Ana Altamirano Malabrigo, fiscal adjunta provincial provisional del distrito La Esperanza en Trujillo, prefirió acudir a una celebración familiar y desestimó la atención de un caso de robo a mano armada contra dos policías que tenía asignado, según una serie de audios difundidos este domingo por el programa Punto Final.
El incidente ocurrió el pasado 14 de junio, cuando cuatro individuos despojaron a dos efectivos policiales de su vehículo y armas reglamentarias. El general José Zavala, jefe de la Región Policial La Libertad, informó que uno de los asaltantes era menor de edad y tenía antecedentes por robo agravado y conducción en estado de ebriedad. Mientras tanto, Abraham Abanto, otro de los delincuentes, contaba con antecedentes por robo agravado y hurto.
Zavala detalló que cinco implicados fueron capturados y tres vehículos incautados, uno de los cuales fue utilizado para cometer el delito. Los delincuentes fueron trasladados a la comisaría y puestos a disposición del Ministerio Público con un plazo de flagrancia de 48 horas. Altamirano Malabrigo quedó a cargo del caso, pero una serie de grabaciones revelaron su falta de urgencia para atenderlo.
“No hay que apurar nada. Tengo otros casos prioritarios también. No me estén apurando ni estresando”, se le escucha decir en un primer registro de voz. El plazo de 48 horas corría, pero la fiscal seguía excusándose. “Sabes lo que pasa, es que tengo una cena de cumpleaños y como estaba el turno tranquilo, voy a ir a cumplir con la cena y regreso”, dijo.
A pesar de la insistencia de la Policía Nacional (PNP), la magistrada priorizó compromisos personales. “No he dormido nada. Estoy en el turno con mil detenidos. Ahorita me estoy alistando porque necesito ir a saludar por el Día del Padre”, afirmó. La magistrada apareció cuando la institución policial ya había liberado a los delincuentes al vencer el plazo de flagrancia. Consultada por el dominical, ella se limitó a responder de manera escueta: “Estoy en un momento familiar”, dijo antes de cortar la llamada.
Tras el reportaje, la Fiscalía de la Nación anunció que revocó su nombramiento por “indebida actuación”. De igual manera, procedió contra César Christian Cruzado Chiroque por liberar a detenidos sin el mayor análisis de los hechos. La conducta de estos fiscales, junto con la del fiscal provincial Miguel Ángel Beleván Vásquez, fue reportada a la Autoridad Nacional de Control del Ministerio Público.
Para la abogada Romy Chang, este caso expone que “la corrupción es transversal” y se encuentra en todos los ámbitos. “Hay que reconocer que así como hay policías que piden dinero, hay fiscales que piden dinero, jueces que piden dinero y abogados que engañan a sus clientes”, dijo.
Alférez pedía coima
El mismo dominical reveló que el alférez Franco Arias Jiménez, egresado hace ocho meses de la PNP, exigió una coima de S/2,000 a la madre de un detenido por tenencia de estupefacientes. El agente mencionó a la madre del implicado que las diligencias pueden ser aceleradas a cambio del soborno y sugirió que no invirtiera en abogados, ya que su intervención sería suficiente para garantizar un resultado favorable.
“Creo que usted está jugando conmigo. Sea sincera, dígame, no tengo nada… no puedo trabajar así”, dijo Arias. En un último mensaje para persuadir a la madre, Arias insistió: “Todo va a salir a favor, que él sale limpio. Simplemente, ha sido un consumidor, lamentablemente así es este sistema, todo es con plata en mano”.
El intervenido permaneció durante 15 días en la dependencia policial. Sin embargo, bajo la óptica de la abogada Romy Chang, nunca debió estar retenido por ese tiempo. “No importa la cantidad de drogas que te encuentren, si no logran acreditar que la quieres comercializar y es solo para consumo propio, ahí no hay caso”, señaló la jurista.
Consultado por el programa, Arias indicó no recordar la conversación. “Hoy en día vemos tantas cosas, conversaciones, audios… no puedo darle credibilidad a eso. No es que me haya olvidado, no he hablado con nadie así, no reconozco ese audio, no me acuerdo de esa conversación”, mencionó.