El acoso en redes sociales se ha convertido en una de las principales preocupaciones para padres y adolescentes en la era digital. Con una gran parte de los jóvenes conectados a internet y participando activamente en plataformas sociales, el riesgo de ser víctima de grooming u otras formas de explotación en línea es más real que nunca.
Los depredadores han refinado sus tácticas para pasar desapercibidos, y muchas veces los signos de acoso son tan sutiles que ni los jóvenes ni sus padres logran detectarlos a tiempo.
El grooming, o acoso sexual en línea, es un proceso en el cual un adulto manipula psicológicamente a un menor con la intención de explotarles. Aunque algunos signos clásicos de grooming son conocidos, como el aislamiento de amigos y familiares o el secretismo en torno a las actividades en línea, existen otros indicios más sutiles que podrían pasar desapercibidos.
Por eso es importante entender las señales que indican que tu hijo podría estar siendo víctima de acoso en redes sociales y cómo los depredadores utilizan estas tácticas para ganarse la confianza de sus víctimas.
Señales de acoso infantil en redes sociales
- Recibe una cantidad excesiva de elogios de un nuevo “amigo”
Los atacantes a menudo construyen una relación de confianza con sus víctimas mediante el uso excesivo de elogios. Este primer paso es crucial para reducir las defensas del menor, especialmente si ya busca validación o aprobación, algo común en la adolescencia.
En entrevista con Mashable, Lauren Coffren, directora ejecutiva de la división de niños explotados del Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados (NCMEC), asegura que los acosadores suelen estar atentos a las publicaciones en redes sociales donde el menor expone sus gustos, inseguridades o intereses.
Los elogios suelen centrarse en aspectos que hacen que el joven se sienta valorado o especial. Pueden ser comentarios sobre su sentido del humor, inteligencia o, en casos más directos, sobre su apariencia física. Los depredadores son hábiles en usar halagos que parecen inofensivos, lo que provoca que los adolescentes vean la relación como amistosa o hasta romántica. Lo que puede pasar desapercibido para los padres es que este tipo de interacción no es normal si proviene de un extraño en internet.
Es fundamental que los padres mantengan una conversación abierta y constante con sus hijos sobre la naturaleza de las interacciones que tienen en línea. Si bien no todos los elogios son sospechosos, es importante estar atentos a cualquier situación en la que un “nuevo amigo” en internet constantemente haga comentarios que intentan elevar la autoestima de manera desmedida.
- El nuevo “amigo” comparte intereses similares y se involucra en los hobbies del menor
Una de las estrategias más eficaces de los depredadores es fingir compartir los mismos intereses y pasiones que el joven. Esto incluye actividades como los videojuegos, la música, los deportes o incluso la cultura pop. Al hacerlo, logran desarrollar un vínculo con la víctima que parece genuino y espontáneo.
Los jóvenes suelen emocionarse cuando conocen a alguien en línea que comparte sus mismos gustos, pero lo que no saben es que muchas veces esa persona ha recopilado suficiente información de sus perfiles públicos para poder manipularles.
A medida que la relación se desarrolla, el depredador puede empezar a utilizar el conocimiento sobre los hobbies del menor para ganarse su confianza. Por ejemplo, puede invitarlo a jugar juntos en línea o a intercambiar música o series. El joven, sintiendo que ha encontrado a un “amigo”, no se percata de que está siendo manipulado y que su seguridad está en riesgo.
Por esta razón, es importante que los padres sigan de cerca las relaciones en línea de sus hijos, especialmente si notan que estas conexiones parecen evolucionar rápidamente o que el joven se entusiasma demasiado con esta nueva amistad.
- La relación evoluciona hacia un “regalo” o conversación sobre temas más íntimos
Coffren menciona que, en muchos casos, el acoso en línea comienza de manera sutil, pero con el tiempo el comportamiento del depredador se intensifica. Lo que comenzó como una aparente amistad, poco a poco se convierte en algo más oscuro. Uno de los signos clave es cuando el depredador comienza a ofrecer al menor regalos virtuales, como tarjetas de regalo, dinero en juegos o monedas para plataformas en línea.
En esta etapa, es común que los acosadores introduzcan temas más riesgosos en las conversaciones. Pueden comenzar a hacer preguntas sobre la vida personal del joven, o incluso sobre sus intereses sexuales. Para un adolescente que está explorando su identidad y sexualidad, estas conversaciones pueden parecer normales o hasta emocionantes.
Sin embargo, los depredadores explotan esta curiosidad y la utilizan para manipular a la víctima. A menudo, tras estas conversaciones, siguen amenazas, en las que el acosador advierte que compartirá fotos o capturas de pantalla si la víctima no accede a enviar contenido más explícito.
Es fundamental que los padres no solo hablen con sus hijos sobre los riesgos de compartir información en línea, sino también sobre lo que constituye una relación sana. Enseñarles a detectar comportamientos manipuladores y a entender los límites de las relaciones en línea puede ser una de las mejores herramientas para protegerles del grooming.