¿Qué cambio de estilo de vida tiene más impacto para revertir el cambio climático? La alimentación sustentable es uno de los factores clave para minimizar los efectos negativos de este fenómeno. A través de prácticas de producción, distribución, trazabilidad y consumo responsables, se puede contribuir a la mitigar la crisis climática que vive el planeta.
La deforestación, el uso excesivo de agua y la emisión de gases de efecto invernadero tienen un impacto devastador en la biodiversidad. La agricultura intensiva, la ganadería extensiva y la pesca desmedida son actividades que alteran de manera significativa los ecosistemas y su capacidad para capturar carbono.
Tanto las decisiones políticas e institucionales como cada pequeña acción de la vida cotidiana cuentan. En este sentido, la trazabilidad alimentaria es importante. ¿Por qué? Se trata de una cuestión fundamental para garantizar la seguridad y calidad de los alimentos que llegan a nuestra mesa.
La trazabilidad implica hacer un seguimiento, poder rastrear el recorrido de los productos desde su origen hasta el consumidor, un proceso que brinda transparencia sobre la procedencia y el manejo de los alimentos.
Para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), la alimentación sostenible parte de una producción de alimentos con un impacto ambiental reducido. También debe respetar la biodiversidad y los ecosistemas, ser culturalmente aceptable, económicamente justa y asequible. Además de ser nutricionalmente saludable.
La trazabilidad alimentaria, entonces, proporciona datos detallados sobre la procedencia, producción, procesamiento y distribución de productos alimenticios, lo que permite identificar posibles problemas en estos procesos.
Según definió a Infobae el ingeniero Martín Piña, director de la carrera de Ingeniería en Alimentos la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), “la trazabilidad es la historia de un producto y toda la información vinculada a él a lo largo del proceso productivo, desde en qué planta se elaboró, a qué lote pertenece, en qué día y horario y quiénes fueron las personas que intervinieron en la producción hasta cuáles fueron las materias primas que se utilizaron para elaborar ese producto”.
“La trazabilidad verificada es un proceso en el que todos los actores de la cadena agroalimentaria ganan en pos de un planeta y personas más saludables”, señaló en diálogo con Infobae Diego Hoter, CEO y co-fundador de ucrop.it, una herramienta que permite verificar los procesos productivos.
Hoter también explicó la importancia de la trazabilidad para la alimentación sustentable: “Brinda integridad desde cada lote y a escala, sobre el cuidado del planeta, las personas y del medio ambiente, y potencia al productor agrícola como el agente de cambio en la salud de los suelos, los biomas y las personas, desde el campo al mercado”.
Y agrega un dato contundente: “El 71% de los consumidores con conciencia ambiental están dispuestos a pagar más por productos que ofrezcan trazabilidad, según un reciente informe de IBM. Para las compañías que elaboran productos a partir de estos cultivos, demostrar a sus consumidores los orígenes sustentables y el impacto naturalmente positivo de los alimentos es un nuevo y creciente valor agregado”.
La plataforma de ucrop.it, a través de la tecnología Blockchain y su posibilidad de guardado criptográfico, permite que los datos sean no rastreables e ilegibles para quienes no posean permisos directos del productor sobre la información de sus cultivos.
“A finales de este año entrará en vigor la nueva Resolución de Deforestación de la Unión Europea (EUDR por sus siglas en inglés) centrada en la preservación del paisaje de producción agrícola, su naturaleza y biodiversidad. Entre otras políticas, penaliza el ingreso al bloque de materias primas producidas en tierras recientemente deforestadas o productos elaborados con ellas. El mercado agrícola global está transicionando rápidamente a “regulado” en su impacto ambiental, y las herramientas de alta tecnología para demostrar la evidencia en el cumplimiento de leyes en la producción sustentable son indispensables”, destacó Hoter.
Huella de carbono y nuevas tecnologías
Hay algo más a tener en cuenta: la huella de carbono. Se trata de un indicador ambiental que calcula la totalidad de emisiones de gases de efecto Invernadero (GEI) generados ―especialmente dióxido de carbono (CO₂)―, emitidos directa o indirectamente por un individuo, organización, evento o producto a lo largo de su ciclo de vida. Estas emisiones contribuyen al calentamiento global y al cambio climático.
“Los consumidores empezaron a tomar más conciencia de la magnitud del cambio climático y de las emisiones de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano, y le empiezan a demandar o exigir a la industria que libere la menor cantidad de CO₂ posible de la atmósfera”, agregó el ingeniero Piña.
Investigadores del Instituto de Oceanográfica Scripps de la Universidad de California, en San Diego, destacan que los niveles de CO₂ en la atmósfera han alcanzado cifras récord. “Los niveles de dióxido de carbono son ahora más de un 50% más altos que antes del inicio de la era industrial”, sostienen los científicos y señalan la urgencia de adoptar medidas conscientes en cada actividad humana y económica.
“Nuestra misión es detener el cambio climático”, dice Ajay Varadharajan, ingeniero mecánico, especialista en sistemas sostenibles por la Universidad de Michigan y empresario de sostenibilidad en EEUU.
Y continúa: “Cualquiera que haya oído hablar alguna vez del cambio climático o de la sostenibilidad sabe la terrible situación en la que nos encontramos. Ahora es el momento de actuar”.
“No tiene sentido cuidar un cultivo para reducir las emisiones de carbono mediante la siembra directa, la adopción de cultivos intermedios y mayor biomasa en el suelo, el uso responsable de fertilizantes (entre otras prácticas) si en el lote de al lado se deforesta para ganadería emitiendo más carbono que todo lo potencialmente reducido por el manejo sustentable del cultivo sobre esas tierras”, apuntó Hoter.
Piña remarcó que una de las tendencias más importantes a nivel mundial es que “en varios países se está empezando a colocar en los envases el valor equivalente del dióxido de carbono (CO₂) que se liberó a la atmósfera hasta que ese producto llegó a las manos del consumidor”.
Por su parte, Hoter detalló que “se han sumado decenas de estándares, regulaciones y demás leyes para elevar el nivel de escrutinio desde América del Norte a Europa, y hasta Australia en la producción de determinados cultivos extensivos e intensivos (soja, palma, madera, caucho, café y cacao, entre otros) para regular cómo se producen y dónde se producen, asegurando parámetros de sustentabilidad en el origen y las prácticas de manejo”.
Existen nuevas tecnologías, con enfoques innovadores, que promueven la sostenibilidad en las cadenas de suministro de alimentos, ofreciendo métodos más eficaces y transparentes para su modelado y evaluación.
Técnicas avanzadas, como el Análisis del Ciclo de Vida (ACV), el Análisis Técnico-Económico (ATE) y el Modelado Basado en Agentes (MBA), son claves para entender la sostenibilidad desde una granja, por ejemplo, hasta el consumidor final. Así, proporciona una perspectiva detallada para una evaluación integral del consumo de recursos en toda la cadena de suministro.