Con una ciudadanía cada vez más comprometida y una participación electoral proyectada en un 70%, según diversos estudios de opinión, las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela se perfilan como una oportunidad para los nacionales de derrotar al régimen de Nicolás Maduro en las urnas y lograr la alternancia política.
Pese a los obstáculos y las violaciones de los acuerdos previos por parte del chavismo, como la exclusión de la observación internacional de la Unión Europea y la constante persecución contra el equipo de campaña de María Corina Machado y miembros de la sociedad civil que le han manifestado su apoyo en diversas regiones del país, el optimismo prevalece entre aquellos que quieren un cambio.
Ante este escenario, la figura de Edmundo González Urrutia emerge como una alternativa para muchos y, de obtener el triunfo en las elecciones, se verá ante el reto de reconfigurar el equilibrio de poderes en un sistema que ha estado dominado por el chavismo durante más de dos décadas.
El candidato de la principal coalición opositora aseguró en días recientes que no descarta la posibilidad de convocar una Asamblea Nacional Constituyente como parte de su propuesta de “reinstitucionalizar” Venezuela. Además, enfatizó la importancia del diálogo y la negociación como herramientas fundamentales para lograr un cambio político, a través de diversas vías, como la justicia transicional o comisión de la verdad, con el objetivo de promover la reconciliación nacional.
En diálogo con Infobae, el ex presidente de la Comisión Nacional de Primaria y Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Jesús María Casal, resaltó la importancia del cumplimiento de la actual Constitución por encima de convocatorias a una Asamblea Nacional Constituyente.
“Desde mi punto de vista, ese no sería un planteamiento prioritario: el de una Asamblea Nacional Constituyente, sino más bien lo relativo a la adopción de medidas urgentes de recuperación económica y social. Y de dar señales de estabilidad y seguridad jurídica en el tiempo más corto posible”, afirmó Casal.
En cuanto a posibles reformas constitucionales, el abogado venezolano destacó la necesidad de establecer límites claros a la reelección presidencial y de restablecer el bicameralismo como medidas esenciales para evitar la concentración de poder y fomentar una democracia representativa.
“Probablemente lo más sano sería prohibir la reelección inmediata y puede pensarse también en la creación del Senado, en la creación de una segunda Cámara, un Congreso Bicameral con una cámara que permita una representación más directa y equitativa de todos los estados que componen la Federación”, agregó.
Casal también subrayó la importancia de limitar la facultad del Presidente de dictar decretos con fuerza de ley a través de las leyes habilitantes. Estas leyes permiten al Ejecutivo legislar en áreas específicas y por un tiempo limitado, buscando agilizar el proceso legislativo ante situaciones que requieren respuestas rápidas o son extraordinarias. Sin embargo, de acuerdo a lo expresado por Casal, es crucial restringir este poder para prevenir una acumulación excesiva de autoridad en una sola rama del gobierno y mantener el equilibrio de poderes.
Así, las leyes orgánicas deben ser modificadas exclusivamente por el Parlamento para garantizar una mayor transparencia y rendición de cuentas.
A juicio de Casal, muchos de estos cambios podrían implementarse a través de una interpretación adecuada de la actual Constitución venezolana, sin necesidad de una reforma profunda.
“Muchos otros temas pueden resolverse también por vía interpretativa, a la luz también de tratados internacionales de derechos humanos,” añadió, destacando que el cumplimiento de la Constitución vigente ya podría ofrecer un marco adecuado para estos ajustes necesarios.
Para el también Decano de la Facultad de Derecho de la UCAB, quien descartó la suspensión de los comicios, estas elecciones “tienen una especial significación para la Constitución, para la democracia, puesto que son una oportunidad para la alternancia”.
Finalmente, hizo un llamado a la participación ciudadana el próximo 28 de julio para lograr cambios y construir un futuro mejor para Venezuela.
“Que nadie se quede fuera de este proceso electoral, que nadie se pierda esa gran oportunidad de construir un futuro mejor para Venezuela participando en las elecciones del 28 de julio”.
“Desde mi punto de vista, la voluntad mayoritaria es la voluntad de cambio político. Y creo que es lo conveniente para el país dar una oportunidad para el cambio y habrá que estar atento a cuál sea la voluntad que expresen los ciudadanos”, concluyó.
La entrevista completa a Jesús María Casal
– ¿Cómo se configura el panorama político en Venezuela a un mes de las elecciones, considerando la reciente violación de los acuerdos de Barbados por parte del régimen de Maduro con la exclusión de la observación internacional de la Unión Europea, y la constante persecución contra el equipo de campaña de María Corina Machado y miembros de la sociedad civil que la apoyan en diversos estados?
