Está claro que Carlos Alcaraz es la gran esperanza del tenis español. No puede ser de otra manera cuando antes de cumplir los 21, ya había ganado dos Grand Slam (US Open 2022 y Wimbledon 2023) y ostentado el número uno del mundo durante 36 semanas. Bendecido por los expertos y el público, se desea que aún más grandes cosas estén por venir para él. Sobre todo, ahora que el testigo de Rafa Nadal está cada vez más cerca de ser cedido. Y, sin embargo, hay un aspecto de la precocidad del actual tercer clasificado de la ATP que, lejos de provocar admiración, inquieta sobremanera: lo castigado que está su cuerpo a estas alturas y cuando apenas acaba de llegar, como quien dice, a la élite.
Los problemas físicos han vuelto a ser motivo de preocupación en torno a Carlitos durante los últimos días, cuando se conoció que renuncia a jugar en Roma precisamente por ellos. Durante su paso por el Mutua Madrid Open, el doble ganador del Masters 1000 de la capital española dejó caer en varias ocasiones que no las tenía todas consigo con ese antebrazo suyo que tanta guerra viene dándole desde hace un mes. Sus peores pronósticos se confirmaron tras caer eliminado en cuartos de final ante el a la postre campeón, Andrey Rublev: había recaído y tenía que ausentarse otra vez del circuito si quería poder pensar en Roland Garros próximamente.
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El caso es que la baja de Alcaraz no es una situación excepcional. Todo lo contrario: sus lesiones están volviéndose más recurrentes de lo deseable y ya hay quienes opinan que quizá el estilo de juego que le convirtió en una estrella, habitualmente agresivo, le puede estar pasando factura. ¿Jugar tan físico tiene consecuencias negativas? Sea así o no, lo cierto es que el historial médico que atesora recién superada la veintena es reseñable. Sobre todo, por lo poblado del mismo a tan corta edad.
(JuanJo Martín/)
Todas las lesiones de Alcaraz con sólo 21 años
Tampoco se puede pasar por alto lo concentrado del parte de dolencias de Alcaraz: todas le han afectado en cuestión de escasos 18 meses. En agosto de 2021, un desgarro abdominal llevó al tenista natural de El Palmar a retirarse del US Open en cuartos de final. En Roma 2022 (mismo torneo que ahora), el tobillo le obligó a renunciar. Lo mismo le pasó de cara a las ATP Finals 2022. De nuevo, por culpa del abdominal.
Después, Carlitos no pudo ser de la partida en el Abierto de Australia 2023, a consecuencia de dolores musculares en la pierna. Una distensión de grado uno en el tendón de la corva (isquiotibiales) le llevó a perder la final de Río 2023 ante Cameron Norrie. Esta lesión le obligó a borrarse de Acapulco, con Montecarlo como siguiente evento al que no pudo acudir. Entonces, por problemas con los músculos tanto de la columna como de las manos.
Su última retirada de 2023 la afrontó en Basilea, debido a complicaciones en la parte baja de la espalda y en los pies. El tobillo volvería a darle guerra en 2024, porque tuvo que retirarse en el primer choque de Río al lesionárselo. Montecarlo, Barcelona y Roma no han podido tener en cartel a Alcaraz por dolor en el antebrazo, sin que todavía se sepa a ciencia cierta si podrá estar en París para disputar el segundo grande del curso.
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En total, tenemos: un desgarro en el abdominal; una rotura en el semimembranoso de la pierna derecha; una distensión en los músculos isquiotibiales; una artritis en la mano izquierda; unas molestias musculares en la zona de la columna; una inflamación en el pie izquierdo; una fatiga en la zona lumbar; un esguince de tobillo derecho; unas molestias en el pronador redondo del antebrazo derecho y un edema en el pronador redondo del antebrazo derecho. 10 lesiones que dan que pensar.
Si nos fijamos en Nadal, que va bien servido en esta materia, comprobamos que los percances que arrastraba cuando tenía la edad de Alcaraz eran únicamente tres: una fisura en el codo derecho (2003), una fractura en el pie izquierdo (2004) y el síndrome de Müller-Weiss (2005). Eso sí, menudo tridente, ya que el balear tuvo que parar un mes, cuatro y cinco, respectivamente, por estos males. En la actualidad, el llamado a ser su heredero en la ‘Armada’ ha tenido que resignarse a conocer también, y mucho más de lo que le gustaría, la cara más amarga del deporte.
