Se hizo cargo de la presidencia de la Confederación Unión Argentina de Entidades de Salud (UAS) en medio de la extrema tensión entre el Gobierno y las empresas de medicina prepaga, y en reemplazo de un referente del sector, Claudio Belocopitt, dueño de Swiss Medical.
Hugo Magonza, quien además es Director General del Cemic y presidente de la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (Acami), fue una pieza central de la negociación que terminó con el acuerdo entre las partes que se firmó el lunes pasado, luego de álgidas 16 horas de negociación en el juzgado civil y comercial federal de Juan Stinco.
“No había que llegar a esa situación, fue todo una cuestión más política que económica. Las prepagas no deberían devolver nada, no corresponde”, destacó el directivo en diálogo con Infobae.
Así, las empresas del sector acordaron devolver en 12 cuotas lo que cobraron por sobre la inflación desde diciembre (actualizadas por la tasa de interés mensual de plazo fijo del Banco Nación), liberar las cuotas desde julio (en las primeras negociaciones esa fecha era en octubre) y reincorporar a sus planes a quienes quedaron afuera por falta de pago (no está claro aún cómo se hará).
“No fue el mejor acuerdo, pero es preferible eso a un juicio e incertidumbre. Hicimos lo mejor que pudimos en estas circunstancias. Ir a juicio era la incertidumbre total, algo mucho más negativo. Los cálculos que hace el Gobierno no son correctos y, además, la inflación no refleja los costos de la salud”, dijo el ejecutivo, máster en Administración de Empresas y expresidente de la Asociación Latinoamericana de Sistemas Privados de Salud (Alami).
“No había que llegar a esa situación, fue todo una cuestión más política que económica. Las prepagas no deberían devolver nada, no corresponde”
— ¿Se apuraron las empresas aumentando tanto en tan poco tiempo?
— Técnicamente se hizo lo correcto. Al día 31 de diciembre había una brecha entre las cuotas y el costo de la salud de 150%, y de 155% contra los medicamentos, que pasaron a representar el 40% del gasto de las empresas de medicina privada. Una de las drogas con mejores resultados para oncología, el Pembrolizumab, aumentó más de 400 por ciento. Había una expectativa de inflación de 30% y subir 40% en promedio, como se aumentó en enero, significaba ganar 8 o 10 puntos. Terminó siendo como un efecto “Puerta 12″ porque tuvieron comprimido por mucho tiempo a un sector que emplea 1,5 millones de personas. En los últimos 12 años, hasta fines de 2023, las cuotas subieron un promedio de 8.000% mientras que la canasta de la clase media subió 37.000%. Todas las curvas –costo de vida, costo de salud, medicamentos, dólar, etc.– se incrementaron más que las prepagas. La idea era hacer este ajuste y después, progresivamente, ir bajando para ganarle algunos puntos a la inflación durante 12 o 18 meses. En medio de ese proceso empezaron a pesar cuestiones ajenas a nosotros, como el impacto de las tarifas y otros aumentos.
— En ese contexto fue cuando el ministro Luis Caputo dijo que las prepagas estaban matando a la clase media. ¿Creen que la tensión que se generó fue para evitar el impacto inflacionario?
— No conozco al ministro en persona, pero sé que entiende bastante de estos temas. La salud pesa 2,21% en el índice de inflación.
— ¿El Gobierno los tomó como “enemigos”?
— No sé si nos tomaron como enemigos. Hubo que resolver una cuestión que ya habían definido y apaciguar a la gente que estaba muy preocupada por el tema.
— ¿Había una mejor solución mejor?
— Nos podríamos haber sentado en la misma mesa para buscar una salida programada.
— El Gobierno señaló directamente a Claudio Belocopitt, dueño de Swiss Medical y su antecesor en la UAS.
— Atacaron a una persona, hicieron del tema casi una cuestión personal. No está nada bien eso. Claudio nunca dijo algo distinto a lo que digo yo ahora. Es un empresario exitoso y para muchos eso no está bien visto, por más raro que parezca. Se fue de UAS para no complicar a la entidad. En su momento, lo único que les aconsejó a todos fue tener prudencia. Nada más.
