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Foro GLI 2024: cómo cerrar las brechas de género y mejorar el acceso a la salud de las mujeres

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El Foro GLI LATAM es el primer evento en América Latina enfocado exclusivamente en la inversión con enfoque de género. Este miércoles, 5 de junio, se llevó a cabo la primera jornada de charlas y talleres, con la exposición de destacadas personalidades unidas en el objetivo de impulsar la igualdad y fomentar el desarrollo económico en la región.

Concebido como una plataforma para el aprendizaje y el intercambio de ideas, el evento reúne a diversos actores del ámbito inversor, emprendedor, académico y corporativo. La intención es clara: crear un espacio donde las sinergias y las conversaciones poderosas puedan florecer, con el objetivo de co-crear soluciones concretas que permitan la equidad de género en América Latina.

Realizado en la Usina del Arte de Buenos Aires y organizado por Pro Mujer, el foro congrega a más de 1.200 asistentes, entre ellos, líderes influyentes de la sociedad civil y representantes de instituciones multilaterales.

Esta jornada incluyó un simposio sobre las brechas de género en salud, un tema de relevancia y actualidad, tal como coincideron los especialistas convocados. Este encuentro tuvo como objetivo destacar de qué forma la innovación podría cerrar estas diferencias y mejorar el acceso a la salud para las mujeres.

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Carmen Correa, CEO de Pro Mujer, durante el foro Gli (Aivan/)

La charla fue moderada por Ana Inés Álvarez, directora ejecutiva de Fundación Avón, y contó con los aportes de Roberto Ewel, gerente de salud de Pro Mujer en Bolivia; Florencia Muther, socia asociada de McKinsey & Company; Gabriela Pittis, presidenta del laboratorio Takeda Latam; y Valeria Liegard, directora de Asuntos Estratégicos y líder de Diversidad, Equidad e Inclusión de Latinoamérica Sur de Johnson & Johnson.

Muther presentó algunas conclusiones de un estudio realizado en conjunto con el Foro Económico Mundial con el objetivo de entender las brechas de salud de las mujeres y elaborar reflexiones a futuro. “Esto implica comprender cómo afecta la economía, entre otras cosas”, subrayó.

Y siguió: “Cuando hablemos del término mujeres en esta presentación, nos referimos a aquellas personas que son mujeres cisgénero o que tienen biología femenina. Entendemos la importancia de generar más estudio e información sobre personas transgénero, de género fluido y no binarias”.

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Muther presentó los estudios de un relevamiento sobre salud femenina

Las conclusiones de este estudio, según contó Muther, “se basan en el análisis de 650 artículos que cubren más de 180 intervenciones. De esas 180 intervenciones, hay 64 enfermedades que representan más del 90% de la brecha de salud que tienen las mujeres hoy. Además, estos estudios fueron complementados con más de 50 entrevistas a expertos”

“Una de las grandes conclusiones del estudio fue que hay poca información sobre la salud de las mujeres. El trabajo se realizó con los datos existentes, y sabemos que a medida que se estudie más y se genere más información, los números se irán complementando y mejorando. Sin embargo, creemos que este es un buen punto de partida y que hay conclusiones importantes”, planteó la especialista.

Remarcó también que “la idea es desmitificar algunos de los mitos existentes sobre la salud de la mujer. El primer mito es que las mujeres viven más que los hombres y, por ende, son más saludables. En los últimos años, la expectativa de vida ha crecido tanto para mujeres como para hombres, pasando de 30 años en el 1800 a 73 años en 2018. Sin embargo, las mujeres viven un 25% más de su tiempo con alguna discapacidad, lo que afecta su calidad de vida personal, laboral y comunitaria. Vivir más años no necesariamente significa vivir más saludable”.

