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Angie Landaburu: “Grabar con Daddy Yankee fue la peor experiencia de mi vida”

Angie Landaburu es una destacada modelo, influencer y empresaria conocida por su estilo en el segmento de lujo y moda. Colaboró con marcas internacionales, como Chanel, Zimmermann y Michael Kors; y ha lanzado varias colecciones de moda, incluyendo ropa y accesorios para marcas locales.

Con más de 2 millones seguidores en Instagram, se ha convertido en una figura clave en el mundo de la moda y las redes sociales tanto en Argentina como en el ámbito internacional.

Su carrera como creadora de contenido la llevó a establecerse unos años en Miami, donde participó en eventos de alto perfil, como Art Basel y el Latin Fashion Summit, entre otros.

“Volví a vivir en Argentina hace un año y medio. La agencia que me representa es internacional, con sede en Francia. Tengo proyectos acá, pero la mayoría de los trabajos son en el exterior así que voy y vengo”, explicó Angie.

Angie Landanburu - Casino del Pollo Alvarez
“En lo que yo llamo mi segunda etapa laboral, quiero dedicarme al arte”, confesó Angie. (Gastón Taylor /)

DY

Como modelo, uno de los trabajos de Angie es la publicidad. Al ser parte de una agencia internacional, se le presentan posibilidades para comerciales de todo el mundo, ya sea para convertirse en la figura de reconocidas marcas o para interpretar papeles junto celebrities. ¿Cuáles son los pasos a seguir para ser elegida y qué dificultades encontró en ese camino?

Pollo: — ¿Con qué marca o celebridad a nivel mundial trabajaste que dijiste: “Listo, llegué”?

Angie: — Hice un comercial mundial con Daddy Yankee. Fue muy graciosa esa anécdota porque cuando hago el casting y me llaman, siempre me decían: “Es con una celebridad internacional”.

Pollo: — ¿Dónde vivías en ese momento?

Angie: — En Miami. Me llama mi agencia y me dice: “Buscan una chica con estas caracterizas: una chica latina, pero que parezca europea”. Yo soy recontra argentina como hablo, como me muevo, pero tengo cualidades de algunos países europeos. Cuando fui pasando algunos castings, me decían: “Es para trabajar con una figura internacional de la música”, después me dijeron: “Figura de la música latina”. Yo estaba segura que era Maluma, que estaba en auge en ese momento. Yo le decía a mis amigas voy a filmar con Juan Luis. Pero un día antes me revelan el nombre y los cantantes tienen un nombre que nada que ver a su nombre artístico y lo googleo y era Daddy Yankee.

Pollo: — ¿Te bajoneaste con eso?

Angie: — No, pero Daddy Yankee es más de una generación anterior a la mía.

Pollo: — ¿Y qué hicieron?

Angie: — En el comercial hacíamos de James Bond y de la novia. Interpretábamos los personajes en versión latina: lentes de sol, autos…

Pollo: — ¿Y es copado Daddy Yankee?

Angie: — No. La peor experiencia de mi vida.

Pollo: — ¿Cuándo lo conoces, directo en el set?

Angie: — Sí. Yo llegué sola como una pichi. Él llegó con un montón de gente, que me parece perfecto. Era como una casa y nos dividen una parte para él y otra para mí. Pero yo estaba solita ahí, hablando con mi mamá. Cuando firmo el contrato, que era mi primer comercial así tan grande, me dicen: “No podés hacer contacto visual con él”. Y yo entre que no soy Andrea del Boca actuando, porque me defiendo pero no es mi dote, estaba muy nerviosa porque en un momento me hacía dar una vueltita y cuando yo giraba, ¿cómo hacía para no hacer contacto visual?

Pollo: — ¿Pero lo decía así de explícito el contrato?

Angie: — Sí, decía no se puede hacer contacto visual con la figura tal. Tenías que hablar con el director, como triangular la comunicación. Es bastante común en las grandes figuras. Creo que con Madonna tampoco podés tener contacto visual.

Pollo: — ¿Por qué terminó siendo una mala experiencia?

