El Puerto de Santa María es uno de los municipios de Cádiz donde el verano cobra todo su significado. Además de sus playas, del buen ambiente de sus locales de ocio y de las bellas calles del centro de la localidad, esta ciudad costera reluce gracias a diferentes bares, restaurantes y terrazas en los que disfrutar de la mejor gastronomía durante la época estival.
Es allí, en este pueblo costero, donde el prestigioso cocinero Ángel León, del triestrellado restaurante Aponiente, nos recomienda uno de sus bares preferidos. Así lo desvelaba en la última entrega de los conocidos Soletes Repsol, la distinción más joven e informal de la guía que reconoce los locales informales de mejor calidad del país.
En esta nueva edición, la guía ha añadido más de 500 nuevas recomendaciones, repartidas por todo el país. Para hacer este listado, la guía ha contado con la ayuda cocineros distinguidos como León, que han desvelado sus recomendaciones; restaurantes, bares y terrazas donde ir a tomar algo y disfrutar de la gastronomía española en su versión más cercana.
Una de las recomendaciones del triestrellado chef es el bar Vicente Los Pepes, un clásico del Puerto de Santa María ubicado junto a su mercado de abastos, en la calle de Abastos, número 4. Famoso por sus desayunos y sus tapas a mediodía, este bar está cerca de cumplir sus 100 años de vida, un local que reúne en sus mesas a vecinos y habituales que acuden a diario a disfrutar de un buen mollete.
Los molletes de Vicente, un clásico del Puerto
Este bar abrió sus puertas en 1926 bajo el nombre de Las Mellizas como un establecimiento de vinos, café y licores por José Ruiz Sordo. En 1945 cambia de propietarios, pero en 1950 lo vuelve a recuperar la familia Sordo por medio de Vicente. Pasa a llamarse entonces Bar Vicente, la denominación que sigue teniendo hasta día de hoy. En la actualidad, lo regenta el nieto de Vicente Sordo, del mismo nombre.
“Es un sitio auténtico, muy especial, de los que no quedan ya. Con carteles comerciales antiguos y mucho encanto”, dice Ángel León al hablar de este bar tan querido del Puerto. Y es que uno de los factores que hacen de esta una parada imprescindible en el Puerto es sin duda su estética. Al entrar en su salón interior, cualquiera se queda asombrado con sus paredes llenas de reproducciones de carteles comerciales del siglo XX, sus mesas de mármol y su barra llena de encanto completan el paisaje.
Pero allí se va a comer, y a comer muy bien. Lo bueno comienza ya a primera hora de la mañana, con los desayunos que hacen famoso a este bar tan querido. A esas horas, rara es la mesa que no tiene un buen café con leche acompañado de su mollete, la estrella de la casa. El mollete de pringá y chicharrones es el favorito del chef de Aponiente y de casi todos sus clientes, pero también sirven otros deliciosos rellenos como el de manteca colorá, de jamón, de queso curado…
Al mediodía, también se puede tapear con propuestas de guisos tradicionales, tapas frías y calientes como el gazpacho, las huevas aliñas, las albóndigas con tomate, el hígado encebollado, la carne al toro, las croquetas o la tortilla de camarones.