Steve Jobs, el ex director ejecutivo y fundador de Apple, dejó un legado en el mundo de la tecnología que va más allá de sus innovaciones en dispositivos electrónicos.
Es ampliamente reconocido por aplicar de manera eficiente los principios de la inteligencia emocional en sus presentaciones, lo que contribuyó significativamente al éxito y la resonancia de sus discursos. Una frase que englobaba su mentalidad era: “No es lo que dices, es como lo dices”.
Jobs comprendía que la naturalidad y una postura adecuada eran fundamentales para una comunicación exitosa, y esto se reflejaba cada vez que subía al escenario para presentar un nuevo producto de Apple.
Cuál era la frase que usaba Steve Jobs para ganarse el respeto
La actitud desenfadada de Jobs no solo hacía que sus discursos parecieran simples, sino que también lograba mantener su impacto. Con esta premisa, no solo informaba sobre un producto, sino que contaba una historia que mantenía al público cautivado, emocionado y, en muchos casos, dispuesto a adquirir el producto que presentaba.
Este enfoque en la comunicación no está limitado únicamente a líderes empresariales. Un estudio de la Universidad de Oxford sostiene que el 80% de la información que transmitimos es no verbal, lo que resalta la importancia de la comunicación no verbal en todos los aspectos de la vida.
La capacidad de transmitir un mensaje efectivamente no solo depende de las palabras seleccionadas, sino también del modo en que estas se comunican.
Por qué es importante la inteligencia emocional
En el mundo del liderazgo tecnológico, la inteligencia emocional es tan crucial como las habilidades técnicas. Este enfoque se ejemplifica mediante la comunicación efectiva y diversas investigaciones han demostrado que el tono y la actitud con la que se transmiten los mensajes pueden afectar significativamente la percepción de una misma frase.
Este fenómeno es ampliamente conocido como la regla 55-38-7. Según esta regla, solo el 7% de la comunicación se basa en palabras, mientras que el 38% depende del tono de voz y el 55% del lenguaje corporal.
Steve Jobs aplicó esta fórmula a la perfección, creando un ambiente durante sus presentaciones en el que el público se sentía conectado tanto con él como con los productos que presentaba.
Qué decía Jobs sobre la importancia de la comunicación
Para Jobs, la comunicación iba más allá de una simple transmisión de información; era un arte que involucraba emociones y percepciones. Cada gesto, cada pausa, cada sonrisa estaba cuidadosamente orquestada para maximizar el impacto de su mensaje en el público.
Por ejemplo, cuando presentó el primer iPhone en 2007, lo hizo de una manera que fue mucho más allá de mostrar un nuevo teléfono. Sus palabras, su tono y su lenguaje corporal crearon una narrativa que transformó la industria de los teléfonos móviles y cambió la forma en que la gente se comunica y accede a la información.
Entender y dominar la comunicación no verbal y paraverbal puede mejorar nuestras relaciones interpersonales y la eficacia profesional de manera significativa. Aunque no se necesita ser un líder de la talla de Steve Jobs, estos principios pueden llevar a cualquier persona a alcanzar grandes éxitos en sus presentaciones y conversaciones cotidianas.
La clave está en la autenticidad y en la habilidad para conectar emocionalmente con el público, ya sea una audiencia de una presentación de negocios, una reunión de equipo o una conversación casual.
Cómo implementar la inteligencia emocional de Steve Jobs
Desarrollar habilidades en estas áreas requiere práctica y autoconciencia. Observar a comunicadores efectivos y analizar qué los hace eficaces puede ser un buen punto de partida. Asimismo, la retroalimentación es crucial.
Participar en sesiones de práctica y pedir a colegas y amigos que observen y comenten nuestras habilidades de presentación puede proporcionar valiosas perspectivas.
La comunicación no verbal también abarca el uso del espacio, la entonación, las pausas y los gestos. Estos elementos pueden enriquecer, complementar o, en casos negativos, contradecir el mensaje verbal.
Por ejemplo, cruzar los brazos puede interpretarse como una postura defensiva, mientras que mantener las manos abiertas y relajadas puede transmitir apertura y receptividad.