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La harina de soja tiene una gran batalla por delante

Harina de soja
Nubarrones en el horizonte de la harina de soja, el principal producto exportable de la Argentina (Revista Chacra) (Revista Chacra/)

Aunque el grueso de la sociedad lo desconoce, la harina de soja es un producto clave para la Argentina. Es la número uno en la lista de exportaciones, una formidable generadora de divisas que tiene detrás el cluster fabril del Gran Rosario, el más importante del planeta, entre otras instalaciones dedicadas a la molturación de oleaginosas en nuestro país.

Alrededor del 90% de la molienda industrial se fundamenta en el grano de soja. La Argentina cuenta con una capacidad de procesamiento próxima a los 67 millones de toneladas, con un volumen potencial de molturación medio por planta muy superior a los países de la región. Desde luego detrás hay una legión de trabajadores de las propias plantas y de los puertos que este negocio alimenta, más una cantidad apreciable de actividades indirectamente vinculadas.

Podrían escribirse páginas y páginas sobre este gigante que alimenta de dólares a la Argentina, pero lo expresado hasta acá sirve para comprender la magnitud del fenómeno que ha de comentarse. Es que mientras nuestro país recupera el liderazgo como primer proveedor de harina de soja del mundo, en Estados Unidos sigue avanzando un proceso que crea preocupaciones justificadas.

El país del norte vive un boom respecto del diésel renovable. Al igual que el biodiésel, este carburante utiliza como ingrediente base aceite de soja y canola, aceites de cocina usados y grasas diversas. A diferencia de aquel, es a ciencia cierta un combustible refinado, al igual que el gasoil convencional. Según sus defensores, no tiene ninguno de los problemas de rendimiento o mantenimiento que se le adjudican al biodiésel. Se dice incluso que su rendimiento es igual o superior al del gasoil que conocemos. A pesar de que el aceite de cocina usado, en especial el que se importa desde China, está afectando la participación porcentual del aceite de soja en este proceso, en Estados Unidos son muchas las fichas puestas en el procesamiento de la oleaginosa pensando en el diesel renovable.

Carga de diesel
El boom del diesel renovable tiene un efecto colateral que será difícil resolver: el exceso de harina de soja en Estados Unidos (Revista Chacra ) (Revista Chacra/)

Los especialistas de CoBank indican que la capacidad de molienda de soja en Estados Unidos trepó un 7% en los últimos tres años y se estime que crezca un 23% en los tres próximos. Se espera que se edifiquen once nuevas plantas en los próximos tres años, en tanto otras cuatro amplíen su capacidad o sean modernizadas para procesar semillas oleaginosas.

El punto es que el aumento en la molienda de soja está generando un excedente de harina en este país. El último año Estados Unidos creció en exportaciones, lo que no llamó demasiado la atención debido a la seca en la Argentina. Ahora puede ser distinto, tanto que el escenario empieza a preocupar a los propios analistas del país de las barras y las estrellas. Por caso, Susan Stroud, de la consultora NoBull, advierte a sus compatriotas que van rumbo a un problema con la harina de soja.

Proyecciones a partir de datos del USDA y en función de los proyectos de diesel renovable y las plantas que están en carpeta, indican que Estados Unidos tendría 11 millones de toneladas de harina de soja adicionales desde la actual campaña hasta 2026/27, lo que llevaría la producción de este derivado a 66 millones de toneladas. En la previa a la expansión del diesel renovable (2021/22) se obtenían en este país no más de 52 millones de toneladas de harina de soja. A decir de la analista, mover este volumen extra demandará 105 mil vagones de ferrocarril, o 6900 barcazas, o bien 470 mil semirremolques adicionales. “Estamos a las puertas de dificultades con este derivado”, repite.

Para los especialistas de CoBank no debe descartarse una debilidad persistente en los precios de la harina de soja a medida que crezca el excedente. “Los productores de cerdos y aves de corral son los principales consumidores de este derivado en Estados Unidos, pero las proporciones son relativamente pequeñas y algo inflexibles. Esperamos que los integradores de pollos de engorde estén mejor posicionados para aprovechar el creciente suministro de harina de soja. Pero las oportunidades son limitadas, lo que significa que los mercados de exportación serán cada vez más importantes”.

Por su parte, el Departamento de Agricultura (USDA) también dejó ver su preocupación con el tema. “Incluso si Estados Unidos pudiera captar todo el crecimiento de las importaciones mundiales de harina de soja, el aumento de la molienda y del diésel renovable en este país podría verse limitado por la capacidad de encontrar una salida para el excedente de este derivado”, advierte sin vueltas.

Cargamento de harina de soja
Pelear el mercado externo parece ser la única alternativa que le quedará a Estados Unidos ante la avalancha de harina de soja que viene en camino (Revista Chacra) (Revista Chacra/)

El USDA indica asimismo que si Estados Unidos produce harina de soja en exceso como se espera, las empresas lo exportarán a corto plazo en lugar de dejar que el producto se eche a perder durante el almacenamiento. “Para aumentar las ventas externas, los exportadores estadounidenses tendrán que reducir los precios lo suficiente como para alentar a los compradores a cambiar de proveedor”. Ahí es donde se apunta contra la Argentina, claramente, y en menor medida contra Brasil. En buen romance, Estados Unidos necesita cambios importantes en la demanda mundial de harina de soja, modificaciones en las cuotas de mercado de los exportadores o una menor oferta por parte de los competidores para afrontar el exceso del derivado que tiene por delante.

Por lo demás, el organismo despeja cualquier clase de duda. “En el largo plazo, si los suministros mundiales de harina de soja superan el consumo global y Estados Unidos no puede arrebatarle participación de mercado a la Argentina y Brasil, la producción de diésel renovable se verá probablemente limitada por la incapacidad de deshacerse de la harina de soja”.

Desde la campaña 1997/98, nuestro país se mantuvo como el principal exportador global de este producto, salvo la excepción de 2022/23 debido a la seca. Ahora, la Bolsa de Comercio de Rosario indica que la Argentina ha logrado incrementar este año sus exportaciones en un 46% respecto del primer semestre de 2023, en virtud de haber retornado a su nivel normal de producción. No quita que a mediano plazo la dinámica productiva local se vea sobrepasada por sus más cercanos competidores, debido a la capacidad ociosa ante una producción de soja que no crece.

El país todo, sus autoridades y los actores privados, deberían tener en carpeta algunas estrategias para zanjar el desafío que implica la probable evolución del negocio de la harina de soja. Hacemos votos para que así sea, porque es mucho lo que está en juego. El año pasado ingresaron por estas exportaciones USD 8260 millones, como para ponderar el daño potencial que debe evitarse.

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