Ciudad de Panamá, 21 jun (EFE).- El Ballet Nacional de Panamá mezcla la danza clásica y el folclore de cada región del país centroamericano desde hace más de 50 años, con lo que busca “enaltecer” la cultura nacional, al tiempo que se ha esforzado en profesionalizar esa compañía y romper el mito de que solo es una afición.
“Se ha demostrado que es una profesión seria e internacional, lo que lo hace muy atractivo”, dijo a EFE la directora del Ballet, Gloria Barrios.
El Ballet Nacional nace en 1972, aún bajo la dictadura militar de Omar Torrijos, con la asesoría de profesores soviéticos que cimentaron las bases de esa compañía.
Más de medio siglo después, incluye en su repertorio producciones y piezas de estilos clásico, neoclásico, contemporáneo y estilizaciones del folclore panameño.
Algunas de esas presentaciones son El Cascanueces, Don Quijote, La Bayadere, Coppelia, Diana y Acteón, Grand Pas de Raymonda, Homenaje a Saint Saëns, Muñecos, Aguas Primaverales o Palladio, según la información oficial.
A ello se suma tres actuaciones del folclor panameño: Diablicos Sucios, una de las danzas más coloridas del país, con enormes caretas de bestias, relacionada con el Corpus Christi; también El Punto de Santa Librada, una pieza de un compositor panameño famosa por su solo de violín al inicio; o Zaracundé, una danza tradicional de las comunidades afrodescendientes del Caribe.
“Es muy importante para nosotros enaltecer nuestra cultura. Siempre hemos tenido la inquietud de llevar al pueblo panameño nuestro arte”, explicó a EFE la directora artística de la compañía, Graciela Guillén.
Y agrega: “De lo que es nuestro folclore hemos enfatizado en cumbias, diablos sucios (y) diablo espejo. Hemos tratado de llevar realmente nuestra cultura llevándolo un poquito a la danza clásica”.
Además de esas actuaciones, el Ballet organiza espectáculos en las provincias del país a lo largo del año, y se adapta a cualquier público o contexto, como la presentación esta semana en la Feria de Artesanías de una coreografía que combina los pasos clásicos del ballet con bailes típicos.
“Aquí presentamos toda una serie de ballet típicos llevados a la danza clásica inspirados en nuestro folclor panameño”, detalló Guillén, con un grupo de bailarines al fondo ensayando la pieza a presentar.
La estructura del Ballet Nacional está compuesta por 46 miembros que se dividen en directoras, maestros, bailarines, pianistas, fisioterapeutas, costureros y personal administrativo. Hay 26 bailarines: 15 mujeres y 11 hombres, según dijeron a EFE sus directivos.
“Eso es una muy buena cantidad, lo que demuestra que hemos roto con esas percepciones e inclusive las escuelas de danza muchos padres ya permiten que sus hijos ingresen”, dijo la directora Barrios.
E insistió en que han “podido cambiar también la percepción de que se tenía de que el ballet no era para varones”, a la vez que recuerda que en su “época había muy pocos bailarines varones, ya que era muy difícil para ellos”.
“En nuestra compañía tenemos personas que vienen de todos los estratos sociales y de todas las escuelas, ya sea de la escuela de danza, que es la escuela estatal, además de las privadas”, apuntó Barrios.
Además, el Ballet se ha esforzado por “profesionalizar” esa danza.
Ejemplo de ello son la pareja de bailarines Ana Boyd y Yahir Castro, que viajaban a El Salvador para participar en el Festival Internacional de Ballet “Alcira Alonso”, que se celebra del 15 al 23 de junio. EFE
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El Ministerio de Cultura de Panamá colaboró con EFE en la elaboración de este artículo.