El objetivo principal se consiguió: el dólar se desplomó más de 8%, pero arrastró en su caída a bonos soberanos, títulos en pesos y acciones. Nada quedó en pie. El tema de los bonos es preocupante porque en el Gobierno juraron que depositarían USD 1.500 millones para pagar los vencimientos de enero y, por si fuera poco, los dejaron depositados en una cuenta del exterior, pero los escépticos inversores se llevaron por delante esa promesa.
“El grado de desconfianza que generaron, se ve en el anuncio de la compra y giro de dólares necesario para pagar los intereses que vencen en 6 meses y la respuesta de los inversores fue: ¿Qué pasa con el capital? ¡Faltan 6 meses!”, señaló el analista financiero Christian Buteler.
Los bonos soberanos tuvieron bajas de hasta 3,3% en los de legislación extranjera y el riesgo país aumentó 44 unidades (+2,9%) a 1.555 puntos básicos. La apertura al alza, duró un instante.
La definición precisa de cómo está el mercado la dieron en la mesa de Adcap Grupo Financiero: “en nuestra visión, esta medida revitalizará el carry trade (pasarse de dólares a pesos y luego volver para tomar las ganancias en dólares) al estabilizar o reducir la brecha. Sin embargo, el hecho de que implique menos compra de dólares lo vuelve dependiente de la entrada de dólares vía blanqueo de capitales o liquidación de exportadores”.
El plan A del Gobierno, es el blanqueo; no caben dudas. Las liquidaciones de los exportadores se verán acotadas por la caída generalizada de la soja (cotizó a USD 386 en Chicago, el menor valor desde octubre de 2020) del maíz y del trigo. En un escenario de un crawl inalterable de 2% mensual no luce como un aporte promisorio para la nueva política de venta de divisas para absorber pesos.
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El Banco Central redobló su apuesta para el plan de emisión cero que consiste en vender dólares financieros que compra a $920 y los recoloca a $1.300, de acuerdo con el cierre de ayer para ganar con la brecha. Pero no conforme con que esto rija desde ahora, prometió un viaje al pasado y absorbería los pesos que emitió desde mayo lo que costará $2,5 billones que los adquiriría colocando USD 1.400 millones.
Tras este fuego pesado, los dólares en todas sus variables se desplomaron. El dólar “blue”, que es el menos importante financieramente, pero pesa en lo psicológico, perdió $85 (-5,7%) y cerró a $1.415. El dólar MEP bajó $85,49 a $1.330,83 y el contado con liquidación (CCL) $121,6 (-8,5%) a $1.306,97 y quedó más barato que el MEP. Esto es como si alguien quiera fugar dólares y no solo no le cobren comisión para enviarlos al exterior, sino que le paguen.
Para que el mercado se distienda el Central hizo conocer un informe detallado de hacia dónde va la fase 3 y proyectó la inflación de julio en 3,7%. Por supuesto, el impacto en los bonos CER que ajustan por el índice de precios, fue inmediato y bajaron hasta 1,50%.
El trader Nicolás Cappella de Invertir en Bolsa dijo que “el Gobierno quiere alejar los fantasmas del default, pero en los bonos soberanos pesó más el hecho de que se venderán reservas en el corto plazo, más allá de que se hace con un fin monetario y para buscar salir del cepo, y los soberanos marcaron bajas”.
Otro dato que procuró restablecer la confianza en el mercado fue el anuncio de que mañana se acabarían los puts (opciones de ventas anticipadas de bonos del Tesoro al Banco Central) porque se los recomprarían a los bancos.
En tanto, en el Mercado Libre de Cambios (MLC) se operaron UDSD 266 millones y el BCRA recompró USD 36 millones, lo que lo obligaría a vender USD 25 millones y quedarse con 11 millones, para absorber los pesos que pagó por esos dólares.
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Las reservas perdieron USD 102 millones y quedaron en USD 28.172 millones, pero sin noticias de que el Central haya intervenido en el mercado cambiario.
Según el informe de la consultora F2 de Andrés Reschini “la brecha en 55% (62% con el “blue”) y subiendo es un problema y el Gobierno lo tiene claro. Pero decidió bajarla a garrotazos, mientras continúa su intento de torcer la voluntad del mercado hacia un peso apreciado. Por eso, decidió incrementar el apretón monetario y jugar más al filo con la acumulación de reservas, antes que convalidar un tipo de cambio mayor en el mercado oficial. El hecho de que el BCRA venda en el CCL hasta absorber los pesos que vuelca a la calle con las compras, incrementa el riesgo de no acumular reservas. El anuncio de la compra de divisas por parte del Tesoro para garantizar el pago de intereses de deuda soberana en enero intenta sopesar el efecto del riesgo crediticio”.
Sobre el mercado de futuros, F2 indico que “los ajustes fueron rojos, excepto el +0,05% de setiembre. El volumen operado fue de 134.141 contratos, salvo el del 11 de diciembre pasado, que fue la primera rueda bajo la administración Milei, esta fue la de menor movimiento. De modo que podemos pensar que las medidas no generaron temor a una devaluación, sino que reforzaron la idea de que el BCRA logrará mantener bajo control al tipo de cambio y el mercado no salió en búsqueda de cobertura con bonos atados al dólar. Las tasas implícitas siguen bien pegadas a las de la curva pesos que no sufrió variaciones de magnitud”.
La Bolsa tuvo una rueda de toma de ganancias. Los inversores se fueron esperando con el dinero en la mano esperando el futuro que vendrá con las nuevas medidas. Nadie sabe quién gana y quién pierde. La posición de los vendedores fue extrema. El Merval de las acciones líderes perdió 12,3% en pesos y 4,1% en dólares. Las caídas de las acciones fueron casi todas de dos dígitos. Ternium llevó la peor parte con un retroceso de 15,02%, no muy lejos de los papeles que la escoltaron.
Los ADR -certificados de tenencia de acciones que cotizan en las Bolsas de Nueva York- tuvieron bajas generalizadas. Estos certificados cotizan en pesos al tipo de cambio CCL. Transportadora Gas del Sur (-5,3%) y Central Puerto (-4,7%) fueron las más afectadas.
Para hoy se esperan rebotes, pero los inversores están preocupados por el estilo convulsivo que tiene el Gobierno para resolver problemas puntuales.