Según la escritora y especialista en psicología de color, Eva Heller, sólo vemos lo que sabemos, de esta manera; las asociaciones que hacemos de los colores provienen de experiencias universales enraizadas desde la infancia.
Los colores y sentimientos no se combinan de manera accidental y el uso de cada color puede producir muchos efectos que pueden ser contradictorios y actuar de manera diferente en cada ocasión.
“Ningún color carece de significado. El efecto de cada color está determinado por su contexto, es decir, por la conexión de significados en los cuales percibimos el color. El contexto es el criterio para determinar si un color resulta agradable y correcto o falso y carente de gusto, puede despertar sentimientos positivos y negativos”, menciona Heller en su libro Psicología del color.
El color plateado puede tener un significado dependiendo de la persona, a unos les puede recordar las medallas de segundo lugar, mientras que otros lo asocian con los autos de lujo.
Significado del plateado
Algunas variedades con las que se nombra al tono plateado son aluminio, blanco plateado, color platino, cromo, gris metálico, oro blanco, zinc y titanio.
La especialista en psicología del color, Eva Heller, menciona en su libro Psicología del color que socialmente se considera la plata como algo accesorio, pues se asocia automáticamente con el oro. Esta diferencia también puede observarse en certámenes y concursos, donde en las medallas la plata son para los segundos lugares.
Esta percepción puede afectar respecto a su uso, pues se asocia a lo pequeño pero también a la velocidad y a lo dinámico. Según Heller, esto se debe a la idea que tenemos de los coches lujosos y de carreras, como los Mercedes.
“El color plata, rápido como una flecha, hace pensar también en aviones, cohetes y locomotoras de alta velocidad. El plateado actúa como un color funcional: su brillo refleja los rayos del sol, reduciendo el calor. Como color de la velocidad, el plata deja de ser el nombre del metal precioso para ser el color de todos los modernos metales ligeros”, menciona la especialista.
Mientras que el color dorado se asocia con el sol y lo masculino, la plata hace referencia a la luna y a lo femenino y a lo mutable. El oro denota acción y calor y la plata es fría, aunque no necesariamente pasiva. Influye en el componente emocional, agudiza la sensibilidad e infunde equilibrio y armonía, promoviendo la purificación interna a través del proceso fundamental de la introspección, de acuerdo con información de la página especializada en psicología Psicología y mente.
Algunas de las cualidades espirituales que se le atribuyen son pureza, inocencia, humildad, verdad, justicia, templanza y equidad, mientras que su significado emocional simboliza la amistad, la clemencia, amabilidad, sinceridad, alegría y elocuencia.
A diferencia del oro, que se vincula con la opulencia y la riqueza, el color plata se considera elegante pero discreto, relacionándose con la moderación del lujo.
Historia de la plata en México
Luego de la conquista de México, los españoles, motivados por los generosos regalos de Moctezuma, iniciaron la búsqueda de yacimientos de oro y plata en el Nuevo Mundo. Estos yacimientos, generalmente ubicados en terrenos áridos y poco habitados, permanecían ajenos a la colonización, según el artículo Historia de la plata mexicana de María Amparo Clausell Arroyo, directora del Museo Nacional del Virreinato de México.
“Fue hasta mediados del siglo XVI cuando se encontraron minas, principalmente de plata, en lugares como Zumpango, Estado de México, en Taxco, Guerrero, así como en el entonces territorio de Nueva Galicia, que comprendía los actuales estados de Nayarit, Jalisco, Colima, Aguascalientes, y algunas zonas de Zacatecas, San Luis Potosí y Durango”, menciona Clausell.
Los indígenas asociaban el oro y la plata con el día y la noche, con el Sol y la Luna, y con la vida y la muerte, reflejando la dualidad perpetua de la cosmogonía antigua mexicana. El nombre mixteco para la plata, dai nuhu cuisi, que significa “el resplandeciente blanco”, identificaba a este metal con la Luna, un astro que simboliza la noche, la periodicidad, la renovación y el principio femenino.
Cuando los españoles llegaron a México, quedaron impresionados por los regalos de Moctezuma y la habilidad de los orfebres locales, lo cual despertó su interés por explorar el Nuevo Mundo y encontrar yacimientos minerales.
El descubrimiento de minas de plata a mediados del siglo XVI en los estados de Hidalgo, Zacatecas y Guanajuato impulsó significativamente la minería en la Nueva España. Sin embargo, esto provocó un notable declive en la industria de la joyería y la orfebrería, ya que los españoles utilizaron los metales principalmente para su exportación en bruto o como base para emitir monedas.
“Todavía peor fue el hecho de que el oro y la plata que los indígenas tenían fueron fundidos en lingotes, lo que impidió que se conservaran testimonios de la joyería mesoamericana, la única excepción es la de las piezas rescatadas en la Tumba 7 de Monte Albán, en Oaxaca”, menciona la especialista.
Una de estas piezas rescatadas es un anillo de plata, que de acuerdo con la revista Arqueología Mexicana del Instituto Nacional de Antropología e Historia está decorado con una figura de un “ave que cae”, un faisán o coxcoxtli nahual o disfraz del dios del amor y el verano, Xochipilli, conocido como “el príncipe de las flores” y una manifestación del dios solar.
“´El faisán que cae´ es un equivalente a ´águila que cae´ y ambos simbolizan lo mismo: el sol que baja a la tierra, por las tardes y es tragado por ella, es decir se muere para iluminar el mundo de los muertos”, menciona el artículo de la publicación Un anillo de plata de la tumba 7 de Monte Albán, Oaxaca.
