En México, la ola de calor actual ha establecido un nuevo récord de muertes y complicaciones de salud vinculadas a extremas temperaturas naturales. Según los últimos datos proporcionados por la Secretaría de Salud, a través de su Informe semanal de vigilancia epidemiológica, desde el 17 de marzo hasta el 4 de mayo, se han contabilizado 337 casos de daños a la salud. Además, se han contabilizado más de 30 defunciones atribuidas directamente al intenso calor.
Este incremento en las cifras representa un notable aumento en comparación con datos previos, indicando una preocupante tendencia. Los índices de fallecimientos se derivan de los problemas que causó la segunda ola de calor, que dejó temperaturas superiores a los 33 grados en Ciudad de México (CDMX) y cercanos a los 45 grados centígrados en varias regiones del norte. El calor extremo suele ocasionar respuestas negativas el cuerpo. Estos son los daños a la salud que podrían llegar a causar la muerte.
Un calor superior al que soporta el cuerpo: hipertermia
La hipertermia, un aumento peligroso de la temperatura corporal más allá de los niveles seguros, representa un riesgo grave para la salud. Este desequilibrio térmico puede resultar fatal cuando supera los 39 grados centígrados. Entre las manifestaciones de la reacción se encuentran: el estrés térmico, la fatiga, los mareos, los calambres y el agotamiento por calor. Una de sus expresiones más severas es el golpe de calor, considerado una emergencia médica que demanda atención inmediata, de acuerdo con los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH).
Las consecuencias extremas del calor en el cuerpo pueden culminar en síntomas graves como alucinaciones, convulsiones y hasta la muerte por paro cardíaco o falla orgánica. Esta situación se desencadena cuando el mecanismo de sudoración no logra refrescar al cuerpo. Lo anterior obliga a la sangre a acercarse a la piel para liberar calor, lo que disminuye las reservas de sal y provoca contracciones musculares. Esta es una reacción que también puede activar la respuesta inmunitaria del cuerpo que provoca inflamación de órganos.
Según el NIH, diversos factores de estilo de vida, así como condiciones preexistentes, incrementan el riesgo de padecer hipertermia durante episodios de altas temperaturas. Entre estos se encuentran la deshidratación, la ausencia de aire acondicionado en los hogares, la reducción de la movilidad, la vestimenta inadecuada y la carencia de conocimientos sobre cómo actuar frente a las condiciones climáticas extremas. Especialmente vulnerables son las personas mayores y aquellas con afecciones crónicas, para quienes se recomienda evitar la exposición al calor y buscar refugios climatizados como centros para personas mayores, centros comerciales y bibliotecas.
Además, se explica que ciertas condiciones médicas y el uso de varios medicamentos pueden agravar la vulnerabilidad ante la hipertermia. Problemas de circulación sanguínea, enfermedades cardíacas, pulmonares y renales, así como el consumo de medicamentos específicos para estas condiciones, pueden limitar la capacidad del cuerpo para enfriarse eficazmente. La obesidad o bajo peso considerable, junto con el consumo de bebidas alcohólicas, también son señalados como factores de riesgo adicionales.
