El expresidente de Bolivia Evo Morales reveló que policías y militares activos le mandaron chalecos antibalas y le pidieron que se cuide en medio de la marcha que encabeza para protestar contra el Gobierno y reclamar la habilitación de su candidatura para las próximas elecciones. “Ayer policías en ejercicio activo me hicieron llegar un chaleco antibalas, preocupados. El miércoles otro grupo de militares me hizo llegar otro chaleco antibalas. (Me dicen) Evo cuídate”, manifestó el domingo en entrevista con la agencia EFE.
A decir del exmandatario, el Gobierno planifica atentar contra su vida. “Tengo capturas, chateos, quieren acabar con la vida de Evo”, manifestó. Morales dijo que las otras estrategias en su contra serían procesarlo legalmente, involucrarlo con el narcotráfico y usar “alguna compañera” para que lo demande.
Hasta el momento, el Gobierno no ha hecho declaraciones sobre esta acusación y ha insistido con resolver el conflicto a través del diálogo. Tras el fracaso de dos intentos de diálogo, y luego de la mediación de la Defensoría del Pueblo, el presidente Luis Arce emitió el domingo por la noche un video televisado en el que vuelve a convocar al líder cocalero a un encuentro “sin condicionamientos”.
“El Gobierno ratifica su posición de convocarte en respeto mutuo al diálogo”, manifestó el jefe de Estado y afirmó: “Nuestra apuesta es por la paz”.
Sin embargo, a medida que la marcha avanza la tensión crece en Bolivia y las acusaciones de un lado y el otro suben de tono. El ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, manifestó que el expresidente “continúa con su plan para llenar de sangre y muerte Bolivia” y advirtió que van a actuar “como manda la Constitución Política del Estado”. En tanto, el exministro y miembro del equipo legal de Morales, Carlos Romero, denunció que el Gobierno planifica un “criminal genocidio” contra la movilización social que hoy cumple su séptimo día.
En medio del cruce de acusaciones, Morales envió una carta al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, solicitándole la intervención del organismo, a fin de impedir que el Gobierno “desbarate” su protesta con “grupos de choque que son en realidad grupos paramilitares”.
A las 09:00 de este lunes, la caminata denominada “Marcha para Salvar Bolivia” llegó a la ciudad de El Alto y se estima que arribe antes del mediodía a La Paz. En previsión por la movilización, la Policía cercó el ingreso a la Plaza Murillo y la Central Obrera Boliviana. De igual forma, algunos colegios de La Paz y El Alto suspendieron clases presenciales.
El domingo hubo enfrentamientos entre seguidores de Luis Arce y Evo Morales en la localidad alteña de Ventilla, a 11 kilómetros de donde se encontraba la marcha. Tras varias horas de pelea con piedras y petardos, la Policía dispersó a los manifestantes con gases lacrimógenos.
Según la ministra de Salud, Maria Renee Castro, el choque de militantes dejó ocho personas heridas y equipos médicos dañados, luego de que se atacaran ambulancias y al personal de salud. “Eso no pasa ni en una guerra”, manifestó y acusó a los seguidores del expresidente por los ataques.
La movilización exige respuesta a un listado de demandas sindicales vinculadas a la crisis económica e incluye el reconocimiento del congreso que el Movimiento Al Socialismo (MAS) realizó en Lauca Ñ, Cochabamba, donde se ratificó la jefatura de Evo Morales del partido y se determinó que sea el candidato de las elecciones de 2025, algo que el Gobierno asegura que no es posible por una limitante constitucional sobre la reelección.
El Gobierno afirma que ya se dio respuesta a las peticiones, a través de un documento enviado por los ministros de Estado en el que argumentan cada una de las demandas pero no ofrecen soluciones. En un encuentro del ala evista del partido, a inicios de septiembre, se anunciaron bloqueos a partir de octubre si no se daba respuesta a su pedido, lo que puede aumentar aún más la conflictividad política en Bolivia.