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Este es uno de los pueblos más bonitos de Italia: una villa milenaria con túneles y una de las catedrales más importantes del país

Orvieto, en Italia (Shutterstock España).
Orvieto, en Italia (Shutterstock España).

A medio camino entre Roma y Florencia, se ubica uno de los rincones más especiales de Italia. Se trata de un pequeño pueblo medieval que es tan asombroso como enigmático, pues cuenta con una historia que se remonta miles de años atrás, pero que ha sabido perdurar a lo largo de los siglos. A su vez, atesora un rico patrimonio monumental que se esconde entre rincones de gran belleza y que además es reconocido en el país entero. Pero esto no es todo, pues bajo sus edificios y calles, una ciudad se abre como una ventana al pasado de la ciudad.

Estamos hablando de Orvieto, una villa situada en la provincia de Terni, en la región de Umbría, que es una parada obligatoria para todo aquel amante de la historia y la cultura. El pueblo se asienta sobre un imponente promontorio rocoso de origen volcánico que domina una gran llanura, pero si por algo destaca Orvieto es por su impresionante conjunto monumental, el cual está coronado por su catedral, una de las joyas arquitectónicas más importantes del románico-gótico en Italia.

Una de las joyas arquitectónicas de Italia

El origen de la ciudad de Orvieto está íntimamente ligado a los etruscos, una población que alrededor del siglo VII a.C. levantaron aquí una de sus principales ciudades, Velzna. Esto fue gracias a su localización estratégica en el corazón de Italia. La ciudad fue posteriormente tomada por los romanos en el siglo III a.C, aunque el pasado etrusco se refleja a día de hoy en las numerosas tumbas y artefactos encontrados en la ciudad y sus alrededores. Muchos de estos objetos se exhiben en el Museo Arqueológico de Orvieto y el Museo Claudio Faina.

Catedral de Orvieto, en Italia (Shutterstock España).
Catedral de Orvieto, en Italia (Shutterstock España).

“Hoy, sus orígenes etruscos revelan en el subsuelo una ciudad subterránea, compuesta por un conjunto de grutas, pozos y galerías dejadas por los etruscos que se abren dentro de las paredes tufáceas. Puedes hacer un auténtico viaje en el tiempo paseando por Orvieto subterránea”, detallan desde el portal web de Turismo de Italia. Más allá de su historia, la ciudad destaca por el valor de su conjunto monumental, el cual tiene su máximo exponente en la catedral (duomo) de Orvieto.

La construcción de esta obra monumental comenzó en 1290 para albergar una reliquia: el corporal (paño que se coloca sobre el altar durante la Eucaristía) del milagro de Bolsena, y se prolongó durante varias décadas. Su imponente fachada, adornada con mosaicos dorados y esculturas detalladas, es un reflejo del esplendor del arte medieval italiano y una de las más impresionantes de todo el país.

Sin embargo, es en su interior donde la catedral revela una de sus joyas más valiosas: la Capilla de San Brizio, decorada con frescos de Luca Signorelli que representan escenas del Juicio Final. Estas obras de arte, aclamadas por su técnica y dramatismo, influyeron en otros artistas renombrados, como Miguel Ángel. Todo este conjunto arquitectónico hace de la catedral una de las mayores obras del románico-gótico italiano.

Una gran obra de ingenieria

Pozo de San Patricio, en Orvieto, Italia (Shutterstock España).
Pozo de San Patricio, en Orvieto, Italia (Shutterstock España).

Otras de las joyas monumentales de Orvieto es el conocido como Pozo de San Patricio, una impresionante obra de ingeniería cuyo objetivo fue aprovechar las aguas que riegan el subsuelo de esta localidad. Uno de sus aspectos más llamativos es su colosal tamaño, pues alberga una apertura de hasta 13 metros de diámetros y una profundidad que alcanza los 63.

A esto hay que sumar las 72 ventanas distribuidas por las paredes de la cavidad que dan lugar a dos escaleras de caracol que rodean el pozo. Una es de subida y la otra de bajada. Sin embargo, su función cambió por petición del papa Clemente VII, el cual le pidió al ingeniero Antonio da Sangallo El Joven que lo convirtiera en un refugio para defenderse de la amenaza de las tropas imperiales de Carlos V. Pero Orvieto es mucho más que la catedral y el Pozo de San Patricio, pues la ciudad es famosa por su red de túneles y estructuras excavadas en la roca volcánica.

Qué ver en Orvieto

La ciudad ofrece recorridos que permiten explorar su intrincado subsuelo, una experiencia considerada por muchos visitantes como sorprendente y reveladora. Otro de los puntos destacados de la ciudad es la Fortaleza del Albornoz, la principal construcción militar histórica de Orvieto. Erigida en el siglo XIV con fines defensivos, su función militar fue en gran medida simbólica y nunca desempeñó un papel importante en conflictos bélicos. La fortaleza fue abandonada en el siglo XVIII y, en la actualidad, sus restos albergan jardines públicos que ofrecen vistas al entorno natural.

Por su parte, la Torre del Moro, gracias a sus 47 metros de altura, es uno de los icónos de la ciudad y uno de los primeros monumentos en verse, pues se puede contemplar desde las afueras de la ciudad. Construida originalmente en el siglo XIII y conocida en sus inicios como la “Torre del Papa”, servía para vigilar el valle circundante, ofreciendo una vista panorámica que sigue atrayendo a los visitantes en la actualidad. En el siglo XVI, la torre cambió de nombre cuando fue adquirida por el potentado Raffaele di Sante, apodado “El Moro”, quien también adquirió el Palacio Gualterio, donde se ubica la estructura.

Orvieto, en Italia (Shutterstock España).
Orvieto, en Italia (Shutterstock España).

Igualmente, en las afueras de la ciudad, la Necrópolis etrusca es un testimonio de la profunda historia de Orvieto. Los hallazgos de este cementerio han sido fechados en el siglo VI a.C., y varios de sus sepulcros de piedra han sido trasladados a importantes museos europeos, como el Museo del Louvre, para su conservación y exhibición. Tampoco hay que pasar por alto el funicular Bracci, el cual con 580 metros une la parte baja y alta de la ciudad, salvando un desnivel de 150 metros. Con capacidad para 75 pasajeros, el funicular sigue siendo un medio eficiente para moverse por la ciudad y admirar sus vistas.

Cómo llegar

Desde Roma, el viaje es de alrededor de 1 hora y 50 minutos por las carreteras A1 y E35. Por su parte, desde Florencia el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 55 minutos por las mismas vías.

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