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Israel respondió a los ataques de Hezbollah desde el Líbano y eliminó a una brigada de Hamas oculta en una escuela de Gaza

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han llevado a cabo ataques aéreos en Gaza y el Líbano, apuntando a infraestructuras que, según afirman, están siendo utilizadas por organizaciones terroristas como Hamas y Hezbollah.

Según informes de los medios, las FDI bombardearon una universidad en la ciudad de Gaza, alegando que albergaba un centro de mando de Hamas. De acuerdo con el ejército israelí, Hamas utilizaba la escuela de Namaa como base para planificar y ejecutar ataques contra tropas y territorio israelí. En su declaración, las FDI subrayaron que la organización terrorista Hamas “viola sistemáticamente el derecho internacional, explotando brutalmente a las instituciones civiles y a la población como escudos humanos para la actividad terrorista”.

El ejército israelí asegura que se tomaron “muchas medidas” para mitigar el daño a los civiles durante este ataque, incluyendo el uso de municiones de precisión, vigilancia aérea y otros servicios de inteligencia. “Las FDI afirmaron haber llevado a cabo un ataque aéreo contra un grupo de operativos de Hamas en una sala de comando ubicada dentro de una antigua universidad de la ciudad de Gaza”, informó el ejército, según los medios.

Además, las FDI han intensificado sus actividades militares en el sur del Líbano. Recientemente, se informó de varios ataques aéreos contra posiciones de Hezbollah en Markaba y Rihan. Este despliegue militar responde al lanzamiento de misiles antitanque desde el Líbano contra la comunidad fronteriza de Arab al-Aramshe, un ataque atribuido a Hezbollah que, afortunadamente, no dejó heridos. El grupo terrorista aseguró que su objetivo era una unidad de inteligencia israelí.

“En los últimos meses, se han llevado a cabo decenas de ataques aéreos contra sitios de Hamás integrados en escuelas y otros lugares utilizados como refugios para civiles”, señalaron las FDI en un comunicado recogido por varios medios. Esta escalada de violencia se enmarca en un contexto de creciente tensión en la región, con ambas partes acusándose mutuamente de utilizar tácticas que ponen en peligro a la población civil.

Los ataques en el sur del Líbano vienen precedidos por una serie de incidentes en los que las FDI han apuntado a localidades donde se sospecha que agentes de Hezbollah están activos. Las incursiones aéreas en Rihan y Markaba forman parte de una estrategia más amplia para debilitar la capacidad operativa del grupo, al tiempo que se busca minimizar el riesgo para la población civil a través del uso de tecnología avanzada y precisión en los ataques.

Estos eventos reflejan un patrón de confrontaciones directas en las que Israel responde a ataques transfronterizos con ofensivas aéreas precisas, mientras las organizaciones armadas recurren a infraestructuras civiles para ocultar sus actividades. La complejidad del conflicto se ve incrementada por la geopolítica de la región, donde la situación humanitaria en Gaza y el papel de Hezbollah en el Líbano añaden capas de tensión y desafío.

La comunidad internacional ha manifestado su preocupación por el uso de infraestructuras civiles en conflictos armados. Varios reportes han subrayado la necesidad de adherirse al derecho internacional humanitario para proteger a los civiles, una tarea complicada en escenarios donde los grupos armados usan tácticas irregulares que incrementan el riesgo de daños colaterales.

Hamas, por su parte, ha rechazado las declaraciones israelíes, argumentando que las FDI siguen atacando “objetivos civiles y educativos”. No obstante, el ejército israelí continúa sosteniendo que sus operaciones están dirigidas exclusivamente contra instalaciones militares y centros de comando de Hamás y Hezbollah.

La intensificación de estos enfrentamientos subraya la volatilidad de la situación en Gaza y el Líbano, donde la persistencia de estos ataques podría derivar en una mayor desestabilización de la región. Con los ataques más recientes, las autoridades israelíes han reiterado su compromiso con la seguridad nacional mientras buscan contrarrestar lo que describen como un uso indiscriminado de la infraestructura civil para fines militares.

Hasta el momento, la comunidad internacional sigue vigilando de cerca estas dinámicas y sus posibles repercusiones, esperando que se pueda lograr una resolución pacífica que respete tanto los derechos humanos como las legítimas preocupaciones de seguridad de todas las partes involucradas.

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