Creo que el escenario permite ser optimista, puesto que los distintos estudios de opinión indican que hay una alta voluntad de participar de parte del electorado. Se estima que al menos un 70% tiene la voluntad de participar en las elecciones y yo tomaría en cuenta no solo ese porcentaje, sino también la intensidad del compromiso de los ciudadanos con los procesos electorales y con la elección presidencial. Ha habido dificultades, ciertamente, pero prevalece esta voluntad de participación de parte de los ciudadanos.
– ¿Cuál es su interpretación de la reciente decisión de los gobiernos de Brasil y Colombia de no enviar una misión de observación para las elecciones del 28 de julio, teniendo en cuenta que los líderes de ambos países habían trabajado en una propuesta de plebiscito para garantizar los derechos de ganadores y perdedores de esa jornada electoral?
Creo que ambos temas deben considerarse separadamente. Por un lado, el presidente colombiano Gustavo Petro, planteó la propuesta de la celebración de un plebiscito o referéndum en la misma fecha de las elecciones presidenciales para asegurar el respeto a garantías post electorales para todas las partes. Esto fue apoyado también por el presidente Lula. Con posterioridad a ese anuncio, hubo algunas declaraciones del canciller colombiano, algunas respuestas también de parte del gobierno venezolano y se ha aclarado que no hay un documento todavía formal. Eso no significa que no existan conversaciones, esfuerzos diplomáticos que tal vez se lleven adelante.
Por otro lado, está una decisión reciente de organismos electorales de Colombia y Brasil de no hacerse presentes como observadores en las elecciones del 28 de julio, lo cual, ciertamente no es lo deseable. Pero habrá otras formas de veeduría: observación nacional, participación de los ciudadanos, testigos de los candidatos de los partidos políticos, presencia de miembros de mesas, ciudadanos ejerciendo su derecho al voto. Todo eso también representa garantías para el desarrollo del proceso electoral.
– Ante la posibilidad de que la oposición derrote a Maduro en los próximos comicios, han surgido rumores desde la cúpula chavista (incluyendo el TSJ, CNE y la Fuerza Armada) sobre una posible suspensión de las elecciones. ¿Está contemplado este escenario en la Constitución de Venezuela y cómo podría responder la oposición si esto llegara a ocurrir?
No creo que se produzca tal suspensión de las elecciones. Ya hay una elección presidencial convocada por el Consejo Nacional Electoral y el proceso está desarrollándose de acuerdo a los plazos fijados en términos generales, y pienso que no se planteará tal suspensión.
– ¿Qué consecuencias prevé si Maduro decide manipular los resultados del 28 de julio ante un posible triunfo de la oposición?
No partiré de una hipótesis, pues para dar declaraciones sobre la base de hipótesis hay que considerar escenarios, ciertamente. Pero lo que hay que hacer es esfuerzos para que todos los ciudadanos participen en el proceso y para consolidar un clima de condiciones electorales en el que se respete la voluntad de los electores por todas las partes.
– De darse el escenario anterior, ¿cómo podría la comunidad internacional ejercer presión sobre Maduro para que reconozca un eventual triunfo opositor? ¿Y cuál debería ser el llamado de la dirigencia nacional en este contexto?
Tal como decía anteriormente, no partiré de hipótesis al dar estas declaraciones. Creo que lo importante es la actitud vigilante de la ciudadanía, la participación, el llamado a construir un gran proceso democrático ese día 28 de julio.
– ¿Cuáles cree que serían las primeras reacciones de la ciudadanía si Maduro manipula los resultados de las elecciones para no reconocer un posible triunfo opositor? ¿Existe algún mecanismo en la Constitución que avale dichas reacciones y cuál sería el rol de la Fuerza Armada?
Igualmente, no partiré de hipótesis como la planteada para dar estas declaraciones.
– ¿Cómo impactaría una consolidación de Maduro en el futuro de Venezuela si lograra controlar el poder por 6 años más?