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El estudio presentado identificó que las mujeres viven un 25% más de su tiempo con alguna discapacidad, desmitificando la creencia de que vivir más años implica una mejor salud, afectando la calidad de vida personal, laboral y comunitaria

El segundo mito repasado por Muther es que la brecha de salud de las mujeres se concentra en los últimos años de vida. “Esto también es falso. Al analizar la oportunidad de años adicionales vividos hacia el 2040, si se cierran las brechas de salud, el 60% de esos años ocurre entre los 20 y los 60 años de vida, es decir, durante los años de mayor inserción laboral. Esto impacta directamente en la productividad y la economía”, reflexionó.

El tercer punto es que la brecha de enfermedades en la salud femenina se basa únicamente en la salud sexual y reproductiva. “Los datos muestran que el 95% de las enfermedades que afectan a las mujeres también afectan a los hombres”, repasó Muther. Detalló que los autores del trabajo agruparon a las enfermedades en cuatro categorías:

  • Enfermedades que únicamente afectan a mujeres, como la menopausia y la endometriosis (5% del total).
  • Enfermedades que afectan a ambos géneros de manera diferente, como las cardiovasculares.
  • Enfermedades que afectan desproporcionadamente a las mujeres, como las autoinmunes y las migrañas (47% de las enfermedades).
  • Condiciones médicas que afectan por igual a ambos géneros (43%).
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Una postal de otra de las charlas, “La economía del cuidado mueve al mundo”, con Gala Díaz Langou, de Cippec; Carolina Lopez Camelo, de Sanofi; Magdalena Furtado, de ONU Mujeres; y Natalia Gherardi, directora ejecutiva de ELA. Moderó Carolina Robino

Aunque la mayoría de estas patologías no son mortales, afectan significativamente la calidad de vida, según la experta.

“El cuarto mito es que la salud de las mujeres representa un mercado pequeño. La endometriosis, por ejemplo, afecta a una de cada diez mujeres a nivel mundial y tiene un gasto proyectado de entre 180 y 250 millones de dólares anuales, pero hoy solo cuenta con unos 20 tratamientos activos. Comparativamente, la diabetes, que también afecta a una de cada diez personas, tiene un gasto de alrededor de 170 millones de dólares anuales y 580 tratamientos en desarrollo”, advirtió Muther.

En cuanto a las razones detrás de esta brecha, identificó cuatro principales:

  • Falta de entendimiento suficiente sobre las diferencias en salud entre géneros.
  • Acceso limitado a tratamientos adecuados para mujeres.
  • Brecha en información y datos disponibles.
  • Baja inversión en investigación sobre la salud femenina.
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Carmen Correa, en la primera jornada, mantuvo una charla con Daniela Aza, speaker y facilitadora en discapacidad y diversidad, sobre su historia de vida (Maximiliano Luna)

“Si cerramos esta brecha, el impacto económico podría ser de alrededor de 1 billón de dólares anuales en el PIB para 2040, representando un 1,7% del PIB generado por mujeres”, dijo Muther.

Y para cerrar la brecha, propuso seis acciones:

  • Aumentar la concientización sobre la brecha de salud femenina.
  • Mejorar el acceso a atención diferenciada por género.
  • Recopilar más datos sobre la salud de las mujeres.
  • Eliminar las brechas en investigación promoviendo estudios diferenciados por género.
  • Fomentar el financiamiento para innovaciones en salud femenina.
  • Desarrollar políticas que promuevan la salud de la mujer.
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Paula Trapani, host del Foro GLI (Aivan/)

Acceso a servicios médicos con perspectiva de género

Al analizar estos resultados, Roberto Ewel apuntó: “Me llama la atención la falta de acceso a servicios médicos que tengan en cuenta a la mujer. Tenemos que considerar lo que pasa en las mujeres de áreas rurales y campesinas de Latinoamérica, donde esto se ve acentuado. Además, está la carga que llevan las mujeres sobre la economía de cuidado. Si a esto le sumamos la escasa infraestructura médica en áreas periurbanas y rurales, y que hay menos personal médico y de salud con foco en la mujer, la situación es realmente crítica”.

