El ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, ha asegurado este viernes que “España no es un país racista” y se ha negado a aceptar que la inmigración sea el principal problema ni de los españoles ni del resto de sociedades occidentales.
“No voy a aceptar esa premisa me voy a negar a aceptarla porque todo el tiempo que estamos hablando sobre migración no estamos hablando de vivienda, de justicia fiscal, de que quien más tiene pague más y no estamos hablando de ampliar los derechos sociales o de pagar los permisos de conciliación a las familias españolas”, aseveró en declaraciones a los medios antes de tomar parte de los actos de la ‘XVII Cumbre de Cotec Europa’.
Así, habló de “la situación que está viviendo Canarias ahora mismo” para pedir “solidaridad”, aprovechando para culpar a la “derecha y la ultraderecha” de ser los que están “bloqueando” la solución en el último año.
“España es un país comprometido con los derechos humanos, es un país solidario, es un país que aspira a la justicia social y no es ese país tenebroso temeroso y racista que quieren dibujar algunos”, apuntó.
Para Bustinduy, España ha demostrado “en incontables ocasiones que es una sociedad generosa, solidaria, inclusiva, que acoge”, culpando de la consideración de la inmigración como problema al “tratamiento político, informativo y en la esfera pública que se le está dando a la realidad de la migración”.