La inteligencia artificial ayudó a predecir la participación en las elecciones de Misisipi del año pasado, cuando un grupo utilizó la tecnología para transcribir, resumir y sintetizar las grabaciones de audio de las interacciones de sus encuestadores con los votantes en informes sobre lo que escuchaban en cada condado.
Hace poco, otro grupo comparó mensajes traducidos por humanos y por IA a seis idiomas asiáticos y comprobó que todos eran igual de eficaces. Una empresa demócrata probó cuatro versiones de un anuncio con narración –dos habladas por humanos y dos por IA– y descubrió que la voz masculina de IA era tan persuasiva como su equivalente humana (la voz femenina superaba a su equivalente de IA).
La era de la inteligencia artificial ha llegado oficialmente a las campañas electorales. Sin embargo, esta tecnología, tan esperada como temida, sigue confinada a los márgenes de las campañas estadounidenses.
A menos de seis meses de las elecciones de 2024, los usos políticos de la IA son más teóricos que transformadores, tanto como una herramienta de comunicación constructiva o como una manera de difundir desinformación peligrosa. La campaña de Biden señaló que ha limitado estrictamente su uso de la IA generativa –que mediante instrucciones genera texto, audio o imágenes– a herramientas de productividad y análisis de datos, mientras que la campaña de Trump dijo que no utiliza la tecnología en absoluto.
“Es el perro que ladró, pero no mordió”, comentó Dmitri Mehlhorn, asesor político de uno de los donantes más generosos del Partido Demócrata, Reid Hoffman. “No hemos encontrado una gran herramienta que use IA generativa en la cual invertir para ganar las elecciones este año”.
Hoffman no es escéptico de la IA. Formó parte del consejo de OpenAI y hace poco tuvo una “entrevista” con un clon suyo generado con IA. Por ahora, las únicas aplicaciones políticas de la tecnología que se merecen el dinero y la atención de Hoffman son lo que él llamó “herramientas de productividad poco atractivas”.
Eric Wilson, estratega digital republicano y dirigente de un fondo de inversión para tecnologías de campaña, estuvo de acuerdo. “La IA está cambiando cómo se hace una campaña, pero del modo más aburrido y mundano que puedas imaginar”, afirmó.
Los tecnólogos y los agentes políticos no dudan del poder de la IA para transformar el entorno político… con el tiempo. Un nuevo informe de Higher Ground Labs, que invierte en empresas de tecnología política en beneficio de causas y candidatos progresistas, concluye que, aunque la tecnología sigue en “fase experimental”, también representa “una oportunidad generacional” para que el Partido Demócrata salga adelante.
Por el momento, el Comité Nacional Demócrata ha estado experimentando con la IA de manera más moderada, por ejemplo, para detectar patrones anómalos en los registros de inscripción de votantes y encontrar bajas o altas de votantes notables.
Jeanine Abrams McLean, presidenta de Fair Count, la organización sin ánimo de lucro que dirigió el experimento de IA en Misisipi, explicó que el proyecto piloto había incluido 120 notas de voz grabadas tras reuniones con votantes que fueron transcritas con IA. A continuación, el equipo utilizó la herramienta de IA Claude para trazar un mapa de las diferencias geográficas de opinión basándose en lo que dijeron los encuestadores sobre sus interacciones.
“La síntesis de las notas de voz mediante este modelo de IA nos indicó que los electores del condado de Coahoma eran mucho más activos y tenían un plan para votar”, explicó. “Mientras que no escuchamos lo mismo en Hattiesburg”.
Dijo que, en efecto, la participación terminó siendo menor en la zona de Hattiesburg.
Larry Huynh, quien supervisó los anuncios de narración generados con IA, dijo que estaba sorprendido de los resultados de esas voces. Él y la mayoría de sus colegas de la consultora demócrata Trilogy Interactive pensaban que la voz masculina de IA era “la más impostada”. Sin embargo, según las pruebas, resultó persuasiva.
“No es necesario que la voz sea humana para que el anuncio sea eficaz”, explicó Huynh, que, como presidente de la Asociación Estadounidense de Consultores Políticos, reflexiona mucho sobre la ética y la economía de la tecnología de IA. Aun así, añadió, retocar los modelos para crear una nueva voz de IA ha sido tan laborioso y costoso como contratar a un actor de doblaje.
“No creo que realmente nos ahorrara dinero”, afirmó.
Tanto demócratas como republicanos se apresuran también a protegerse contra la amenaza de una nueva categoría de artes oscuras políticas, en la que destaca la desinformación impulsada por IA representada por ultrafalsos y otros contenidos fraudulentos o engañosos. Antes de las primarias de New Hampshire en enero, una robollamada generada con IA que imitaba la voz del presidente Joe Biden para tratar de suprimir votos dio lugar a una nueva norma federal que prohíbe ese tipo de llamadas.
La IA es “como encender gasolina con un cerillo”, opinó Rashad Robinson, que ayudó a redactar el informe del Aspen Institute sobre el desorden informativo tras las elecciones de 2020.
Robinson, presidente de Color of Change, un grupo de defensa en materia de justicia racial, dijo cuál sería el peor de los casos que, según él, sería prácticamente imposible de detener. “Podría ser la voz de un reverendo que llama a 3000 personas y les dice: ‘No vayas a votar porque hay hombres blancos armados y estoy luchando para que haya un día más de votación'”, dijo. “Los creadores de herramientas y plataformas que permiten esta situación no rinden cuentas ni sufren consecuencia alguna”.
A Maggie Toulouse Oliver, secretaria de Estado de Nuevo México, le quita el sueño la posibilidad de que se produzcan alteraciones similares provocadas por la IA en el último momento. En vísperas de las primarias de su estado, ha desplegado una campaña publicitaria en la que advierte a los electores que “la IA no será tan obvia esta temporada electoral” y aconseja “en caso de duda, analícenlo”.
“Con mucha frecuencia, en las elecciones, estamos en desventaja”, dijo. “Y ahora debemos enfrentar esta nueva ola de actividad”, añadió.
Sin embargo, los estrategas de la política digital todavía están probando hasta qué punto funcionan las herramientas de IA. Mientras que muchas se centran en el procesamiento de datos, otras aportan ideas novedosas, como una herramienta de IA para evitar que se rompa el contacto visual con la cámara en un video, lo que podría agilizar la grabación de videos con guion. Como la Casa Blanca bloquea la publicación del audio de la entrevista de Biden con un abogado especial, los republicanos podrían utilizar una pista generada con IA en la que Biden lea la transcripción para generar una reacción.
“No conozco a nadie que no haya intentado escribir un guion para su contenido”, afirmó Kenneth Pennington, estratega digital demócrata, sobre el uso de IA generativa para redactar los primeros borradores de los mensajes de recaudación de fondos. “Pero tampoco conozco a mucha gente que sintiera que el proceso fuera efectivo”.
En Pensilvania, un candidato al Congreso utilizó un servicio de banca telefónica impulsado por IA para mantener conversaciones telefónicas interactivas con miles de votantes.
“Comparto las graves preocupaciones de todos sobre los posibles usos nefastos de la IA en la política y en otros ámbitos”, aseguró la candidata, Shamaine Daniels, en Facebook. “Pero también tenemos que entender y aprovechar las oportunidades que representa esta tecnología”.
Daniels terminó la contienda en un lejano tercer puesto.