“Tenemos que hacer un análisis introspectivo y tomar en cuenta estas condiciones para buscar una solución —señaló Ewel—, que no creo que sea de un grupo de instituciones sino más bien algo colectivo. Generar políticas específicas donde intervengan los gobiernos y analizar los sistemas de salud que tenemos para reforzarlos. No podemos dejar de lado la responsabilidad de ONGs y fundaciones de la sociedad civil que tienen que ir de la mano con la iniciativa privada. Es la única forma de unir a todos los actores sociales para llevar a un cambio”.

“Deberíamos partir de un objetivo común aunque haya divergencias en el camino”, indicó el integrante de ProMujer. Y sumó: “Nosotros buscamos programas de salud centrados en la perspectiva de género en general. Hay un proyecto específico en Bolivia bajo el tema de proyección y planificación a futuro: el programa de las promotoras de salud comunitaria. Son mujeres voluntarias de distintas comunidades y tienen rasgos de liderazgo que brindan servicio de identificación de factores de riesgo de enfermedades no transmisibles como diabetes, hipertensión y obesidad que son precursoras de otros problemas muy serios y poco atendidos como los cardíacos”.

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Foto de la charla “El poder de los datos para impulsar la igualdad de género”

Según Ewel, estas mujeres, al ser de las comunidades, rompen la desconfianza porque son atendidas por sus pares o en su idioma nativo. Por lo tanto, uno de los componentes importantes del programa es la concientización y orientación para identificar los factores de riesgo.

“Buscamos coordinar con servicios de salud públicos y privados para continuar la labor porque el siguiente paso es hacer un seguimiento para ver cómo ha ido evolucionando su enfermedad. El año pasado logramos cerca de 27 mil consejos y orientaciones en salud y hemos hecho un seguimiento a cerca de 9 mil mujeres con algún factor de riesgo. Queremos seguir haciendo el seguimiento para ver comportamientos en estilo de vida que nos permitan prevenir enfermedades a futuro”, dijo el especialista.

A su turno, Liegard enfatizó: “La innovación en salud debe colaborar en cerrar la brecha. La investigación y el desarrollo tienen la oportunidad de prevenir y tratar enfermedades que en muchos casos impactan en la vida de las mujeres, y se avanza en tecnologías más inteligentes, menos invasivas y más personalizadas que permitan un impacto positivo en la calidad de vida femenina”.

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La inauguración del evento fue el martes 4 de junio

Desafíos y oportunidades para las mujeres profesionales de la salud

“Nosotros lanzamos resultados de un relevamiento con la organización Voces Vitales —amplió Liegard— para entender las oportunidades y los desafíos a los que se enfrentan las mujeres profesionales de salud en América del Sur. En el caso de las mujeres encuestadas en Argentina, el 46% manifestó haber tenido sentimiento de discriminación de género en algún momento de su carrera. Las mujeres ocupan el 70% de la fuerza laboral en salud, sin embargo lo hacen en roles de menor jerarquía o menos remunerados. Por eso, hay que avanzar en la equidad de género en todas las profesiones”.

Para la experta de Johnson & Johnson, las mujeres en salud tienen voz y experiencia: “Hay que entender el contexto y las herramientas para evolucionar en equidad y sumar valor a la industria de la salud. Visibilizar datos ayuda a tomar acción. Tenemos que entender el diagnóstico para saber en qué áreas accionar. La salud es todo. Nuestro enfoque es tratar enfermedades que muchas veces son complejas y devastadoras, entre ellas patologías que impactan en la mujer como cáncer, enfermedades autoinmunes, de salud mental, salud sexual y reproductiva”.

“Es importante invertir en patologías que afectan la salud femenina como la endometriosis. Y por otro lado es clave la inversión en patologías que tienen alta incidencia femenina, como depresión o artritis reumatoidea, entre otras. Nuestra estrategia de diversidad, equidad e inclusión tiene un pilar enfocado en liderazgo femenino e inclusión para capacitar a todas las personas en sus experiencias y habilidades únicas para avanzar en equidad de género en todas las profesiones”, aseveró Liegard.

