Cuando uno llega andando a la Caja Mágica desde la estación de metro de San Fermín-Orcasur, pasa, al empezar a divisarse ya el recinto donde se disputa el Mutua Madrid Open, junto a un colegio. Casualidad o no, se trata del CEIP República del Brasil, nacionalidad de Thiago Seyboth Wild. Sin embargo, la proximidad del Estadio Manolo Santana con este centro no fue talismán para el número 63 del mundo, doblegado por un Carlos Alcaraz que, de menos a más y con paciencia, consiguió frenar el ímpetu inicial de su rival y derrotarle sin paliativos (6-3, 6-3).
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Parecía que este podía ser un encuentro trampa para el murciano, puesto que el brasileño venía de cargarse a Lorenzo Musetti. De hecho, empezó enseñando los dientes, con hasta tres aces en el primer juego y un espíritu mucho más peleón que el que mostraba Carlitos. Como declaró tras su primera victoria madrileña de 2024, la lesión que acaba de superar le obliga a ser menos impetuoso de lo que acostumbra. A día de hoy, la estrategia gana a la agresividad en su lado de la pista: tocaba no poner toda la carne en el asador demasiado rápido e ir lento, pero seguro.
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A pesar de que Seyboth Wild le fundía a ganadores y le mandaba auténticos obuses al saque, Alcaraz esperaba su oportunidad sin mayor inconveniente. Intentaba redimirse con el servicio, pero seguía costándole entrar en calor al resto. Incluso brindó una ‘caña’ al respetable y parecía que tenía que ganar el punto en numerosas ocasiones, para nada rápido. Pero el defensor del título ni se inmutó: cuando el break llamó a su puerta, se la abrió de par en par. A partir de entonces, poco o nada se supo del aspirante. El campeón había llegado por fin y el primer set cayó a su favor rápidamente. Como acabaría sucediendo con el choque en su totalidad.
Reacción de última hora en el segundo set
Seyboth Wild se había ido de la central de Madrid sin remedio. La losa era demasiado pesada como para levantarla y Alcaraz ya no dejaba entrever ni una sola fisura en su juego. Tanto es así que la actuación del jugador de El Palmar se convirtió en un auténtico monólogo durante buena parte de la segunda y definitiva manga: para bien que el ‘rosco’ dejó de ser posible, el marcador ya señalaba un 5-1 inapelable para el español.
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Pero el aplomo que le había faltado a Seyboth Wild durante la pila de juegos consecutivos que logró hilvanar Carlitos regresó en ese punto crítico para los tenistas: el cierre del partido. Fue al acercarse este de forma inexorable cuando se encontró con su particular racha positiva: juego al saque, también al resto, apuntándose su primera rotura de la tarde, y uno más sirviendo. 5-3, del paseo a la zozobra en visto y no visto.
La emoción duró hasta que Alcaraz dijo ‘basta’. “¡Vamos!”, gritaba rotundo justo antes de clasificarse para octavos de final. Un poco más tarde de lo previsto y, aun así, a toda velocidad: una hora y cuarto. En octavos, reedición de la final de 2023 con Struff. “Me he encontrado muy cómodo. Cerrar los partidos nunca es sencillo. Esos nervios llevaba tiempo sin sentirlos. Me ha costado un poco gestionarlos, pero estoy muy contento de tener otra oportunidad en la siguiente ronda”, sentenció cuando todo había terminado. Y, por cierto, le había brindado un regalo de cumpleaños inmejorable a su padre.
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Desde que juega entre los profesionales en la capital española, Carlitos presenta un récord de 14-1. Sólo Rafa Nadal, palabras mayores, ha conseguido derrotarle sobre la tierra batida de Madrid, el día de su 18 cumpleaños (2021). ¿Será capaz de llegar a los tres años sin perder aquí? Ya está un paso más cerca de conseguirlo.