Esta es una valoración que tiene que hacer cada elector. Desde mi punto de vista, estas elecciones tienen una especial significación para la Constitución, para la democracia, puesto que son una oportunidad para la alternancia. Después de un período prolongado de permanencia en el poder de un mismo factor político; de una misma fuerza política, los ciudadanos tienen la oportunidad de evaluar la gestión presidencial y, al mismo tiempo, de considerar las ofertas de la oposición. Desde mi punto de vista, la voluntad mayoritaria es la voluntad de cambio político. Y creo que es lo conveniente para el país dar una oportunidad para el cambio político y habrá que estar atento a cuál sea la voluntad que expresen los ciudadanos. En definitiva, todo dependerá de lo que decida el pueblo respecto de las ofertas que se presentan en este proceso electoral.
– De llegar Edmundo González Urrutia a la presidencia, ¿cree que una Asamblea Constituyente sería una solución viable para resolver la crisis política en Venezuela?
De llegar a Edmundo González Urrutia la presidencia de la República, creo que se abrirían escenarios de construcción de acuerdos sobre algunos temas fundamentales en lo económico, en lo social, en lo institucional. También ese planteamiento, esta pregunta sobre una eventual Asamblea Nacional Constituyente debería pasar por ese mismo marco de entendimientos mínimos o acuerdos fundamentales. Es decir, que el planteamiento de una Asamblea Nacional Constituyente después de que tome posesión Edmundo González Urrutia, si es que gana las elecciones presidenciales, podría tener sentido, especialmente en el marco de un acuerdo entre los actores políticos, no como un planteamiento unilateral.
También agregaría que, en todo caso, desde mi punto de vista, ese no sería un planteamiento prioritario: el de una Asamblea Nacional Constituyente, sino más bien lo relativo a la adopción de medidas urgentes de recuperación económica y social. Y de dar señales de estabilidad y seguridad jurídica en el tiempo más corto posible.
– A propósito de la pregunta anterior, ¿cuáles son los principales artículos de la actual Constitución que considera necesario replantear?
Como antes sostuve, no estimo que sea prioritaria la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, ni de reformas profundas a la Constitución en una primera etapa, sino acudir, más bien, al cumplimiento de la Constitución.
Lo que sí son temas que pueden evaluarse son asuntos como: poner límites a la reelección, es decir, eliminar la reelección indefinida; establecer algún límite a la reelección presidencial.
Probablemente lo más sano sería prohibir la reelección inmediata y puede pensarse también en la creación del Senado, en la creación de una segunda Cámara, un Congreso Bicameral con una cámara que permita una representación más directa y equitativa de todos los estados que componen la Federación.
Están pendientes otros ajustes como los relativos a acotar la facultad de delegación legislativa, limitarla en aspectos temáticos, temporales y, dejar muy claro en la Constitución que, las leyes orgánicas, sólo pueden ser reformadas por otras leyes orgánicas dictadas por el Congreso o Parlamento.
No es posible, por lo tanto, dictar decretos leyes orgánicos. Es un tema, este último, que podría solucionarse también a través de una interpretación adecuada de la Constitución, incluso sin necesidad de reformarla. Y así muchos otros temas pueden resolverse también por vía interpretativa, a la luz también de tratados internacionales de derechos humanos.
– ¿Cómo debería abordarse el equilibrio de poderes en una nueva Constitución para evitar la concentración de poder?
Una forma de asegurar más equilibrio de poderes sería establecer límites a la reelección presidencial, restablecer el bicameralismo porque eso permite más equilibrios políticos entre ambas cámaras. Una correlación de poderes más equilibrada, con más pesos y contrapesos, porque se podría establecer que la Cámara Alta o Senado tenga un periodo de elección de sus miembros distinto al de la Cámara de Diputados, reflejando de esa manera los distintos intereses y tendencias políticas en cada momento de celebración de estas elecciones, favoreciendo así los equilibrios políticos y evitándose que en un solo proceso electoral una fuerza política se lleve todos los espacios, o sea, ocupe mayoría en ambas Cámaras y más bien favoreciendo los espacios de negociación política y de pesos y contrapesos.
Y también otra manera de restablecer equilibrios políticos y separación de poderes es, como ya decía, poner límites explícitos y relevantes en cuanto a la facultad de dictar decretos leyes con base en ley habilitante.
– ¿Qué mensaje le daría a los ciudadanos venezolanos que puedan sentirse desmotivados para participar en las elecciones producto de todo el ventajismo y chantaje oficialista?
Mi llamado sería el de la participación. Que nadie se quede fuera de este proceso electoral, que nadie se pierda esa gran oportunidad de construir un futuro mejor para Venezuela participando en las elecciones del 28 de julio. Que todos seamos parte de la solución. Cívicamente, pacíficamente, con la emoción de la ciudadanía para construir un futuro mejor.