Las llamas, producto de un cortocircuito, calcinaron todas las habitaciones de la humilde vivienda de Julio Arias, ubicada en la comuna dos del norte de Bucaramanga.
Lo que parecía ser una mañana tranquila aquel viernes 14 de junio, se convirtió en minutos de suspenso cuando un fuerte olor a quemado inundó los alrededores del Conjunto Norte Club sobre la vía que comunica a Matanza con la ‘ciudad bonita’.
El humo provenía de la vivienda rural de Julio Arias Díaz y Elizabeth Hernández Barrera, dos adultos mayores, quienes construyeron el ‘pequeño rancho’ hace 35 años.
Mientras Arias se encontraba mercando en la plaza de San Francisco, en su hogar una chispa que brotó del cable de energía fue lo que provocó una repentina llamarada que se propagó por cada una de las habitaciones.
Los cables, electrodomésticos, ropa y comida sirvieron para avivar un fuego que en menos de 20 minutos hizo que colapsara el techo de la vivienda. Afortunadamente, Elizabeth evacuó el lugar momentos antes de que se desprendiera el techo sobre las habitaciones. En un abrir y cerrar de ojos, Julio y los Bomberos de Bucaramanga hicieron presencia y acabaron con la emergencia.
Bultos de ceniza
Los nietos de la pareja, Nicolás de 8 años y Santiago de 3 años, suelen visitarlos sagradamente todos los días a las 6:00 de la mañana. Sin embargo, “ese viernes que se quemó la casa los niños no iban a venir, sino estaríamos hablando de una tragedia” relata con un semblante triste el dueño de la casa.
A pesar de que no hay víctimas fatales y las quemaduras a penas si se notan en las manos de Julio, lo cierto es que el taller y las herramientas que le daba el sustento económico a los dos adultos quedaron reducidos a bultos de cenizas que ellos mismos trasladaron hasta la puerta del recinto.
¿Y las ayudas?
Tan pronto como se conoció la delicada situación de los residentes de la vereda Pedregal, los comerciantes de la plaza de mercado del barrio Kennedy no dudaron en demostrar su generosidad y reunieron un mercado para ellos. También, los ediles Álvaro Bustos y Carlos Jeréz realizaron una colecta en distintos barrios aledaños.
Y casi una semana después de los hechos, la Unidad Municipal de Gestión del Riesgo y del Desastre se comprometió con la familia a entregarles 25 tejas de eternit, un kit de aseo y uno de alimentación. Tales elementos serán entregados hoy en la mañana en una bodega del barrio Gaitán.
Aunque las ayudas lleguen de distintos lados, Julio y Elizabeth hacen un llamado a los entes municipales y empresas privadas a que los ayuden a construir sobre los escombros de su hogar. Si desea comunicarse con ellos, puede llamar al teléfono 3043285730.
Redacción: Felipe Jaimes Lagos.
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