El presidente, Gustavo Petro, cuestionó este domingo el fallo del juez que esta semana absolvió a Santiago Uribe, hermano del expresidente Álvaro Uribe, por el caso del grupo paramilitar denominado «Los 12 Apóstoles», al deslizar la idea de que la decisión se burla de la víctimas y al mezclar el asunto con los asesinatos de los integrantes del partido de izquierda Unión Patriótica (UP).
«Nada se saca con cumplir las sentencias internacionales sobre la solicitud de perdón del Estado a las víctimas de la Unión Patriótica, si jueces se burlan de esas víctimas, volviéndolas víctimas de nuevo», reprochó el mandatario, en un mensaje en su cuenta de X, en el que evitó mencionar a Santiago Uribe y al expresidente.
Petro respondió de esa manera a la columna de opinión de este fin de semana del periodista Daniel Coronell en la Revista Cambio que enfatizó en las dudas sobre el juez Jaime Herrera Niño que falló en favor de Uribe y sus llamativas lisonjas al abogado defensor, Jaime Granados.
«Pareciera que hubiera, por miedo o corrupción, una justicia que en vez de arropar las víctimas, quisiera es establecer el derecho de pernada y el derecho a matar al siervo sin tierra, como en las épocas bárbaras del feudalismo», agregó el mandatario.
Sostuvo que los llamados «12 Apóstoles» representaron una «historia» sobre el «poder» surgido en una hacienda y el «derecho de matar más de 500 seres humildes», por ser un «obstáculo al ejercicio de ese poder» en varias poblaciones del departamento de Antioquia en los años 80.
«Ahora entiendo porque se desconocen las sentencias de la CIDH. En el fondo lo que se quiere es que se repita el triste hecho genocida de asesinar 5.000 militantes indefensos de un partido de izquierda, ante sus propios hijos y familiares. Se creen con el derecho de matar», agregó Petro en relación con ese caso y el de la UP.
El Presidente aseguró que «hacendados» en Antioquia y otras regiones se organizaron para «establecer el poder de los: «grupos de limpieza social», en compañía de miembros de la fuerza pública y a las órdenes del cartel de Medellín para «eliminar decenas de miles de militantes de la UP y del pueblo trabajador de Colombia. Querían pintar de un solo color político las tierras de Antioquia y después de Colombia toda».
«De allí, de los altos de las montañas donde empieza el bajo Cauca, desde sus narcohaciendas, salieron las armas para organizar el paramilitarismo en Córdoba y el Caribe y limpiar de miles de campesinos, las haciendas de los narcos», agregó Petro.
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