— ¿Por qué se decidió liberar otra vez los precios en julio en lugar de tener un sendero de varios meses de subas atadas al IPC, por ejemplo?
— Es que el IPC no debe regir las subas. Se van a tomar, como dice la ley, las variaciones de las estructuras de costos de cada una de las empresas. El Gobierno calcula que para julio la economía va a estar estabilizada, y puede ser que sea así. En una economía estable las correcciones van a ser mucho menores.
“Hicimos lo mejor que pudimos bajo las circunstancias en las que estamos. Ir a juicio era la incertidumbre total, hubiese sido mucho más negativo”
— Devolver lo cobrado de más en 12 cuotas actualizadas por un índice menor a la inflación parece bastante perjudicial para los afiliados.
— Son fondos que ya se gastaron. Se usaron para pagarles a prestatarios, médicos, etc. Repito: 1,5 millones de personas trabajan en el sistema privado. La salud en la Argentina es extraordinariamente buena, aunque no se la valore. El tema no está entre las principales preocupaciones, se ve en las encuestas. En todo este contexto, la caída de carteras fue de poco más del 2 por ciento. La gente no se quiere ir y las empresas no quieren perder su afiliados. Por eso se ofrecieron planes alternativos y de contención.
— El Gobierno acusó a las grandes del sector de cartelización. ¿Qué opina?
— No hubo ni hay cartelización de ningún tipo. Hay 600 empresas de medicina privada. En la UAS se les recomendó que fueran prudentes, que pusieran aumentos razonables y que no hubiera excesos porque la gente no podía pagar. Después, cada empresa hizo lo que le pareció. Debemos encontrar una solución y en parte eso tiene que ver con que el sistema público de salud funcione bien.
— Caputo asegura que el Gobierno no va a desistir de la acusación.
— Tenemos la razón. Hay que dejar que siga el proceso y se resuelva.
— ¿La cartelización estuvo en la mesa de negociación el lunes? El Gobierno dice que sí.
— El lunes se trató una cautelar judicial. Lo otro es una denuncia administrativa en Defensa de la Competencia.
— Sí, pero estaban todos los actores sentados en la misma mesa.
— Entendemos que ya resuelto el tema de la devolución y todo lo que se acordó esta semana, lo demás debería empezar a resolverse. La UAS también está demandada también y nuestros abogados presentaron argumentos más que sólidos para demostrar que no hubo colusión.
— ¿Cómo van a aumentar las prepagas desde julio?
— Cada una va a tener que hacer lo que crea conveniente según sus necesidades y con la prudencia que corresponde.
“El sistema estaba por colapsar en 31 de diciembre, se empezó a salir en enero y se complicó por esta situación”
— Todos las van a estar mirando, desde los afiliados hasta el Gobierno.
— Sí, pero hay que pagarles a los médicos, a las enfermeras. Hay que mantener las herramientas para atender bien a todos los pacientes. El sistema estaba por colapsar en 31 de diciembre, se empezó a salir en enero y se complicó por esta situación.
— ¿Cuál es el tema más urgente de su gestión al frente de la UAS?
— Instalar el problema del sistema de salud en su conjunto, no sólo de las prepagas. Hay que trabajar para hacer que el sistema sea más económico para la gente. Nuestras propuestas son reestructurar del Plan Médico Obligatorio (PMO) y crear la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias, para determinar el costo de los medicamentos, que para algunas enfermedades y tratamientos son elevadísimos. Nuestro sistema es solidario y no los puede afrontar. Hay que buscar modelos de complementación. También proponemos crear un fondo para enfermedades de alto costo, como tiene Uruguay.
— ¿Cuánto demorará sanear el sistema si todo marcha relativamente bien?
— Recuperar más de 12 años de políticas erróneas de controles de precios y de no controlar los gastos no es algo que se pueda resolver en poco tiempo. Mientras tanto hay que convivir con la realidad, y no es nada fácil.