Especial para Infobae de The New York Times.
En la tarde del viernes después del Día de Acción de Gracias, Randal Quran Reid conducía su Jeep blanco hacia la casa de su madre en las afueras de Atlanta cuando fue detenido en una autopista muy transitada. Un policía se acercó a su vehículo y le pidió su licencia de conducir. Reid la había dejado en casa, pero proporcionó su nombre. Tras preguntarle a Reid si tenía armas, el policía le pidió que saliera del Jeep y procedió a esposarlo con la ayuda de otros dos oficiales que habían llegado.
“¿Qué hice?”, preguntó Reid. El oficial le informó que tenía dos órdenes de arresto por robo en Baton Rouge y la parroquia de Jefferson, un distrito en las afueras de Nueva Orleans. Reid estaba confundido; aseguró que nunca había estado en Luisiana.
Reid, un analista de transporte, fue fichado en la cárcel del condado de DeKalb, para esperar la extradición de Georgia a Luisiana. Llevó días descubrir exactamente de qué se le acusaba: usar tarjetas de crédito robadas para comprar bolsos de diseñador.
“Me encarcelaron por algo de lo que no tengo ni idea”, dijo Reid, de 29 años.
Sus padres hicieron llamadas telefónicas, contrataron abogados y gastaron miles de dólares para averiguar por qué la policía pensaba que era responsable del crimen y, al final, descubrieron que Reid se parecía a un sospechoso que había sido grabado por una cámara de vigilancia. El caso finalmente se vino abajo y las órdenes de arresto fueron rescindidas, pero solo después de que Reid pasó seis días en la cárcel y perdió una semana de trabajo.
El injusto arresto de Reid parece ser el resultado de un aluvión de tecnologías —que comenzó con una errada identificación de reconocimiento facial— que buscan lograr que el trabajo policial sea más efectivo y eficiente, pero que también pueden hacer que sea demasiado fácil arrestar a la persona equivocada por un delito. Ninguna de las tecnologías se menciona en documentos oficiales y a Reid no se le dijo exactamente por qué había sido arrestado, una práctica común pero preocupante, según expertos legales y defensores públicos.
“En una sociedad democrática, debemos saber qué herramientas se utilizan para vigilarnos”, afirmó Jennifer Granick, abogada de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles.
Un contrato con Clearview AI
Presa del pánico, la familia de Reid contrató de inmediato a un abogado de Atlanta de la firma Cochran, quien no pudo sacar a Reid de la cárcel y tuvo problemas para recopilar más información. Sugirió que los miembros de la familia contrataran a alguien en Luisiana, por lo que llamaron a ciegas a bufetes de abogados en la parroquia de Jefferson y Baton Rouge hasta que consiguieron a Thomas Calogero, un abogado defensor penal. Lo contrataron ese domingo.
Calogero descubrió que Reid había sido acusado de los robos, en verano, de dos bolsos Chanel y un bolso marrón Louis Vuitton, con un valor en conjunto de casi 13.000 dólares, de Second Act, una tienda de segunda mano en las afueras de Nueva Orleans. Calogero fue a la tienda y conversó con el dueño, quien le mostró una fotografía extraída de las imágenes de una cámara de vigilancia. El abogado se dio cuenta de que uno de los presuntos delincuentes se parecía a Reid, pero el hombre era más robusto.
“El tipo tenía brazos grandes y mi cliente no”, afirmó Calogero. Un oficial de la comisaría de la parroquia de Jefferson insistió en que era una “identificación correcta”, palabras que hicieron que Calogero creyera que se había utilizado la tecnología de reconocimiento facial y habló con el medio de noticias de Nueva Orleans NOLA.com sobre lo que creía que había sucedido.
Una persona con conocimiento directo de la investigación le confirmó a The New York Times que se había utilizado tecnología de reconocimiento facial para identificar a Reid. Sin embargo, ninguno de los documentos utilizados para su arresto reveló eso.
Andrew Bartholomew, el detective de delitos financieros de la parroquia de Jefferson que buscó la orden de arresto de Reid, escribió en una declaración jurada solo que había sido “advertido por una fuente creíble” de que el “hombre negro corpulento” era Reid. Al ser contactado por teléfono, Bartholomew se negó a comentar sobre la situación.
“Para mí es inadmisible, como una cuestión de procedimiento penal básico, que las personas que sufran arrestos no estén informadas de lo que las puso en esa situación”, afirmó Barry Friedman, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Nueva York.
La comisaría tiene un contrato con un proveedor de reconocimiento facial: Clearview Al, empresa a la que le paga 25.000 dólares al año. Según documentos obtenidos por el Times en una solicitud de registros públicos, el departamento firmó por primera vez un contrato con Clearview en 2019.
Clearview recopiló miles de millones de fotos de internet público, incluidos los sitios de redes sociales, para crear un motor de búsqueda basado en rostros que en la actualidad es usado por las fuerzas del orden. Reid tiene muchas fotos públicas en la red vinculadas a su nombre, varias de ellas en sitios como LinkedIn y Facebook. La oficina de información pública de la comisaría de la parroquia de Jefferson no respondió a solicitudes de comentarios sobre el uso de Clearview AI.
