Dina Boluarte cumplirá más de seis meses sin hablar ante los medios de comunicación a nivel nacional; sin embargo, ofreció una entrevista para un canal estatal chino. En lugar de referirse a sus polémicas y cómo hará para recuperar la confianza de la población peruana, la jefa de Estado habló sobre los distintos chifas en el país y cuál es su plato favorito.
“No hay una región en el Perú que no tenga sus chifas y a todos nos encanta. ¿Cuál es mi plato favorito? El pollo enrollado con Kam Lu Wantan y, por supuesto, mis wantanes con el dulce de tamarindo”, mencionó.
Sumado a ello, hizo hincapié en la costumbre peruana de comer estos platos junto a una gaseosa a base de hierba luisa, caracterizada por tener color amarillo. Luego, al percatarse del desvío de su respuesta, intentó enlazarla con elogios a la nación liderada por Xi Jinping.
“Hay una situación media graciosa, pero que es así; si vamos a comer chifa que sea acompañado de nuestra Inca Kola, esa combinación es un almuerzo agradable, asegurado, del que nadie se va a quejar. Ojalá que con el tiempo podamos ser una nación como China tan desarrollada y unida”, sostuvo.
Cabe mencionar que el chifa no es de origen chino propiamente, pues se trata de una fusión peruana. Este fenómeno gastronómico comenzó a tomar forma hacia finales del siglo XIX, con la llegada de inmigrantes al país. Aunque el término chifa no tiene una fecha exacta de origen, se atribuye al período posterior a 1874, cuando los chinos comenzaron a abrir pequeños negocios de comida, conocidos como fondas.
En 1921, se inauguró el “Kuong Tong”, el primer chifa oficial de Lima. Este restaurante se estableció en la calle Capón, una zona que ya era conocida como Barrio Chino debido a la alta presencia de productos y negocios chinos. El “Kuong Tong” popularizó la palabra “taypá”, y su éxito sentó las bases para la expansión de la cocina chifa en el país.
Con el tiempo, otros locales de chifa surgieron, como el “San Joy Lao” en 1943, que traduce “entre los cerros y el mar”. Este establecimiento se convirtió en un referente para la clase alta limeña, que empezó a incorporar ingredientes orientales como el kion y la cebolla china en su dieta diaria. A medida que el chifa ganaba popularidad, más restaurantes aparecieron, ofreciendo una fusión única de ingredientes chinos y peruanos.
En 1950, la comida chifa fue oficialmente incluida en los recetarios de cocina peruana y criolla, marcando su reconocimiento y aceptación en la gastronomía nacional. A lo largo de los años, el chifa ha incorporado ingredientes como la salsa de soja, el sillao, y el aceite de ajonjolí, destacándose por el uso de arroz y tallarines.