Los ciberdelincuentes son como los virus: evolucionan continuamente en respuesta a las últimas noticias y tendencias, creando nuevas versiones de engaños conocidos. Como contraposición, el fraude relacionado con las entidades financieras, fintech y banca se ha convertido en una preocupación constante para los sectores más expuestos, volviendo crítica la necesidad de adoptar medidas de seguridad cada vez más robustas y sofisticadas. Es entonces fundamental que las empresas trabajen preventivamente para evitar, o al menos minimizar, el daño potencial que un evento de fraude puede causar, tanto a la matriz del negocio como a su reputación.
Tal es el grado de prioridad que la seguridad de la información tiene para las organizaciones financieras que, buscando impedir ciberataques, éstas realizan importantes inversiones en infraestructura tecnológica. Al mismo tiempo, en materia de seguridad, se ven obligadas a tomar grandes precauciones, y volverse en extremo exigentes, con sus partners y proveedores.
Datos del Panorama de Amenazas para América Latina de Kaspersky 2023 indican que, con el reinicio de la actividad económica y el apoyo de la IA, el phishing se sextuplicó en la región. Al mismo tiempo, se detectó un aumento del 50% en los ataques de troyanos bancarios, lo que equivale a 5 ataques por minuto.
En la Argentina, según el Observatorio de Ciber crimen y Evidencia Digital en Investigaciones Criminales de la Universidad Austral (OCEDIC), durante 2023 las denuncias por estafas virtuales crecieron un 200% con relación al año anterior. Además, se registraron cerca de 4.800 fraudes mensuales, promedio.
La fortaleza de una empresa depende directamente de su seguridad y la de todos sus proveedores. Dentro del sector, los bancos, las fintech y las entidades financieras, no bancarias pueden enfrentar riesgos significativos si un solo proveedor no protege adecuadamente su información.
Existen soluciones que permiten agilizar los procesos en estas entidades sin comprometer la seguridad de los datos. Los motores de decisiones, por ejemplo, analizan y ejecutan políticas de riesgos en segundos, permitiendo una evaluación más precisa, junto a una detección más efectiva de posibles fraudes.
La inteligencia artificial es esencial en la identificación de patrones y comportamientos sospechosos. Dentro de estas soluciones, existe la posibilidad de incorporar modelos de IA que pueden detectar actividades fraudulentas en tiempo real y, lo que es aún más importante, aprender y adecuarse a medida que evolucionan las tácticas de estafa. Esta capacidad de adaptación constante fortalece aún más la aptitud para mantener y prevenir un fraude crediticio.
Como resultado, al implementar soluciones aptas de detección de estafa, impulsadas por esta tecnología, las instituciones bancarias y financieras pueden mejorar ampliamente sus capacidades de detección de malas prácticas, fortalecer su reputación -frente al mercado y los clientes- y evitar pérdidas financieras antes de que sucedan.
Impulsados por algoritmos, los motores de decisiones analizan múltiples fuentes de datos en tiempo real, lo que incluye la información de historial crediticio -incluso en entidades no bancarias como los retails o las fintech-, así como el comportamiento de pago, entre otros, para evaluar la potencialidad de quienes solicitan algún producto financiero. La ventaja clave de esta tecnología radica en su capacidad para identificar patrones y anomalías que podrían pasar desapercibidas para métodos tradicionales.
La tendencia en cuanto a seguridad es la “portabilidad financiera”, acción que facilitará a las personas, micro y pequeñas empresas la dinámica de cambiarse de una institución financiera a otra que les ofrezca mejores condiciones, disminuyendo los tiempos y costos involucrados en este proceso. La transferencia de la cuenta de nómina es un derecho de cualquier persona, por lo que podrán solicitar al banco donde radiquen sus depósitos que transfiera, sin costo, el saldo de esa cuenta al banco de su elección.
En todo este panorama que se viene, los motores de decisiones no solo funcionan con más precisión, sino también a mayor velocidad. La detección de fraudes en tiempo real se realiza con un alto índice de exactitud, con lo que se retiene al cliente y garantiza experiencias de usuario excepcionales, minimizando operaciones fraudulentas y reduciendo pérdidas operativas.