São Paulo venció 2-0 a Talleres de Córdoba en su enfrentamiento por el Grupo B de la Copa Libertadores, lo que resultó en que el equipo argentino terminara en segundo lugar y se clasificara a los octavos de final.
El partido se disputó en el Estadio Morumbí el miércoles 29 de mayo y estuvo marcado por un incidente al final del primer tiempo que involucró al arquero de Talleres, Guido Herrera, y a las autoridades.
El ambiente se tornó tenso cuando Herrera reclamó al árbitro colombiano John Ospina por una falta que desembocó en un penal anotado por Lucas Moura tras una repetición.
Durante el altercado, un policía brasileño golpeó con su escudo a Lautaro Morales. Según información difundida por ESPN, el arquero de Talleres se mostró consternado y afirmó que se sintieron irrespetados por las autoridades locales.
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El jugador colombiano Juan Camilo Portilla agregó que esta situación se ha vuelto una constante cada vez que un equipo argentino juega en Brasil.
“Muy caliente, dejar un precedente con la policía brasileña, nos irrespetaron mucho. Cosas que pasan en el partido entre jugadores y quedan allí. Salimos del campo y ellos nos agreden, entonces para dejar el precedente y que tengan en cuenta eso. La verdad que es una falta de respeto, nos han tratado muy mal (…) en el partido es caliente, se dicen palabras, nos rozamos, pero queda ahí. Salimos del campo y la policía de ellos agreden a un jugador nuestro y son cosas que no se pueden permitir, ni pueden volver a pasar”.
Otro de los implicados en los fuertes enfrentamientos con los agentes de Policía fue el portero Guido Herrera, que en repetidas ocasiones encaró a uno de los miembros de la Policía Federal, se encontraba en la mitad del campo de juego.
El guardameta al finalizar el encuentro se refirió a lo sucedido y acotó otras situaciones parecidas: “Me llamó la atención con la frialdad que lo hicieron, pero siempre es lo mismo, cada vez que los equipos argentinos vienen acá se van de esta manera y los protagonistas de la fiesta del fútbol son otros”.
El colombiano Juan Camilo Portilla y Lautaro Morales se vieron obligados a comparecer ante las autoridades de São Paulo, después del partido, y pagaron una multa de 10 mil reales, lo que equivale a 7.5 millones de pesos aproximadamente cada uno.
Tras el incidente, Talleres pudo salir sin problemas del Morumbí y regresar a Córdoba. El encuentro con las autoridades se debió a un altercado ocurrido tras finalizar el partido. Pese a la situación, los jugadores lograron resolver el inconveniente, evitando mayores repercusiones y permitiendo que el equipo argentino retornara rápidamente a su ciudad.
El representante del São Paulo, César Saad, explicó que el incidente comenzó cuando “los deportistas fueron a quejarse ante el árbitro” y la situación escaló rápidamente. La Policía Militar intervino protegiendo al árbitro con sus escudos, lo que provocó una reacción del portero, quien afirmó haber sido tocado por uno de estos escudos. Al finalizar el partido, el portero suplente insultó a los oficiales que escoltaban al árbitro, lo que llevó a su detención, según relató O’Globo.
Saad también detalló que otros miembros del equipo testificaron los hechos, incluyendo otro deportista que insultó a los policías dentro del terreno de juego: “Los deportistas fueron a quejarse ante el árbitro. Como siempre sucede aquí, la Policía Militar brindó protección al árbitro. Se nota que el árbitro retrocedió un poco, los policías crearon una barrera con sus escudos y el portero empezó a quejarse de que el escudo lo había tocado. Al final del partido, nada más sonar el pitido final, el portero suplente pasó junto al trío de policías que escoltaban al árbitro, los mismos que se encontraban allí en el descanso, y les lanzó insultos. Otros policías y otras personas presenciaron esto. En el campo, otro deportista también insultó a la policía. Fueron detenidos en el vestuario y llevados a Jecrim”.