La identificación de Reid por parte de Bartholomew condujo a una segunda orden de arresto en la parroquia de East Baton Rouge, donde, según un informe policial, el hombre al que se parecía había usado una tarjeta de crédito robada para comprar un bolso Chanel de 2800 dólares en otra tienda de segunda mano.
El Departamento de la Policía de Baton Rouge “confió en la información” de la comisaría de la parroquia de Jefferson, afirmó un portavoz del departamento, L’Jean McKneely. “Qué métodos utilizaron, no lo sabemos”, agregó.
Los funcionarios del orden público por lo general afirman que no necesitan mencionar el uso de la tecnología de reconocimiento facial porque es solo una pista en un caso y no el único motivo del arresto de alguien, protegiéndolo de la exposición como si fuera un informante confidencial. Pero según Clare Garvie, experta en el uso policial del reconocimiento facial, existen otros cuatro casos conocidos públicamente de arrestos equivocados que parecen haber implicado poca investigación más allá de una identificación facial y todos involucran a hombres negros. En su trabajo con la Asociación Nacional de Abogados de Defensa Criminal, se ha encontrado con un puñado de otros ejemplos en todo el país, afirmó.
Para Rashad Robinson, presidente de Color of Change, un grupo de defensa de la justicia racial, la tecnología exacerba los problemas de lo que llamó “vigilancia policial racista”.
“Si el reconocimiento facial estuviera identificando erróneamente a personas blancas, hombres blancos o mujeres blancas, no sería utilizado”, afirmó. “Algunos de nosotros y algunas de nuestras comunidades somos prescindibles”.
’Ordenes judiciales automáticas’
Para obtener una orden para arrestar a alguien, un oficial debe convencer a un juez de que existe una causa probable —es decir, en esencia, que hay una buena razón para hacerlo— y obtener la firma del juez. En el pasado, eso significaba que un oficial debía ir a un tribunal o incluso reunirse con un juez en un restaurante en medio de la noche si el caso era urgente. Ese es un momento en el que se hacen preguntas sobre la solidez de las pruebas, afirman expertos legales.
Pero la fricción de obtener una orden judicial se ha mitigado con la tecnología. La comisaría de la parroquia de Jefferson utiliza un servicio de “orden judicial electrónica”, CloudGavel, por el cual pagó 39.800 dólares el año pasado. Es una aplicación que le permite a los oficiales solicitar firmas digitales de los jueces. “Los agentes del orden público ahora pueden obtener la aprobación de una orden de arresto en cuestión de minutos”, afirma el sitio web de la compañía.
Un juez del tribunal penal firmó la orden de arresto de Reid el 18 de julio a las 4:28 p. m. CloudGavel “adapta” el escrutinio judicial, afirmó Casey Roussel, presidente y director de operaciones de la empresa matriz de CloudGavel, FusionStak, en un correo electrónico. Dijo que los jueces podían “conectarse con el oficial por teléfono o video para discutir cualquier inquietud que el juez pueda tener sobre la orden”.
En el caso de Reid, no está claro si el detective habló con el juez o le explicó la naturaleza de la “fuente creíble”. El juez se negó a hacer comentarios.
’No estuvo involucrado’
Reid estuvo en la cárcel del condado de Dekalb durante casi una semana. No podía ser puesto en libertad bajo fianza porque se suponía que debía estar retenido hasta que los oficiales de Luisiana fueran a recogerlo para su juicio en su estado. Su Jeep fue remolcado y confiscado.
“Imagina que estás viviendo tu vida y en algún lugar lejano aseguran que cometiste un crimen”, afirmó Reid. “Y sabes que nunca has estado en ese lugar”.
Su abogado, Calogero, recopiló fotos y videos de Reid de su familia, con la esperanza de mostrarle más claramente a la policía de Luisiana cómo luce Reid, y los envió a la comisaría de la parroquia de Jefferson el miércoles 30 de noviembre, cinco días después del arresto. Una hora después, aseguró Calogero, un oficial lo llamó para informarle que la policía iba a rescindir la orden de arresto porque habían notado un lunar en la cara de Reid que el presunto ladrón de bolsos no tenía.
La detención de Reid fue “desafortunada en todos los aspectos”, afirmó el comisario Joseph P. Lopinto III de la parroquia de Jefferson. “Apenas nos dimos cuenta de que no era él, movimos montañas para sacarlo de la cárcel”.
Un juez de la parroquia de Jefferson rescindió la orden de arresto el miércoles por la tarde. “Después de una mayor investigación, se supo que Randal Reid no estuvo involucrado en los crímenes cometidos”, dijo el documento. Reid fue liberado tarde en la noche del jueves, casi una semana después de haber sido detenido en la carretera. Está considerando presentar una demanda por arresto injustificado.
“Miles de dólares por algo que no hice”, afirmó.
Robinson, el presidente de Color of Change, afirmó que la mayoría de las personas en Estados Unidos no tenían miles de dólares para limpiar su nombre. Estas personas tendrán “nombres e historias que nunca conoceremos”, afirmó. “Permanecerán largo tiempo en cárceles y prisiones”.
Randal Quran Reid en Atlanta, el 13 de marzo de 2023. (Nicole Craine/The New York Times)
Randal Quran Reid en Atlanta, el 13 de marzo de 2023. (Nicole Craine/The New York Times)