Málaga, 29 sep (EFECOM).- El catedrático de Geografía en la Facultad de Turismo de la Universidad de Málaga (UMA), Enrique Navarro, ha manifestado, al hilo del debate sobre la tasa turística, que debería ser un impuesto finalista y consensuado con el sector, y que, “si se usa para beneficiar a la sociedad, ésta lo verá justo”.
El “problema” para la aplicación de esta tasa es la “conflictividad” con el sector, que debe recaudar la tasa, porque no resta visitantes: “no hay ningún estudio que diga que han puesto la tasa (en una ciudad) y ha disminuido el número de turistas”.
Navarro ha hecho estas declaraciones a EFE antes de participar este domingo en un debate sobre turistificación en la asamblea anual de Ecologistas en Acción-Andalucía, en la que se han abordado cuestiones sobre el problema en ordenación del territorio y urbanismo o las energías renovables.
El también director de la sede en Málaga del Instituto Andaluz de Investigación e Innovación en Turismo (IATUR) ha apostado por la búsqueda de “fórmulas donde el sector turístico vea un cierto beneficio” de la implantación de la tasa a los viajeros.
En cuanto a sus fines, ha destacado la importancia de la transparencia y de que se alcancen acuerdos sobre el uso del dinero recaudado con anterioridad a su aplicación, en lugar de que vaya directamente a las arcas públicas y la administración “vaya viendo dónde invertir”.
“Si lo destino a captar inversión extranjera, a llegar a acuerdos con compañías aéreas de bajo coste o a hacer promoción, a lo mejor es contradictorio con el problema que quiero solucionar”, ha argumentado.
Respecto a la turistificación, ha señalado que este fenómeno se ha visto favorecido por el auge de las aerolíneas de bajo coste, la mayor propensión a viajar, o la llegada de los fondos de inversión a las ciudades por la “globalización” del mercado inmobiliario y la proliferación de las viviendas de uso turístico.
Su impacto depende del espacio, en función de si es urbano, litoral o rural. Es en el primero donde “ha roto el equilibrio social” y han empezado a “surgir conflictos” donde antes el turismo no tenía “tanto protagonismo”.
Navarro ha diferenciado este fenómeno de la turismofobia, que es “muy residual”. Ha precisado que “no hay tantas personas que odian el turismo, sino que están viendo que es muy importante, pero que a ellos no les llega el beneficio, sino la parte negativa”, como la subida del precio de los alquileres de los pisos, una coyuntura en la que inciden otras variables como la Ley de Vivienda, ha indicado.
Según el catedrático, “el odio al turismo suele venir de posiciones muy extremas, de expertos tanto de la ultraderecha como la ultraizquierda” porque “parte de la raíz de la ideología”.
En cuanto al escenario futuro, Navarro ha abogado por generar una “mayor derrama a la sociedad local”, porque “el turismo es muy positivo en términos macroeconómicos, pero a nivel local empieza a no serlo tanto” si ello no deriva en un mejor trabajo para la ciudadanía o ésta no puede convivir en su ciudad.
De ahí que apueste por la búsqueda de un equilibrio social, “poniendo límites” al crecimiento, la participación ciudadana para anticiparse a los conflictos, una mayor diversificación económica -aspecto en el que ha citado la apuesta de Málaga por la tecnología-, y la “gestión del éxito”.
“El éxito no puede ser que vengan más turistas”, ha avisado el catedrático, que cree que hay “muy buenos equipos para gestionar la promoción, pero hay que buscar equipos para gestionar el éxito”.
Para el director de IATUR en Málaga, “el fenómeno que más cambios va a generar en el turismo en los 10 o 15 años es la emergencia climática”, ya sea por la sequía, que afecta “notablemente” a una parte de Andalucía; las olas de calor, que disuaden de viajar al sur a los turistas de algunos mercados; o la destrucción de la costa. EFECOM