El lunes 16 de septiembre, Barranquilla fue sorprendida por un fuerte vendaval acompañado de lluvias, que afectó más de 50 puntos de la ciudad. Mientras tanto, el país enfrenta una situación crítica con incendios forestales que se propagan en varias regiones. Según la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), 20 incendios forestales están activos en seis departamentos, y aunque se controlaron ocho, más de 19.000 hectáreas de tierra fueron afectadas.
En respuesta a estos eventos climáticos, la Alcaldía de Barranquilla emitió recomendaciones a los ciudadanos para prevenir desastres en caso de que se presenten nuevos vendavales, dada la posibilidad de condiciones climáticas similares en los días siguientes. El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) advirtió sobre la variabilidad climática que está afectando al país.
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Ghisliane Echeverry Prieto, directora del Ideam, ofreció una explicación sobre las causas detrás de este inusual clima. En primer lugar, señaló que el fenómeno de El Niño, que incrementa las temperaturas y reduce las lluvias, concluyó en mayo, lo que coloca al país en una fase neutra. Sin embargo, aunque se espera que el fenómeno de La Niña, que aumenta las precipitaciones, se consolide en los próximos meses, este aún no está generando efectos significativos.
Los incendios forestales afectan a los departamentos de Huila, Cauca, Tolima, Nariño, Boyacá y Norte de Santander, donde las altas temperaturas persisten. Septiembre históricamente es un mes con pocas lluvias, pero otros factores, como el cambio climático y la oscilación de Madden & Julian, están generando un aumento en las temperaturas. Este fenómeno meteorológico afecta a varias regiones del país, especialmente en la Orinoquía y la Amazonía, donde se registra un déficit de lluvias.
Otro elemento relevante es la ubicación de Colombia en la zona de confluencia intertropical, donde una banda de nubes puede generar lluvias dependiendo de su ubicación. En la actualidad, estas nubes están situadas al norte del país, lo que explica las lluvias en la región Caribe, mientras que el sur sigue padeciendo sequías e incendios forestales.
El Ideam estima que estas condiciones climáticas mixtas se mantendrán hasta abril de 2025 en regiones como la Orinoquía y la Amazonía, por lo que se deben tomar medidas urgentes para proteger los recursos hídricos, la flora y la fauna, debido al riesgo elevado de incendios. La llegada del fenómeno de La Niña afectará más al norte del país, sin garantizar suficientes precipitaciones para las zonas afectadas por la sequía en el sur.
Recomendaciones para el clima
En climas tan variables como los que se presentan actualmente en Colombia, con sequías extremas en algunas regiones y fuertes lluvias en otras, es fundamental que tanto las autoridades como la población tomen medidas preventivas y de adaptación para minimizar los riesgos y el impacto de estos fenómenos. A continuación, algunas recomendaciones generales:
Para las zonas afectadas por sequías:
- Uso eficiente del agua: reducir el consumo y evitar el desperdicio. Implementar técnicas de recolección de agua de lluvia donde sea posible, y utilizar sistemas de riego eficientes en zonas agrícolas.
- Cuidado de la vegetación: mantener la cobertura vegetal ayuda a reducir el riesgo de incendios forestales. Evitar quemas agrícolas, especialmente en temporadas secas, es crucial para prevenir la propagación de incendios.
- Monitoreo de recursos hídricos: las autoridades deben vigilar constantemente los niveles de los embalses y ríos para evitar desabastecimiento y gestionar adecuadamente el agua disponible.
Para las zonas con lluvias intensas y vendavales:
- Limpieza de desagües y alcantarillas: mantener libres de escombros los sistemas de drenaje para prevenir inundaciones urbanas.
- Refuerzo de estructuras: verificar el estado de los techos, ventanas y otras partes de la infraestructura para evitar daños causados por vientos fuertes.
- Evacuación y refugio seguro: en caso de tormentas fuertes o vendavales, es importante que la población se mantenga informada a través de las alertas oficiales y, de ser necesario, evacuar las zonas de riesgo.
En ambos casos, la preparación comunitaria y una comunicación constante con las autoridades locales son fundamentales para reducir el impacto de estos fenómenos climáticos.