Los vecinos de lo pueblos de Navarra y Aragón próximos a las Bardenas Reales debieron soportar, en los últimos días de mayo, hasta 14 horas de bombardeos en una misma jornada. Y es que este Parque Natural y Reserva de la Biosfera alberga el único campo de tiro en el que los aviones del Ejército del Aire y del Espacio pueden realizar adiestramientos con fuego real. En lo que va de año, los habitantes de las poblaciones al sur de la comunidad foral, como Tudela, Corella, Arguedas y Valtierra, han padecido 27 días de prácticas que, afirman, generan grandes molestias y trastornos.
“El polígono militar lleva ahí más de 70 años. Yo tengo 30, así que toda mi vida he escuchado tanto las bombas como los aviones. Es algo ya habitual”, explica a Infobae España Edurne León, vecina de Tudela, quien asegura que hay días en los que “tiemblan los cristales de las ventanas” por culpa de las explosiones. “Esta primavera, desde marzo hasta ahora, ha habido más prácticas que el año pasado”, detalla.
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En Corella, según ha podido saber este diario, esta última semana los aviones comenzaban su despliegue a partir de las 10:00 horas, y los habitantes del pueblo aseguran que las explosiones sónicas -el ruido que hace una aeronave al romper la velocidad del sonido- se han incrementado de manera considerable en los últimos meses. “Parece que han puesto una bomba en nuestras casas”, denuncian.
Precisamente, sobre este malestar de los vecinos preguntó esta semana en el Congreso la diputada de EH Bildu Bel Pozueta a la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien aseguró que las maniobras en las Bardenas se llevan a cabo “con la máxima precaución y seguridad”, y sostuvo que el Ejército del Aire continuará con sus despliegues en la zona. “Nosotros lo que planteamos es el desmantelamiento del polígono”, explica Pozueta a Infobae España.
La diputada de la formación abertzale sostiene, además, que las Bardenas son utilizada con frecuencia por fuerzas de la Alianza Atlántica. “Navarra dijo no a la OTAN en el referéndum del 86 y el propio Parlamento navarro ha vuelto a refrendar ese posicionamiento en muchas ocasiones. No tiene sentido que la mayoría de la población navarra esté en contra de la OTAN y, en cambio, le estemos ofreciendo un campo de tiro”, argumenta.
Arrendamiento por 14 millones
En 2008, con Carme Chacón como ministra, Defensa y la Comunidad de Bardenas Reales acordaron extender el uso del polígono militar por otros 20 años a cambio del pago anual de 14 millones de euros, que se reparten entre las llamadas Entidades Congozantes -19 ayuntamientos, dos valles y un monasterio-, un dinero que para Bildu no es otra cosa que una “compra de voluntades”. “Al ser pueblos pequeños, este aporte económico les supone poder responder a necesidades prioritarias, como obras que desde el Gobierno de Navarra no se financian, o los gastos de las fiestas patronales. Entonces, estos aportes hacen que los pueblos no planteen directamente el desmantelamiento del polígono”, explica Pozueta.
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Sin embargo, desde hace 34 años se lleva adelante, cada primer domingo de junio, una manifestación que exige el cierre definitivo del campo de tiro de las Bardenas. “Sólo paramos durante la pandemia”, dice a Infobae España Milagros Rubio, miembro de la Asamblea Antipolígono. Rubio señala que estas prácticas aéreas no sólo perturban a los vecinos de la zona, sino que también suponen un perjuicio para, por ejemplo, la fauna de esta Reserva de la Biosfera. “Vemos una incongruencia que en la época de nidificación de aves, en primavera, se cierra el paso a la gente y a los turistas, pero que esos mismo días pueda haber bombardeos en el polígono de tiro”, señala.
Dentro de cuatro años, en 2028, vence el acuerdo entre el Ministerio de Defensa y la Comunidad de Bardenas Reales, y la decisión de prolongar o no recaerá exclusivamente en este último ente que, de acuerdo a Noemí Solanas, del colectivo Bardenas Ya, “no tiene un funcionamiento democrático” y se queda con una parte importante de los 14 millones de euros que paga el Ministerio, dado que cada una de las 22 Entidades Congozantes percibe sólo 400.000 euros (8,8 millones en total).
“Es un ente medieval tardío en el que, incluso, uno de sus representantes es un monje”, afirma Solanas, quien sostiene que tampoco está claro el proceso de renovación de sus autoridades. El actual presidente de la Comunidad es, desde 2016, José María Agramonte Aguirre, vinculado a Unión del Pueblo Navarro, quien ocupa el cargo tras el suicidio de su predecesor.