Llega el verano y con él, el calor empieza a apretar. Las altas temperaturas hacen que las ganas de pasar tiempo entre fogones se reduzcan. Así, las frutas y verduras se convierten en el mejor aliado para completar la dieta entre los meses de junio y septiembre. Por su parte, la Fundación Española de Nutrición (FEN) ha destacado a este producto como una importante fuente de vitaminas y minerales. De igual modo, también se caracteriza por su alto contenido de agua y por su bajo aporte calórico.
Durante el verano el melón alcanza su mayor número de ventas, ya que esta temporada coincide con su tiempo de maduración. De esta forma, su sabor dulzón y su particular aroma se hacen con el protagonismo de la mesa a la hora del postre. No obstante, a pesar de ser un producto muy popular entre los comensales, lo cierto es que tienda a ponerse malo muy rápidamente. Por ello, es importante conocer todos los trucos que existen para su conservación.
Cómo conservar el melón en buen estado
Para intentar ampliar al máximo la vida útil del melón es fundamental realizar una buena selección de la pieza en la frutería. Para ello, es recomendable optar por aquellos que tengan una piel firme, sin grietas ni manchas blandas. Además, es importante verificar que emitan un aroma dulce y agradable en el extremo opuesto al tallo. Estos indicadores aseguran que la fruta esté madura y lista para el consumo. En caso de comprar un melón que aún no esté listo para ser consumido, lo mejor es guardarlo a temperatura habiente hasta que alcance el punto de maduración deseado.
Una vez en casa, la clave para conservarlo es saber que la exposición al calor y a la humedad aceleran su proceso de maduración. De esta forma, el melón hay que almacenarlo en un lugar fresco y seco. En cuanto a la temperatura, se recomienda mantenerla entre 3,5°C y 5ºC para evitar que la fruta se congele. Por tanto, la nevera es el lugar perfecto para su almacenamiento. Una vez abierto, el melón debe ser consumido en un plazo máximo de tres a cuatro días.
El truco definitivo
Para conservar el melón en verano y prolongar su frescura, es recomendable utilizar un envoltorio de plástico. Cuando el melón esté maduro, hay que cortarlo en trozos. Pueden ser de cualquier tamaño. Si son grandes, lo mejor es envolverlos en plástico transparente y en caso de que sean más pequeños, hacerlo en un recipiente hermético. Es fundamental asegurarse de que el envoltorio o el recipiente estén bien sellados para evitar que el etileno, una hormona de maduración producida por la fruta, escape. Al mantener el etileno atrapado, se ralentiza el proceso de maduración, reduciendo la exposición del melón a esta hormona y a la de otras frutas cercanas.
Por otro lado, si se corta un melón entero por la mitad y se desea conservar, lo mejor es dejar las semillas en su interior antes de envolver cada mitad en film transparente. Esto puede ayudar a mantener la humedad adecuada.