Perder a un animal de compañía es una experiencia profundamente dolorosa. Estos compañeros leales no solo ofrecen su amor incondicional, sino que también se convierten en parte fundamental de la rutina diaria. Cuando fallecen, se debe enfrentar la tristeza de su ausencia, y el duelo puede ser tan intenso como el que se siente por la defunción de un ser querido humano.
El proceso de aceptación puede ser complicado, ya que a menudo la sociedad minimiza el dolor asociado con el fallecimiento de un animal de compañía. Es esencial reconocer y validar este sufrimiento, sentir el dolor y recordar los momentos felices compartidos. Expresar los sentimientos puede ayudar a sanar, mientras se busca consuelo en las memorias y el amor que dejaron.
En un nuevo capítulo de Data Animal, el psicólogo especializado en Antrozoología, Marcos Díaz Videla, contó los obstáculos que se deben superar a la hora de atravesar el período de luto, y también describió la manera en la que los animales pueden reaccionar ante el fallecimiento de un humano querido.
-¿Qué pasa cuando ya no tenemos con nosotros a nuestros animales de compañía?
-Yo te voy a proponer que hagamos un experimento mental. Te voy a proponer que te imagines que hoy a la noche, cuando te vas a dormir, un suceso muy extraño pasa en tu casa, de manera tal que tu animal de compañía, todo rastro de él y hasta su recuerdo desaparece. ¿Qué es lo primero que notarías de extraño al despertar?
-Son lo primero que siento al lado mío cada vez que me despierto, porque duermen conmigo. Así que ya al abrir los ojos sería totalmente extraño para mí.
-¿Y cómo seguiría ese día?
-No lo puedo ni imaginar. Porque son mi día a día constantemente, mi hora a hora. Ya imaginarme que no son eternos y que en algún momento esto tiene que pasar es durísimo.
-Bueno, hay muchos aspectos de tu organización, ya desde que te despertás hasta las primeras cosas que haces, que tienen que ver con ellos. Entonces, cuando no tenemos más a nuestros animales, se experimenta un desajuste que tiene que ver con lo emocional, con la organización, con las rutinas. Y a eso vos le tenés que sumar además todas las reacciones emocionales de luto, porque a diferencia del experimento, la pérdida ahí sí es consciente. Entonces es más intensa todavía.
El experto afirmó que lo que se experimenta al perder a un animal de compañía es un duelo. Sin embargo, explicó que no todos lo atraviesan de la misma manera: “No todas las personas establecemos el mismo tipo de relaciones con los animales, entonces va a haber personas para las cuales perder a su animal va a ser un evento muy estresante, y va a haber otras para las que no va a tener tanta significación. El punto es qué tipo de vínculo establecieron previamente”.
Díaz Videla comentó que este hecho es similar al que surge con respecto a las relaciones humanas, en las cuales la reacción va a depender de la existencia previa de un vínculo emocional. “El duelo es una respuesta normal, es adaptativa, nos ayuda a ajustarnos después de una pérdida significativa y en ese sentido poco importa si esa pérdida es de un humano o de un animal”, señaló.
-Y si fuese al revés, ¿si ellos nos pierden a nosotros?
-Bueno, los animales sociales, como es el caso de los perros, establecen vínculos superestrechos con otros animales y también con humanos. Así que cuando esos vínculos se rompen, experimentan algunas respuestas que incluyen decaimiento, pérdida de apetito, inhiben conductas de juego, buscan más atención o incluso buscan estar en los lugares donde compartían con su ser querido.
Con respecto a este comportamiento en otros animales, agregó: “Se vio en muchas especies animales, incluyendo delfines o urracas, más allá de otros primates como los humanos, que desarrollan algunos rituales mortuorios o están en torno al cuerpo del animal fallecido, o lo exploran, como es el caso de los elefantes, que hacen como unas reuniones fúnebres que se parecen mucho a nuestros velorios, donde prestan mucha atención y cuidado hacia los restos del fallecido”.
-¿Sentís que en algún momento los humanos o la sociedad va a aceptar que para nosotros, los amantes de los animales, es muy fuerte la pérdida de nuestro animal de compañía?
