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Innovación, inversiones, descarbonización y seguridad: las claves del informe Draghi

Bruselas, 9 sep (EFE).- El exprimer ministro italiano Mario Draghi presentó este lunes un informe sobre el futuro de la competitividad europea en el que urge a acometer un “cambio radical” en la Unión Europea (UE) para impulsar su crecimiento y seguir plantando cara a Estados Unidos y China en un entorno internacional más competitivo e inestable.

Las recomendaciones de Draghi, elaboradas a petición de la Comisión Europea, llegan en un momento de creciente preocupación en la UE por la pérdida de terreno frente a China y, sobre todo, con Estados Unidos, con quien la brecha del producto interior bruto (PIB) se ha duplicado en los últimos veinte años.

A la baja productividad de la economía europea, se suma ahora el aumento de la inestabilidad geopolítica con conflictos en sus fronteras, las políticas cada vez más asertivas de potencias rivales para aumentar su competitividad a base de subsidios o barreras comerciales, y una población europea envejecida como barreras para el crecimiento.

Para afrontar lo que considera un “desafío existencial”, Draghi propone una “nueva estrategia industrial” que permita actuar en tres frentes clave para mejorar la competitividad y productividad europeas: acelerar la innovación, abaratar los precios de la energía y aprovechar las oportunidades industriales de la descarbonización, y reducir las dependencias estratégicas de terceros y reforzar la seguridad.

Europa necesita con urgencia elevar el crecimiento de la productividad y resolver sus bajos niveles de innovación en comparación con otras potencias, en especial con Estados Unidos y China, y en sectores concretos como las tecnologías digitales.

Draghi señala que Europa ya se encuentra rezagada en campos como los servicios en la nube o la inteligencia artificial y por eso ve esencial aumentar la inversión en investigación y desarrollo, consolidar las universidades a la vanguardia de la investigación, facilitar el crecimiento de empresas innovadoras o facilitar la gestión de derechos de propiedad intelectual.

El italiano defiende que el proceso de descarbonización debe ser una “fuente de crecimiento” y, para conseguirlo, será vital “reducir el coste energético para los usuarios finales” – por ejemplo, desplegando políticas que desvinculen en mayor medida el precio del gas natural del de las energías limpias – y poniendo el foco en redes europeas.

Además, el bloque necesita acelerar la transición de manera eficiente y “neutral” con respecto a las tecnologías a utilizar, que deberían incluir tanto la renovables como la nuclear, el hidrógeno o la bioenergía, así como soluciones para la captura de carbono y el almacenamiento.

 Draghi insta a Europa a reducir su dependencia y vulnerabilidad en el acceso a materias primas clave para la transición verde y digital, campo en el que existe una “carrera global” para asegurarse acceso a las cadenas de suministro de productos vitales, por ejemplo, para la industria de automoción o de tecnologías limpias.

Y sugiere a la UE desarrollar “una verdadera política exterior económica” gracias a lo que llama “diplomacia de los recursos”, pero sin olvidar el “potencial” interno disponible a través de actividades como la minería, el reciclaje y la innovación de “materiales alternativos”.

Acometer esta transformación requeriría que la UE invierta cada año entre 750.000 y 800.000 millones de euros adicionales, el equivalente a entre el 4,4 % y el 4,7 % de la UE en 2023 o más del doble de lo que destinó el Plan Marshall americano a reflotar la economía europea tras la II Guerra Mundial.

Draghi aboga por favorecer la movilización de inversión privada con una mayor integración de los mercados de capitales, ahora fragmentados por las diferencias nacionales en materia de fiscalidad, supervisión o insolvencia, pero advierte de que será necesario apoyo público.

En este sentido, llama a financiar de forma conjunta inversiones en bienes públicos comunes, como interconexiones energéticas o equipamiento de defensa, y defiende que podría emitirse deuda pública europea como se hizo con el fondo de recuperación poscovid, aunque con “salvaguardas”.

Draghi advierte de que la UE debe evitar los problemas del modelo estadounidense, que favorece la desigualdad. El enfoque europeo, dice, debe garantizar que “el crecimiento de la productividad y la inclusión social van de la mano”.

Así, el estado del bienestar europeo será “crítico” para seguir ofreciendo servicios públicos, protección social, vivienda o transporte, mientras que evita que la política industrial que busca competir en la escena global ahogue la competencia o reduzca salarios.

El informe plantea recomendaciones específicas para diez sectores clave: energía, materias primas críticas, digitalización y tecnologías avanzadas, industrias de alta intensidad energética, tecnologías limpias, automoción, defensa, espacio, sector farmacéutico y transporte.

Las recomendaciones no son vinculantes, por lo que dependerá de la Comisión Europea y los Estados decidir si las traducen en políticas concretas. EFE

lpc-asa/cat/jac

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