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Más de 1200 personas por día confirmaron asistencia al foro (Maximiliano Luna)

Asimismo, contó detalles de uno de los programas de salud con perspectiva de género, que implica campañas externas e internas de la compañía que representa para concientizar sobre enfermedades que impactan en la salud femenina.

“El objetivo es generar prevención, diagnóstico temprano y dimensionar lo importante que es esto en el impacto en la salud de la mujer. Hay que trabajar en políticas que puedan flexibilizar las situaciones laborales en determinadas etapas de la vida profesional de la mujer porque hay que acompañarla en sus necesidades incluidas las de salud. Cerrar la brecha en la salud femenina tiene que ver con influenciar el contexto, capacitar y crear cultura”, cerró Liegard.

Por su parte, Pittis, de Takeda, reflexionó: “Esto de que las mujeres vivimos más pero no mejor me llama la atención. Nosotros en nuestra labor estamos enfocados en enfermedades raras y esto lo vemos por la falta de diagnóstico: los pacientes tardan años y tienen un camino muy difícil hasta llegar a un diagnóstico correcto. Uno de los temas que trabajamos es la enfermedad de Fabry, que es multisistémica, muy compleja, es genética y transmisible”.

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Para cerrar la brecha de salud femenina, es crucial aumentar la concientización, mejorar el acceso a atención diferenciada, recopilar más datos, promover estudios diferenciados por género y fomentar el financiamiento para innovaciones en salud, según los expertos

“Además —agregó— la enfermedad de Fabry está relacionada al sexo, es decir que los varones son enfermos y las mujeres consideradas portadoras. Esa palabra, ‘portadoras’, genera culpa y sobre todo no se le da la importancia que debe porque esa mujer sufre una enfermedad. Muchas de estas pacientes viven más tiempo pero peor. Uno de los pilares que trabajamos es el diagnóstico”.

Para la especialista, “generar diagnósticos tempranos es importante porque abre dos alternativas: tratarse correctamente y pensar en una planificación familiar”.

“Arrancamos con este proyecto de diagnóstico que nos permite acortar los tiempos y le dimos una vuelta más que es el consejo genético. Hoy, las mujeres que son diagnosticadas con Fabry u otras enfermedades genéticas pueden tener acceso a ese consejo como familia y decidir sobre su planificación familiar. Más allá de las medicinas que son una gran innovación, quiero traer a la mesa a la mujer cuidadora. Nosotros nos dedicamos a enfermedades raras casi todas genéticas y crónicas y vemos en nuestro universo tanto a la mujer paciente como a la cuidadora”, afirmó Pittis.

FORO GLI LATAM 2022 Pro Mujer
También se resaltó la importancia del diagnóstico temprano y el consejo genético para mujeres con enfermedades genéticas como Fabry, subrayando que estas pacientes viven más tiempo pero con peor calidad de vida debido a la falta de diagnóstico

Y siguió: “Tenemos a más de 2 mil personas enroladas y a pacientes con enfermedades raras. Cuando miramos, más del 50% son mujeres. El resto, 25% son niños y de esos niños, quienes se ocupan son generalmente las madres o las abuelas. Siempre es una mujer la que está detrás de ese niño acompañando”.

“En Takeda pensamos cómo acompañar a esas madres y familias. El programa de infusión domiciliaria nos permitió acompañar a esas familias y por supuesto es para hombres y mujeres, pero el impacto en familias con niños con estas enfermedades es fenomenal porque acerca la infusión a la casa en un ámbito de confianza, más amigable, donde mientras el niño se infunde, la madre puede estar relajada y hacer otra cosa, vivir una cotidianidad que no puede vivir si tiene que ir al hospital”, destacó Pittis.

Y cerró: “La cultura de cuidar la diversidad es nuestra obligación. El rol que ocupamos, donde sea, implica agregar nuestro granito de arena para hacer un cambio”.

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