-Yo creo que estamos en un buen camino, pero todavía falta. Las investigaciones lo que te muestran es que la mitad de las personas te dice que siente que socialmente su pérdida no fue reconocida. Esto es lo que se conoce como duelo silenciado o duelo privado de derecho, donde la gente siente que no tiene derecho a sentirse como se está sintiendo. Entonces inhibe las respuestas de rituales de luto que ayudan a la elaboración.
Las consecuencias de esta desestimación por parte de la sociedad pueden ser el aislamiento y los sentimientos de vergüenza, lo cual empeora el estado emocional de la persona que perdió a su animal de compañía.
“Pensemos que hoy en día no tenemos laboralmente derecho a tomarnos ni un día cuando fallece un animal de compañía, cuando sabemos que aceptar la pérdida, normalizarla y validarla es lo que ayuda a la gente a elaborarla de manera sana”, consideró el psicólogo.
-Cuando estamos en ese proceso, ¿qué podemos hacer para que sea un poquito más liviano ese duelo?
-Algo que se recomienda mucho es desarrollar rituales de luto, que lo que hacen es validar los sentimientos y también brindar un reconocimiento social de estos sentimientos. Entonces podemos desarrollar un entierro donde invitemos a las personas que compartieron con ese animal. Podemos esparcir las cenizas de ese animal en algún lugar donde ese animal haya sido feliz, o imprimir una foto y colocarla en un lugar importante de la casa, o quizá algo más idiosincrático de cada familia, puede haber una cena en honor o para homenajear a ese animal donde cada uno cuente una aventura de ese animal.
Además, Díaz Videla aconsejó asistir a grupos de apoyo para quienes están atravesando el duelo por muerte de los animales y la psicoterapia, en caso de que surjan complicaciones. “Otra cuestión que es muy importante es poder contar con información clara y que no queden dudas acerca de lo que sucedió con el animal. Así que muchas veces se puede recomendar tener una consulta con un veterinario, aun sin el animal”, subrayó el especialista.
-En los animales la eutanasia es legal. Cuando nosotros tenemos que eutanasiar a nuestro animal, ¿es un poco más leve ese proceso de duelo, de aceptación?
-Depende del caso. En algunos sí, por ejemplo, cuando el animal tenía una enfermedad terminal, y en otros no, puede incrementar la respuesta de tristeza, de ira y de culpa. Los casos donde ayuda a atenuar los síntomas negativos del duelo tienen que ver con cuando las personas entendieron que tomaron la decisión correcta para evitar que el animal sufriera más. Y los casos en los que agrava la sintomatología tienen que ver con situaciones donde hay dudas o donde hay mucha incertidumbre sobre la decisión. Donde la decisión no fue tomada de manera unánime por todos los miembros de la familia o las situaciones donde la decisión se tomó a partir de que no había recursos como para poder asistirlo o ayudarlo al animal.
-¿Cómo podemos nosotros, desde nuestro lugar, acompañar a una persona que está llevando adelante el duelo por su animalito de compañía?
-En el caso de los niños es recomendable siempre decirles la verdad. A los chicos no se les miente sobre lo que pasó, se les cuenta con un lenguaje acorde a lo que ellos pueden entender, sin entrar en detalles innecesarios, pero se les dice la verdad y se les explica que ellos no tuvieron la culpa y que se hizo todo lo posible con los recursos que había para asistir y ayudar a ese animal. Y en el caso de los adultos, lo que necesitamos es validación. Necesitamos que alguien nos entienda o por lo menos que no niegue cómo nos sentimos. A veces en el afán de querer ver a la otra persona bien le decimos “no te sientas mal”. La persona se siente mal.
El psicólogo resaltó la importancia del acompañamiento y la contención: “De lo que se trata es de acompañar sin pedirle nada a cambio. Simplemente, estamos. Como hacen nuestros animales cuando nos acompañan. Ellos están, nos brindan un acompañamiento consistente, están disponibles para nosotros y no nos piden nada”.