura familiar dispara el precio del ajo a niveles históricos, además de factores climáticos

Bolsas con ajos en mercado mayorista de Lima
El costo de esta verdura, muy usada como ingrediente en diversos aderezos para platillos peruanos, se encarece desde inicios del año. Foto: EMMSA (Edwin Montesinos Nolasco/)

El precio del ajo en el país sigue mostrando un aumento sostenido, alcanzando niveles superiores a lo habitual. Esta tendencia genera preocupación entre los actores del mercado, dado su impacto tanto en el poder adquisitivo de los hogares como en la eficiencia de la cadena de suministro de un producto clave en la cocina peruana, sobre todo para la preparación de aderezos.

En abril de 2024, el precio del ajo ya había mostrado señales de alerta al situarse en 10 soles por kilogramo, más del doble del precio registrado en los dos años anteriores. Esta tendencia al alza fue un indicio de que el mercado del ajo enfrentaba serios problemas.

Sin embargo, la situación se agravó considerablemente en agosto, cuando el precio del ajo se disparó a más de 30 soles por kilogramo. Este aumento representa más de siete veces el precio normal, lo que genera un impacto significativo en los hogares peruanos, que ahora deben destinar una mayor parte de su presupuesto para adquirir este producto.

Precio del ajo
En abril, el precio del ajo era de 10 soles por kilogramo, más del doble que en los dos años anteriores. Sin embargo, en agosto el precio se disparó a más de 30 soles por kilogramo, superando siete veces el precio habitual. Fotos: Andina/SISAP/Composición Infobae Perú

Agricultura familiar se suma a los posibles impactos

De acuerdo con el Sistema de Información de Abastecimiento y Precios (SISAP), un servicio del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) diseñado para monitorear y proporcionar datos sobre el mercado agrícola, este incremento en el precio del ajo se atribuye a una combinación de factores.

Principalmente, los problemas climáticos han tenido un fuerte impacto en la reducción de la producción de ajo a nivel nacional. Estas condiciones climáticas, que incluyen sequías y temperaturas extremas, afectan las principales zonas productoras de esta verdura en el país.

Asimismo, a través de X (antes Twitter), Eduardo Zegarra, economista agrario e investigador principal del Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE Perú), señaló que la situación se ve agravada a su vez por la falta de atención a la agricultura familiar, que es la base de la producción de ajo en Perú. Pues, la ausencia de políticas de apoyo y la falta de recursos para los pequeños agricultores están resultando en una disminución considerable de su producción, impactando en el aumento de su precio.

Así lo evidencia una investigación de la periodista Fiorella Montaño, de Ojo Público, detallando que la crisis agrícola en Perú alcanza niveles históricos, con una caída del 3,4% en el PBI del sector durante el primer semestre de 2023, la mayor desde 1997. Esto debido a desastres naturales, escasez de fertilizantes y problemas en la gestión de recursos.

Y, lamentablemente, las medidas del Gobierno, como bonos y créditos, han sido insuficientes y mal implementados para mejorar el panorama, en medio de un contexto de vulnerabilidad económica.

Arequipa
El departamento de Arequipa es la principal zona de producción de ajos para Lima. Foto: Arequipa/SISAP/Composición Infobae

También, un estudio de Oxfam, titulado “Agricultura familiar en tiempos de crisis en Perú: diagnóstico y recomendaciones”, indica que la agricultura familiar ha sido gravemente afectada por el COVID-19 y el cambio climático. El estudio revela un aumento alarmante en la pobreza, afectando al 41% de los hogares agrarios, casi el doble que los hogares no agrarios.

La investigación, realizada por Eduardo Zegarra y Yeni Vásquez, resalta que solo el 3.5% del presupuesto público se destina al sector agrario, con la mayoría enfocado en grandes proyectos de exportación en lugar de apoyar a los pequeños agricultores. Las mujeres rurales e indígenas, que representan el 30% de la población productora, son las más afectadas por la crisis.

Además, advierten que las políticas estatales, como el Bono Rural durante la pandemia y los bonos SafeAgro, Wañuchay y Fertiabono, no son efectivos y la falta de un padrón actualizado limita el acceso a estos programas.

Jóvenes agricultores cosechan maca el 26 de junio de 2024 en la comunidad de Zunipampa, a 4.200 metros de altitud en los Andes de Huancavelica (Perú). Aunque cada vez son menos, quedan jóvenes en las comunidades altoandinas de Perú que se dedican a trabajar la tierra como sus antepasados. Ahora quieren ir más allá del campo y enseñan en colegios los beneficios de una buena alimentación, mientras sueñan con exportar sus productos ecológicos al mundo. EFE/ Paolo Aguilar
Jóvenes agricultores cosechan maca el 26 de junio de 2024 en la comunidad de Zunipampa, a 4.200 metros de altitud en los Andes de Huancavelica (Perú). Aunque cada vez son menos, quedan jóvenes en las comunidades altoandinas de Perú que se dedican a trabajar la tierra como sus antepasados. Ahora quieren ir más allá del campo y enseñan en colegios los beneficios de una buena alimentación, mientras sueñan con exportar sus productos ecológicos al mundo. EFE/ Paolo Aguilar
(Paolo Aguilar/)

Recuperación de la producción de ajo es incierta

Según el Midagri, Arequipa es la principal zona productora de ajo para Lima, cubriendo más del 60% de la oferta total, seguida por la provincia de Barranca en Lima, que aporta el 24%.

Bajo ese dato, Zegarra advierte que las perspectivas de recuperación en los próximos meses son inciertas, lo que sugiere que el precio del ajo podría seguir siendo elevado todavía. Asimismo, Dante Cersso, vocero de Empresa Municipal de Mercados S.A. (EMMSA), informó que el ingreso de ajo al Gran Mercado Mayorista de Lima disminuyó un 30% en comparación con el año pasado, impulsando el alza de precios.

A pesar de esto, el 12 de agosto, el Midagri reportó un aumento del 60% en el abastecimiento de ajo, con la llegada de 116 toneladas, asegurando que esto permitiría reducir los precios del ajo criollo y morado en un 11%. En esa línea, se espera que los precios sigan bajando con la llegada de más cosechas, mientras que la oferta de frutas y verduras en el mercado asciende a casi 9 mil toneladas.

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