En el marco de los alegatos de cierre, el abogado del exgobernador José Alperovich defendió este miércoles su inocencia, pidió su absolución y calificó al testimonio de la denunciante como un “relato aprendido y estudiado con lujo de detalles”. Consideró que la denuncia era “falsa” y que declaración de la joven, al inicio del debate, “no fue espontánea” y presentó una “falta de recuerdos curiosa”. También negó de forma categórica la existencia de los -al menos- nueve abusos sexuales que le endilgaron los acusadores al exsenador y afirmó: “F.L. cuenta con habilidades para hacer relatos convincentes”. Luego el juez dio por cerrado el proceso y fijó el veredicto final para el próximo martes, donde el imputado podrá brindar sus últimas palabras.
“La declaración de F.L. no fue espontánea. En su relato libre utilizó, cuando inició su testimonio, las mismas palabras, tiempos verbales, cronología, puntos y comas, que los hechos que había denunciado por escrito al inicio de este proceso hace cinco años, lo cual no es normal en este tipo de casos, según criterio de la doctrina internacional (en asuntos de violencia de género)”, aseveró el abogado de Alperovich, Augusto Garrido, al empezar su exposición a las 11.30.
Luego precisó: “(En su declaración judicial) F.L. utilizó el 70% de las mismas palabras que usó en el escrito de denuncia, y en algunos casos recurrió a sinónimos que decían exactamente lo mismo. Su testimonio reflejó un relato aprendido y estudiado con lujo de detalles. Si bien fue precisa y repitió la denuncia, no pudo dar detalles o guardó o dio respuestas incoherentes cuando se la confrontó con determinadas pruebas incorporadas por lectura a la causa”.
La declaración a la que se refirió el abogado de Alperovich se produjo en el contexto de la primera audiencia del juicio oral el 5 de febrero pasado, donde la denunciante describió, a puertas cerradas y durante cinco horas, los múltiples hechos que se le imputan al tres veces gobernador de Tucumán.
La sala de audiencias del Tribunal Oral Federal 29, presidido por el juez Juan Ramos Padilla, volvió a llenarse como hace dos días para los alegatos del fiscal Sandro Abraldes y los querellantes Carolina Cymerman y Pablo Rovatti, quienes el lunes pidieron penas de hasta 22 años de prisión para el imputado por una serie de tocamientos, tentativas de abuso y abusos sexuales con acceso carnal sobre su sobrina y excolaboradora.
Al igual que la fiscalía, Garrido desarrolló su alegato acompañado de un proyector con el que exhibió fotos, imágenes y chats para ilustrar que la denuncia era “falsa” y que no era “lógica”, “coherente” ni “compatible con el sentido común”. También repasó una decena de testimonios ofrecidos a lo largo de las quince audiencias del debate, con los que fue descartando punto por punto todos los hechos que pesan sobre el exsenador y que el defensor aseveró que “está acreditado que no existieron”.
“No es lógico que (como denunció F.L.) Alperovich usara aceite de bebé. Eso es algo estereotipado. Tampoco es lógico que Alperovich se autocalificara de violinista, una asociación burda que provocó que todo el mundo le diga violín. Cuando F.L. contó cómo era la modalidad de abuso (con acceso carnal), dijo que él la agarraba por atrás, por la espalda, sin mirarla a los ojos, que resulta exactamente igual a como se relata en el libro ‘Por qué volvías cada verano’, donde se relata las denuncias de una adolescente abusada por un tío. Y cuando la autora relata ahí cómo ocurrían los hechos, dice que el tío la agarraba por atrás, sin mirarla a los ojos, (…) yo creo que la coincidencia en el relato de esos hechos y el modo en que F.L. explicó los abusos es bastante impresionante, y lo que deduzco es que su relato se construyó a partir de esos hechos -del libro- de público conocimiento para darle sustento a la denuncia”.
El exmandatario llegó a los tribunales de la calle Paraguay al 1536 bajo una custodia policial ordenada por el juez Ramos Padilla en la jornada del lunes para asegurar su comparecencia y evitar “riesgos de fuga”. Una vez más, lo acompañaron sus cuatro hijos, que se sentaron juntos y a pocos metros de su padre en el recinto, colmado de periodistas y allegados.
Según quedó acreditado durante el juicio, la denunciante, hija de un primo hermano del imputado, se incorporó con 27 años al espacio político de Alperovich como su colaboradora personal a fines de 2017. El imputado ostentaba el cargo de senador nacional (electo en 2015) y en 2018 lanzó su campaña para regresar, por cuarta vez, a la gobernación de Tucumán en las elecciones de 2019. F.L. trabajó como su mano derecha llevándole la agenda diaria hasta mayo de 2019, cuando presentó su renuncia. En noviembre de ese año hizo pública una carta donde denunciaba a su tío segundo de variados abusos sexuales.