Angie: — Las horas de grabación son muchas. Vos ves un comercial de 30 segundos, pero lo grabás 18 horas. Era difícil. Cortaba muchas veces el set, todo el tiempo. También por contrato no se podían referir a él como Daddy Yankee sino como DY. Yo igual no podía hablarle directo a él, le tenía que hablar al director y el director le decía a él. En una escena que el teléfono para el que hacíamos la publicidad se moja la habremos grabado tres horas y en un momento había que tirar del brazo derecho y, por ahí, sin querer me agarraba del izquierdo y yo pensaba: “No le digas nada, no lo mirés”. Era un montón.

Angie Landanburu - Casino del Pollo Alvarez
Angie sobre sus inicios como creadora de contenido: “Mi papá no entendía muy bien qué eran las redes sociales y por qué me pagaban” (Gastón Taylor /)

Pollo: — ¿Después mejoró la relación o quedó ahí?

Angie: — No, pero igual para mí ninguna experiencia laboral es mala porque es aprendizaje porque no es que me trató mal. Simplemente hubo consignas que había que respetar. Yo tomo la experiencia buena y eso me permitió ir a los Billboards porque esa publicidad se presentó ahí.

Pollo: — ¿Hace cuántos años fue esto?

Angie: — Hace tres años.

Pollo: — Si te llaman mañana, ¿volverías a trabajar con él?

Angie: — Sí, obvio. Yo puedo trabajar con cualquiera. No me lo tomo personal.

El primer sueldo

Las experiencias laborales dejan huellas, pero la primera ganancia obtenida de un empleo es especialmente significativa, ya que generalmente se da en la juventud y acerca a concretar los deseos. Angie recordó qué hizo con el ingreso que recibió por su primer trabajo como influencer.

Pollo: — ¿Es verdad que con tu primer sueldo te compraste una obra de arte?

Angie: — Sí. Mi primer sueldo grande, que fue cuando dije: “Esto de influencer viene en serio”. Fue con Loreal que me habían dado un contrato de un año. Mi familia es una familia de abogados super serios, tradicionales y me acuerdo que le llevé el contrato a mi papá. Y mi papá no entendía muy bien que eran las redes sociales; y baja el contrato y me pregunta: “¿Pero por qué te pagan? ¿Qué es lo que hacés? Yo tenía 19 años. Y junté toda esa plata y me compré una obra.

Pollo: — ¿De qué?

Angie: — De un artista argentino. A mí me encanta el arte, me apasiona desde siempre. En mi casa siempre se habló de tres cosas: de poder de ahorro, de arte y de valores. Es una familia en la que se habla mucho de los valores, de hacer el bien. Me gusta mucho el arte. En lo que yo llamo mi segunda etapa laboral, quiero dedicarme al arte.

Pollo: — ¿Curaduría?

Angie: — Curaduría, comprar, vender, aconsejar. Por ejemplo, a mis amigas desde chica siempre les dije inviertan en arte y les señalaba artistas. Las volvía locas. Al principio me decían que era una chiflada, pero fueron comprando y la verdad es que es una buena inversión.

Pollo: — ¿Vas a subastas?

Angie: — Sí, soy fan. Hay en muchas galerías de arte. Yo tengo un papá grande, soy hija de un tercer matrimonio, somos 6 hijos y yo soy la frutillita del postre, la más chica. Mi papá no me llevaba a actividades de niños, me acuerdo que me llevaba a las subastas de arte, me hacía agarrar unos catálogos y anotar los precios de cuánto se remataban las obras. Imaginate yo tenía 6 años. No era el plan, pero iba escuchando los nombres de los artistas y un poco me iba auto enseñando sobre ese mundo.

El juego del millón

El Pollo invitó a Angie a comprar todo lo que desee con una valija llena de dólares. El único requisito es que el dinero no puede ser guardado o donado, sino que tiene que utilizarlo por completo en una sola compra o en varias. ¿Qué eligió?

Pollo: — ¿En qué lo gastarías?

Angie: — La mitad, o sea 500 mil dólares, compraría títulos de deudas de nuestro país o de empresas argentinas.

