Tras el reciente masivo lanzamiento de drones y misiles de Irán contra Israel, se prestó mucha atención a si Israel tomaría represalias y cómo lo haría. Esto era comprensible y ahora que, según se informó, Israel reaccionó, se sigue debatiendo sobre su significado y posibles consecuencias. Al mismo tiempo, también nos distrae de un elemento importante del acontecimiento del 13 de abril: ¿Cuál fue el significado del ataque iraní con misiles?
Gran parte de los comentarios se centraron en la singularidad de lo que había hecho Irán. Los ataques contra Israel y las comunidades judías de todo el mundo, sobre todo el acto terrorista contra la comunidad judía de Argentina en la década de 1990, se vienen produciendo desde hace años. Sin embargo, todos o la mayoría de ellos, fueron llevados a cabo por agentes del régimen islámico. E incluso cuando los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica estuvieron implicados en alguna acción, Irán se esforzó en ocultarlo.
Esta vez Irán atacó a Israel directa y abiertamente desde su propio territorio. Sin embargo, lo que sigue sin respuesta es ¿por qué este cambio? Se especuló con la necesidad de la República Islámica de salvar las apariencias después de que Israel matara a dos importantes generales iraníes en Siria.
Es posible que nunca conozcamos los pensamientos del régimen, pero bien podría ser un comienzo de poner a prueba las defensas de Israel con miras al momento que, de materializarse, cambiará el Medio Oriente: cuando y si Irán se convierta en una potencia nuclear.
Los últimos seis meses dejan claro que las suposiciones del pasado sobre el significado de un Irán nuclear deben cambiar. Hasta ahora, la oposición de la comunidad internacional a que Irán desarrolle una capacidad nuclear se ha centrado en el peligro que crearía en la región al estimular una carrera armamentística nuclear en todo el Medio Oriente.
En cuanto a la amenaza para Israel, generalmente se minimizaba en virtud del hecho de que Israel cuenta con un importante arsenal nuclear propio. Se asumió que Irán nunca utilizaría su arma contra Israel, ya que ello provocaría una masiva represalia nuclear israelí.
A partir de la masacre del 7 de octubre y ahora con el primer gran ataque con misiles contra el Estado judío, es necesario cuestionar estas suposiciones. Cuando Hamas, claramente apoyado por Irán, cometió su bárbaro ataque contra el pueblo de Israel, tenía que saber que Israel reaccionaría de la manera más feroz posible, lo que podría destruir a Hamás, pero como mínimo provocaría enormes daños y perjuicios a la población civil.
A pesar de las obvias racionalizaciones —que a Hamas no le importaba lo que le ocurriera a su población civil, que era consciente de que la respuesta de Israel inevitablemente llevaría a presionar a Israel para que se detuviera—, el carácter irracional de la decisión de Hamas de planear y llevar a cabo semejante brutalidad aún reconociendo el precio que habría de pagar, dice mucho de la irracionalidad de la mentalidad extremista islámica.
En ese contexto, es hora de cuestionar la suposición de la racionalidad del régimen islamista de Irán. La atención debe centrarse en la necesidad vital de impedir que Irán obtenga un arma nuclear, principalmente debido a la posibilidad —muy real— de que más adelante Irán decida, racionalidad aparte, utilizar un arma nuclear contra el Estado judío.
Desde esta perspectiva, podemos ver el asalto del sábado 13 de abril, que fue aclamado como un triunfo por Israel y sus aliados al impedir que los misiles alcanzaran sus objetivos, como una primera prueba de Irán. Puede que los iraníes no hayan conseguido causar daños sobre el terreno, pero pueden haber empezado a aprender lo que podrían hacer más adelante para que el éxito de un futuro ataque nuclear sea una posibilidad real. Debemos estar atentos a toda actividad iraní que pueda ser vista como un aprendizaje sobre cómo penetrar la defensa antimisiles de Israel que tan bien funcionó el 13 de abril.
En este sentido, la principal conclusión del asalto no debe ser si Israel responderá o no—los dirigentes israelíes tendrán que seguir decidiendo, incluso después de su limitada acción—, sino un nuevo compromiso de aislar a Irán e impedir que continúe su camino hacia la capacidad nuclear.
Estados Unidos y sus aliados ahora deben desarrollar estrategias para empezar a invertir la trayectoria de desarrollo nuclear iraní. Un enfoque integral —que incluya sanciones ampliadas, presión política sobre quienes ayudan a Irán, trabajo de inteligencia y opciones militares— debería formar parte de un planteamiento más serio del desafío nuclear iraní.
Concentrémonos en la verdadera amenaza existencial para Israel.
*Kenneth Jacobson es Vicedirector Nacional de la Liga Antidifamación (@ADL_es).