En ese marco, para la fiscalía los distintos “accesos”, “tocamientos” y “situaciones indecorosas” se cometieron en uno los departamentos del imputado en Puerto Madero (Zencity); en el auto del acusado mientras viajaban a realizar visitas al interior de Tucumán en el marco de la campaña proselitista; en el búnker de Alperovich de la calle Martín Fierro de la capital provincial; y en dos quintas de la localidad de Yerba Buena. La querella fijó estos delitos entre diciembre de 2017 y marzo de 2018 y consideró que fueron nueve episodios en total, mientras que para la fiscalía ocurrieron diez veces.
“Se encuentra acreditado sin controversia que, luego de que F.L. haya conocido e interactuado con el acusado, (a los pocos días) experimentó un primer ataque el 12 de diciembre de 2017 en el departamento de Puerto Madero. Sin embargo, no es lógico para mí que, si efectivamente ocurrió ese hecho, (la joven) no decidiera inmediatamente retirarse del inmueble y, en cambio, haya optado por pernoctar allí esa misma noche. Ellos no se conocían y supuestamente había ocurrido un hecho furtivo. Sin embargo, la denunciante permaneció en el lugar con el atacante”, planteó Garrido, miembro del estudio jurídico Cúneo Libarona.
Y añadió: “Pero menos lógico para mí es que si el 12 de diciembre fue objeto de un ataque a su libertad sexual, decidiera al día siguiente volver a dormir al inmueble con el atacante ante la evidente posibilidad de sufrir un hecho de similares características… Al día siguiente volvió a ese lugar y volvió con el supuesto atacante. Esto no es lógico: el hecho no existió”.
Minutos después, al centrarse en los episodios asociados a la quinta de Alperovich en la calle Martín Fierro, el abogado dijo: “Es muy poco probable, casi insólito, que en esa casa, que cumplía funciones de búnker político, donde siempre había un movimiento de gente de entre 15 o 20 personas, pudieran haber ocurrido los terribles abusos como los que relató F.L., primero en un sillón, después en un cuarto, y nadie haber visto. (…) Yo les pregunté en este juicio a todos los testigos –que asistían a esos encuentros-, y dijeron que nadie había percibido nada”.
“En la carta pública se trazó un perfil determinado de Alperovich, pero no es sensato pensar que, a los 70 años, una persona se vuelva loca y se le ocurra violar a la hija de su primo”, señaló Garrido, que se hizo cargo de la representación del exsenador cuando Mariano Cúneo Libarona asumió como ministro de Justicia de la Nación.
También leyó y analizó distintos mensajes de Whatsapp entre el acusado y la denunciante del año 2018, a través de los cuales intentó exhibir la buena relación que mantenían y rechazar, de raíz, los supuestos malos tratos que le imputaron al exgobernador.
La defensa, por otra parte, abonó la teoría de una “causa armada” esbozada por Alperovich durante su declaración del pasado 3 de junio. Para eso, presentó sospechas respecto de la financiación de los pasacalles que salieron a la luz un día después de la carta pública de la denunciante en distintas provincias como Buenos Aires, Córdoba y Tucumán. Esos carteles vinculaban al imputado con el actor Juan Darthes y algunos decían “Alperovich violador”.
En ese marco, la hipótesis que intentó consolidar el defensor apunta a que la denuncia por abuso se trató de una “maniobra orquestada” por miembros de la oposición política del exmandatario en su provincia. Bajo esas pautas trató de vincular como responsables de impulsar las acusaciones a David Mizrahi, expareja de la denunciante al momento de los hechos, quien además pertenecía al dispositivo electoral del exsenador antes de saltar a las filas de Juan Manzur, y al actual diputado nacional Carlos Cisneros, un hombre de peso dentro de la Asociación Bancaria de Tucumán y reconocido adversario político del acusado.
Pasadas las 19, tras oír más de siete horas de alegato, el juez les preguntó a las partes si estaban en condiciones de continuar con la audiencia. Él hizo saber que se encontraba “absolutamente lúcido” para seguir y que, en esa línea, tenía en cuenta la ansiedad de los involucrados en llegar al final. Tanto la querella como la fiscalía y la defensa dijeron que sí, y adelantaron que presentarían réplicas. Una hora después, Garrido finalizó su exposición y comenzaron a desarrollarse las réplicas de todas las partes, con 40 minutos para los acusadores y 40 minutos para el defensor.
Al finalizar, el juez fijó audiencia para el próximo martes 18 de junio a las 13 para que el imputado brinde, si lo sea, sus últimas palabras antes de dar a conocer ese mismo día el veredicto final.