Madrid, 22 may (EFECOM).- El Banco de España ha pedido este miércoles a las entidades financieras un mayor esfuerzo para que el sector aumente su resistencia a los riesgos derivados de factores medioambientales, y contribuya en la lucha contra el cambio climático y la transición hacia una economía más sostenible.
Según ha explicado este miércoles la directora general de Supervisión del Banco de España, Mercedes Olano, en la 4ª edición del Mes de las Finanzas Sostenibles de AFI, la concienciación de las entidades sobre estos temas es mayor que hace un año.
Tanto ellas como los reguladores y supervisores están realizando un gran esfuerzo dirigido a aumentar la resistencia del sistema financiero ante los nuevos retos climático, pero ha advertido de que este es un esfuerzo a largo plazo, como lo son los riesgos a los que hay que hacer frente.
Por eso, en su opinión, no solo tienen que seguir esforzándose, sino que hay que incrementar ese esfuerzo, que requiere de “recursos, humanos y tecnológicos”, en un momento de gran incertidumbre.
“Pero sabemos que no hay alternativa, no nos podemos permitir relajarnos en la lucha por este objetivo”, ha subrayado Olano.
La responsable de supervisión del Banco de España ha insistido en que es una necesidad “acuciante” que las entidades incorporen los riesgos climáticos y medioambientales en su estrategia de negocio y los marcos de gobernanza y de gestión de riesgos.
No obstante, los supervisores son conscientes de la escasa disponibilidad de datos de calidad para que las entidades puedan evaluar los riesgos climáticos, si bien Olano confía en que la entrada en vigor de la directiva sobre presentación de información sobre sostenibilidad (CSRD, por sus siglas en inglés) facilite la obtención de información al respecto de sus clientes.
También ha recordado que en la prueba de resistencia climática llevada a cabo por los supervisores se pudo observar, entre otros aspectos, que en torno al 60 % de las entidades no contaba con marcos sólidos de pruebas de resistencia sobre riesgo climático, ni disponían de suficientes datos sobre este.
La mayoría de las entidades no incluían este riesgo en sus modelos de riesgo de crédito, y solo el 20 % lo tenía en cuenta como variable en la concesión de préstamos.
En términos agregados, casi dos tercios de los ingresos de las entidades obtenidos de clientes empresariales procedía de sectores intensivos en emisiones de gases de efecto invernadero, concentrados además en un número reducido de empresas de gran tamaño.
Para resolver esta situación, el Banco Central Europeo (BCE) comunicó de manera individualizada a cada entidad sus principales deficiencias y fijó unos plazos específicos para subsanarlas.
Antes de marzo de 2023 las entidades tendrían que tener una adecuada clasificación de los riesgos relacionados con el clima y medioambientales, y una evaluación completa del impacto de estos en sus actividades.
A finales de 2023 las entidades deberían haber incluido dichos riesgos en su gobernanza, su estrategia y su gestión de riesgos.
Y antes de que concluya 2024, las entidades deberán cumplir de forma integral todas las expectativas supervisoras, incluyendo las relativas al proceso de evaluación de la adecuación del capital interno y las pruebas de resistencia.
Actualmente el supervisor está llevando a cabo el seguimiento específico del cumplimiento de las exigencias fijadas para finales de 2023 y el proceso de revisión se extenderá durante 2025.
Uno de los objetivos estratégicos del BCE es que las entidades cumplan íntegramente sus expectativas supervisoras a finales de 2024.
Además, ha explicad Olano, dado el carácter prioritario de los riesgos climáticos y medioambientales, en 2023 el BCE llevó a cabo otras actividades supervisoras, entre ellas inspecciones in situ sobre estos riesgos a varias entidades significativas.
Por su parte, el Banco de España, en su actividad supervisora de entidades más pequeñas, ha ido evaluando los avances en la incorporación de los riesgos derivados del cambio climático y el deterioro medioambiental a sus procedimientos internos.
A partir de ahora, el Banco de España intensificará la monitorización específica de las recomendaciones supervisoras a través de revisiones horizontales in situ en una muestra de entidades para verificar, entre otros aspectos, si integran los riesgos climáticos y medioambientales en sus procedimientos actuales de gestión de riesgos. EFECOM
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