Con relación a la inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024, la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, invitó a los ministros de deporte a la sede de la organización con el objetivo de convertir la educación física en una prioridad educativa. Incluso, esta organización junto a la Universidad de Loughborough, ubicada en Reino Unido, publicaron recientemente un informe titulado The Global State of Play: Report and Recommendations on Quality Physical Education. En este documento se aborda la situación actual de la educación física en las escuelas de todo el mundo, proponiendo acciones y recomendaciones para mejorar su calidad y accesibilidad.
Según el reporte, a pesar del reconocimiento global de la importancia de la educación física para el desarrollo integral de los niños, niñas y jóvenes, existen significativas brechas entre la política y la puesta en práctica. Aunque un 83% de los países informan que la educación física es obligatoria en las escuelas, solo un 34.8% de los estudiantes de secundaria inferior cumplen con las recomendaciones de la UNESCO de tener al menos 180 minutos de clases de educación física por semana.
Azoulay, señaló que “la educación física es una inversión rentable: mejora la salud de los alumnos, así como sus resultados académicos y su desarrollo. Sin embargo, a menudo sigue considerándose como una asignatura de segunda categoría. La UNESCO hace un llamamiento a sus 194 Estados Miembros para que hagan de ella una prioridad y le dediquen el tiempo, los recursos humanos y el presupuesto necesarios”.
En el informe, adicionalmente se destacan problemas fundamentales que impiden el pleno aprovechamiento de los beneficios potenciales de la educación física. Las deficiencias en infraestructura, la falta de recursos y la insuficiente formación de los profesores son algunos de los obstáculos más comunes. Al respecto, el documento revela que el 63.8% de los países destina menos del 2% de su presupuesto educativo a la educación física, lo que hace urgente la necesidad de aumentar la inversión en este sector.
“Invertir en una educación física de calidad es esencial para cerrar la brecha entre la política y la práctica”, se subraya en el informe. Además de la falta de financiamiento, la calidad de la entrega y la diversidad en la planificación de las lecciones también son puntos que necesitan mejoras.
El panorama también varía significativamente entre regiones y niveles educativos, por ejemplo, en las escuelas primarias, solo el 52.5% de las instituciones educativas cumplen con el mínimo de 120 minutos semanales recomendados por la UNESCO, mientras que en las secundarias superiores, el porcentaje es aún menor. Asimismo, la presencia de profesores especializados en educación física es considerablemente inferior en las escuelas primarias (44.7%) en comparación con las secundarias (96.4%).
El informe hace un llamado a los responsables políticos para que se tomen medidas eficaces que incluyan políticas claras y sostenibles, aumento de la inversión, capacitación continua de los profesores y el fomento de un entorno educativo más inclusivo y equitativo. Entre sus recomendaciones destacan la necesidad de establecer un marco curricular estándar, promover la colaboración entre ministerios y partes interesadas, y desarrollar programas de capacitación específicos para los profesores de educación física.
Además de estos desafíos, la pandemia de COVID-19 tuvo un impacto significativo. Según el estudio, el 80.6% de los profesores reportaron que la pandemia afectó negativamente las clases de educación física, con un notable declive en la participación de los estudiantes debido a la transición a la educación a distancia y la falta de recursos tecnológicos adecuados.
Un aspecto crítico subrayado por el informe es la inclusión y equidad en la educación física; solamente 1 de cada 3 estudiantes con discapacidades tiene acceso a las clases de educación física, y solo el 7.1% de las escuelas ofrecen igual tiempo de educación física para niños y niñas, a pesar de que el 54.5% de los países tienen políticas para garantizar la igualdad de tiempos.
Para abordar estos problemas, en el documento se sugieren una serie de acciones específicas. Entre ellas, se encuentra la promoción de entornos seguros y adaptados para todos los estudiantes, independientemente de su género o capacidad física. Asimismo, se recomienda fomentar políticas inclusivas que promuevan la igualdad de género y la integración de estudiantes con discapacidades en las clases regulares de educación física, asegurando que reciban el mismo nivel de instrucción y apoyo que sus compañeros sin discapacidades.
Además, el documento resalta la importancia de la educación física no solo como una disciplina independiente sino como un componente crucial de una estrategia educativa más amplia que fomente estilos de vida saludables y contribuya al desarrollo social y emocional de los estudiantes.
En conclusión, la UNESCO y la Universidad de Loughborough abogan por un enfoque integral que combine políticas efectivas, adecuada financiación, formación docente continua y un compromiso genuino para promover una educación física de calidad accesible para todos los estudiantes. Este esfuerzo, según se revela en el informe, no solo mejorará la salud y el bienestar de los jóvenes, sino que también contribuirá a su éxito académico y desarrollo personal.