La Generalitat Valenciana facilitará, con una subvención de 60.000 euros, la exhumación y la repatriación de los restos mortales del jurista Rafael Altamira y su esposa, Pilar Redondo, desde el cementerio del Distrito Federal de México hasta el municipio de El Campello (Alicante), el lugar donde el jurista quería vivir tras apartarse de su vida oficial.
De esta forma, la Generalitat, el Ayuntamiento de El Campello y los descendientes de la familia Altamira, junto con las administraciones nacionales e internacionales que tienen que participar en la repatriación, harán posible la llegada de los restos mortales de Altamira y Redondo, que reposan en una sepultura del Pabellón Español del cementerio del Distrito Federal de México, según ha indicado la administración autonómica en un comunicado.
Para ello, la Generalitat destinará una subvención directa de 60.000 euros de la línea presupuestaria ‘Promoción y fomento de actividades de interés público, sociocultural, económico o humanitario de la Comunitat Valenciana’ de Presidencia de la Generalitat.
Esta línea permite conceder ayudas a entidades, instituciones y personas físicas y jurídicas destacadas para la promoción, el fomento y la realización de actividades de interés público, sociocultural, económico o humanitario de la Comunitat Valenciana.
Así, la Generalitat atiende la petición del Ayuntamiento de El Campello, que solicitaba ayuda económica para sufragar los gastos derivados para la repatriación de los cuerpos.
Rafael Altamira, nacido en Alicante en 1866, falleció en México en 1951, donde vivía exiliado con su familia desde 1944. Fue un jurista, humanista, historiador y pedagogo que trabajó en favor del diálogo, la educación y la democracia.
Fue propuesto para el Premio Nobel de la Paz en dos ocasiones, en 1933 y en 1951, y nombrado uno de los diez jueces titulares del Tribunal Permanente de Justicia Internacional, que años más tarde se constituiría en Tribunal Internacional de la Haya, en el cual fue reelegido durante mandatos consecutivos desde 1921 hasta 1940.
En una entrevista concedida al diario ‘El Día’ el 2 de mayo de 1935, Rafael Altamira declaró: “Cuando se me aparte de la vida oficial, me retiraré al rincón de mis amores más gratos, a El Campello”.