Enrique Ponce vivía el pasado sábado 28 de septiembre uno de los días más emotivos de su carrera al despedirse a hombros y por la puerta grande de la plaza de toros de Las Ventas ante su inminente retirada de los ruedos tras más de 30 años de alterntiva.
Aprovechando su paso por Madrid el torero disfrutaba de un plan muy especial antes de regresar a Almería, donde vive con Ana Soria desde 2020; y presumiendo de la maravillosa relación que mantienen a pesar de no verse tan a menudo como les gustaría, se reencontraba con su hija mayor, Paloma (16), para comer en un conocido restaurante de la capital.
Tras el almuerzo, Ponce llevaba a la joven a la casa de Paloma Cuevas, y dejando entrever que tienen un trato más que cordial a pesar de lo polémica que fue su separación en plena pandemia del COVID -después de 25 años juntos- tras salir a la luz que la joven almeriense podría haber tenido algo que ver en su ruptura, el diestro subía a la residencia de su exmujer para cambiarse de ropa y ponerse cómodo para el viaje de vuelta a Almería.
Mientras que al entrar en el domicilio de la diseñadora llevaba pantalón claro, camisa azul cielo, americana y zapatos de piel en marrón, minutos después abandonaba el lugar luciendo un estilismo mucho más relajado con pantalón cargo en gris y mocasines en beige, guardando cuidadosamente sus pertenencias en el maletero de su coche.
Relajado y sonriente tras disfrutar de parte de la jornada con su hija, Enrique se ha limitado a responder ante las cámaras que “todo está muy bien, gracias”, dejando en el aire si tras su retirada planea casarse con Ana Soria como se ha rumoreado en los últimos tiempos. Tampoco ha querido aclarar si se mudarán pronto al impresionante chalet que se han construido en Almería, ni si le gustaría ampliar la familia junto a la joven abogada con la que lleva 4 años de feliz y discreta relación.