El pay de limón es un postre clásico para degustar en reuniones familiares, pues su sabor es excelente para después de comer. Esta receta es un giro novedoso de la versión clásica, además de ser perfecta para mitigar el calor.
Uno de los componentes principales de esta receta es la leche evaporada, que es leche fresca a la que se le ha extraído agua mediante un proceso de evaporación. Este ingrediente proporciona nutrientes esenciales, además de una fuente importante de energía alimentaria, proteínas de alta calidad y grasas, como calcio, magnesio, riboflavina y vitamina B12, según la Organización de las Naciones Unidas.
Otro ingrediente son las galletas maría, compuestas principalmente de carbohidratos, fuente importante de energía; también contienen grasas que, aunque puedan ser de origen vegetal, se comportan como grasa saturada y en exceso puede aumentar los niveles de colesterol en la sangre, también contienen azúcares y sal, de acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
Si se busca hacer un postre más saludable es preferible optar por leche evaporada light, galletas bajas en azúcares, grasas o integrales. Para ello, es importante comparar marcas en supermercados y poner atención a los etiquetados, contenido neto del producto, tabla nutrimental del producto e ingredientes.
Cómo preparar el helado de pay de limón
Ingredientes
1 paquete de galletas maría
2 sobres de gelatina de limón
2 latas de leche evaporada
200 gramos de mantequilla
2 tazas de agua
Preparación
- Muele las galletas y mezcla con la mantequilla derretida.
- Coloca la pasta suave en un refractario.
- Prepara la gelatina de acuerdo con las instrucciones del paquete y deja enfriar un poco.
- Bate en licuadora la gelatina con la leche evaporada hasta que haga espuma.
- Vacía en el molde que se preparó con las galletas.
- Mete al refrigerador hasta que acabe de cuajar, no al congelador.
- Sirva bien frío.
¿Cuál es la historia del helado?
De acuerdo con información de Larousse Cocina, los orígenes del helado se remontan al siglo XXI a.C., donde la élite china consumía un postre hecho a base de jarabe congelado, frutas y miel, desde el año 400 a.C. los persas crearon dos postres congelados llamados faloodeh y Sherbet gracias a un método de refrigeración llamado yakhchal, que consistía en una edificación en forma de cono donde se almacenaba hielo obtenido de las montañas.
El uso del hielo y la nieve se extendió por Europa en el siglo IV a.C Carlos Magno almacenaba nieve y se mezclaba con vino, leche y jugo de frutas endulzadas con miel.
Fue hasta 1660 que Francesco Procopio popularizó la venta de jugos de frutas congelados en París y doce años después perfeccionó una máquina para producir helado.
Nancy M. Johnson patentó la primera máquina para hacer helados en 1843, esta máquina utilizaba un método de enfriamiento que combinaba hielo y sal para obtener una temperatura perfecta para crear helados suaves y eliminaba el esfuerzo que se necesitaba para remover manualmente la mezcla.
En México fue introducido por la conquista, gracias al contacto de España con la cultura árabe. En la nueva España existía una figura llamada “estanco”, que se refería a aquello que no era de nadie, únicamente propiedad del rey. Entre estos bienes se encontraba el hielo de las montañas, por lo que fue hasta 1822 que la población puede hacerse de hielo y nieve proveniente del Popocatépetl y del Iztaccíhuatl.
Gracias a la primera fábrica del hielo creada en 1865 se facilitó el proceso de obtención de este material y se impulsó la industrialización del helado. Una de las neverías más antiguas que se encuentran en México y siguen en funcionamiento es la heladería La Especial de París, fundada en 1921.