Garantizar ambientes inclusivos y de respeto a la diversidad es un desafío, en el que la mayoría de las empresas ya están involucradas desde hace tiempo. Las nuevas dinámicas sociales y los cambios culturales a los que asistimos, aceleraron el abordaje de cuestiones que no eran consideradas esenciales o relevantes, años atrás.
Las áreas de Recursos Humanos ya no pueden desoír o evadir el tema de la inclusión. El compromiso de las organizaciones para generar condiciones concretas, que favorezcan la creación de un ambiente, en el que las personas que lo integran, con sus propias características, historias y creencias, se sientan cómodas y seguras, debe ser una tarea y una preocupación constantes.
Trabajar activamente contra la discriminación ya no es una opción. Estamos frente a una crisis global de violencia, en la que somos testigos de hechos que atentan contra la paz y contra el valor de la vida. Hechos atroces sobre los que habíamos imaginado que, a esta altura del desarrollo de la civilización, ya no podrían tener cabida.
Resulta imposible desconocer hoy el creciente nivel de antisemitismo, que quedó brutalmente visibilizado tras los atentados terroristas perpetrados por la organización Hamás, el pasado 7 de octubre, en el sur de Israel, y que dejó el sangriento saldo de más de 1.400 personas asesinadas, la gran mayoría de ellos civiles, y más 250 personas tomadas como rehenes, muchos de los cuales aún siguen en cautiverio, algunos de ellos, de nacionalidad argentina.
La masacre llevada adelante por Hamás dejó al descubierto y generó, a nivel mundial, un marcado aumento del discurso de odio y antisemitismo, reflejado en expresiones, imágenes y consignas aberrantes.
A modo de ejemplo, se puede citar pintadas con la estrella de David en casas y edificios habitados por judíos (Francia), incendios provocados en cementerios judíos (Austria), y un aumento del antisemitismo en las universidades (Estados Unidos, Argentina), solo por mencionar algunos de los casos más resonantes.
Con desvelo vemos cómo los incidentes de antisemitismo van en aumento y se multiplican en redes sociales. ¿Cómo frenarlos? ¿Cómo denunciar la discriminación? ¿Cómo prevenir? ¿Cómo abordar esta problemática tan actual como preocupante?
Quienes nos dedicamos a los temas de Recursos Humanos, tenemos que integrar la perspectiva del antisemitismo. Los lugares de trabajo son caja de resonancia de estereotipos, prejuicios, y también de desinformación, elementos que, amalgamados con el odio y la intolerancia, pueden ser la semilla que comience a dragar los pilares sobre los que debemos cimentar una convivencia basada en el respeto.
Mirar para el costado ya no se puede. Es importante sensibilizar y prevenir. Es necesario habilitar espacios y crear herramientas que faciliten el diálogo y promuevan los valores que nos dignifican como seres humanos.
Respetando sus idiosincrasias y estilos, las organizaciones deben encontrar los formatos adecuados para que los prejuicios se desarticulen y no tengan lugar, para que quienes le integren puedan desarrollarse en un ambiente de respeto a la diversidad.
Es sabido que no dar tratamiento a los emergentes que puedan aparecer, o guardar silencio ante situaciones concretas de discriminación, generan las condiciones para que el antisemitismo escale y se naturalice.
Es sabido también que el antisemitismo no solo afecta a las personas judías, sino que también corroe los valores fundamentales de la sociedad, al promover la intolerancia y los prejuicios. Ignorar o minimizar estos actos de odio perpetúa un ambiente de exclusión, que amenaza la cohesión del grupo.
“Lo que lastima a la víctima no es la crueldad del opresor, sino el silencio de los testigos”. La magistral frase de Elie Wiesel nos debe interpelar también, al momento de abordar el tema de la discriminación.
Es responsabilidad de todos, como sociedad, enfrentar y combatir el antisemitismo en todas sus formas para garantizar un futuro basado en el respeto y la igualdad para todos.