Pollo: — ¿Bonos? ¿Por qué?

Angie: — Sí, creo que es importante tener una cuota de esperanza de invertir en el país y en el futuro; y creo que también es una gran renta.

Pollo: — ¿Comprarías títulos argentinos con la esperanza de que estos 500, mañana se conviertan en 600?

Angie: — Sí, renta. Apuesto por el país.

Pollo: — ¿Conocés de la bolsa?

Angie: — Conozco un poco sobre bonos, me gusta.

Pollo: — ¿Sos de comprar más allá de esta plata y el juego?

Angie: — Sí.

Pollo: — O sea que conocés los bonos que van y los que no van.

Angie: — Consulto mucho con mi familia. Mi familia es una casa en la que se habló de esto.

Pollo: — ¿Y con el resto? ¿Qué harías?

Angie: — Buscaría socios e invierto en potenciar la moda argentina en el mundo.

Pollo: — ¿Y cómo se potencia? Dame un ejemplo.

Angie: — Abriría la posibilidad de que los argentinos puedan exponer sus diseños al mundo. Por ejemplo, que en el Festival de Canes los diseñadores argentinos puedan vestir a celebridades mundiales.

Pollo: — ¿No te compras un auto?

Angie: — No.

Pollo: — ¿Tenés auto?

Angie: — Sí.

Pollo: — ¿Te interesa?

Angie: — Sí. Tengo cuatro hermanos varones así que entiendo bastante de autos. Pero no me saca el sueño.

Pollo: — ¿Cuál te gustaría?

Angie: — ¿Para Argentina? Un auto tranqui. Podría ser un Volkswagen, algo más tranca.

Pollo: — ¿Y para afuera? Miami, por ejemplo.

Angie: — Algo más potente. Me compro un Bentley descapotable.

Pollo: — Son muy caros. Como 300 mil…

Angie: — Pero en Miami sale la mitad y lo pagás en cuotas.

Angie Landanburu - Casino del Pollo Alvarez
“Es importante tener una cuota de esperanza de invertir en el país y en el futuro”, expresó Angie. (Gastón Taylor /)

Pollo: — ¿Relojes? ¿No te compras?

Angie: — Ahora me gustan más los relojes antiguos.

Pollo: — ¿Rolex? ¿Cartier?

Angie: — Me gustan más relojes vintage.

Pollo: — Yo dije marcas que todos conocen y que están en el mercado, hay otras por fuera…

Angie: — No sé si están fuera del mercado, pero no son relojes tan comerciales.

Pollo: — Por ejemplo, relojes que yo los veo y no los conozco, pero el que sabe los identifica.

Angie: — Claro. Es lo lindo eso. Igual, no solo para los que saben. Yo pienso que el ojo se acostumbra a lo que uno quiere ver. Yo viví cuatro años en Miami y el primer año era todo mucho: mucho logo, marca, mucho auto…

Pollo: — ¿Y hay que ir a menos?

Angie: — Para mí siempre hay que ir a menos.

El futuro laboral

Ingresar al mundo de las marcas ABC1, aquellas que apuntan al sector socioeconómico alto, no es sencillo. Sin embargo, con el paso de los años, Angie logró consolidarse en ese espacio, no solo como modelo, sino también como influencer. “Siempre me enfoqué en trabajar en ese segmento siendo auténtica y real”, confesó.

“Cuando yo empecé me decían: ‘¿No querés ir a tal programa o responderle a tal persona algo que dijo?’ y la verdad que no porque no era a lo que apuntaba. Yo siento que mi camino pudo haber sido despacio, porque estoy trabajando hace casi 10 años, y siempre estuvieron disponibles los atajos, me decían: ‘Metele en la tele, peléate con alguien y te hacés conocida’, pero nunca fue mi camino”, reconoció.

Ante la consulta del Pollo sobre la posibilidad de conducir un programa, Angie aclaró que “depende del tipo de proyecto”. “Un programa de televisión que hable de otras personas, no, pero si se trata de hablar sobre ideas, sí”, concluyó.

Mirá la entrevista completa:

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