En alguna medida fue una sorpresa. La semana empezó a toda orquesta en Chicago. Los futuros de soja subieron a los niveles más altos desde el 5 de agosto pasado y abrocharon una ganancia en la rueda en torno de los USD 10. Tiene que ver con las ilusiones que despiertan las compras chinas, pero también con un escenario en Brasil que empieza a inquietar a operadores e inversores.
Los asiáticos volvieron a aparecer en el mercado estadounidense, a pesar de que Biden se apresta a aplicarles tarifas del 100% a los autos eléctricos que se fabrican detrás de la Gran Muralla y con eso despierta múltiples temores sobre posibles represalias, en las cuales es siempre la soja el producto predilecto para aplicar punitivos. De hecho Beijing ha castigado recientemente a Canadá en su canola por las mismas razones. Es cierto, el parte del USDA conocido el lunes habla de 165 mil toneladas anotadas por un comprador no especificado, pero generalmente es chino, y el mercado lo sabe.
Después de una larga y dolorosa ausencia para la soja estadounidense -2024/25 tuvo el peor arranque de ventas en muchos años-, los chinos irrumpieron con ganas en este mercado y junto con compradores no especificados anotaron alrededor de 3 millones de toneladas desde fines de julio último. Todavía no alcanza para revertir el cuestionado panorama exportador estadounidense, pero es un progreso que no puede desestimarse.
De fondo queda la sensación de que China está haciendo stocks para cubrirse de una probable presidencia de Trump. Las importaciones del gigante asiático alcanzaron en agosto un récord de 12.14 millones de toneladas, respecto de los 9.43 millones del mismo mes del año pasado. Las compras chinas de soja estadounidense en el octavo mes del año fueron 70% superiores a las de agosto de 2023, si bien aún son minoritarias respecto del volumen que adquirió en Brasil en ese mes.
La gran duda es hasta dónde llegarán los asiáticos en caso de que los precios del poroto se pongan demasiado entonados. Y la resolución de este interrogante tiene ahora otro componente, que ha sido sindicado como el gran impulsor de los precios de Chicago en el comienzo de la semana.
La referencia es a pronósticos que hablan de lluvias muy limitadas para Brasil, junto con temperaturas extremas. Los próximos 15 días no serían muy distintos a las duras condiciones que vienen verificándose desde hace semanas. El avance de la siembra de soja resultará muy acotado, y octubre es un mes clave en este sentido. Hasta el viernes se hablaba de lluvias en el comienzo de este mes, ahora nadie apuesta a esa probabilidad.
El foco del mercado ha virado a Sudamérica. Brasil ha sembrado muy poco y sus productores están esperando precipitaciones urgentemente. Se van a necesitar lluvias consistentes para reponer el agua del suelo, con perfiles exhaustos en la región central del país y en medio de temperaturas elevadísimas. Pero además hay complicaciones con el río Paraná, que tiene el segundo menor nivel desde 1970 y dificulta la salida de buques cerealeros desde Rosario. Y el río Paraguay registra también niveles muy bajos debido a la falta de lluvias. En el tramo norte de la Hidrovía la navegación está prácticamente paralizada.
En un segundo plano aparecen las dudas generadas por un final de ciclo relativamente seco para la soja en el corazón productivo de Estadas Unidos. Puede morder una porción del rinde y adelantar la madurez de los lotes. Es decir, tendríamos una gran cosecha por delante, pero quizás algo menos voluminosa de lo que se esperaba. Cabe recordar que en medio de todo esto hay fondos vendidos neto en al menos 120 mil contratos.
Tal ha sido el impacto de esta noticia ligada a Brasil que eclipsó una serie de factores negativos: la economía china no atraviesa un buen momento y hasta acá el USDA mantiene las expectativas de una gran producción en Estados Unidos y Sudamérica. El cultivo en el país de las barras y las estrellas tiene buena condición, está adelantado respecto del promedio 5 años y la cosecha avanza, metiendo presión a las cotizaciones.
En principio, en Estados Unidos consideran que la soja temprana en Brasil está condenada y que van a dominar el mercado exportador global durante enero. Brasil Weather Service pronostica clima cálido y seco en octubre para todo el país excepto el extremo sur. Desde entidades privadas advierten que los suelos de Mato Grosso y Paraná, los estados que aportan el 40% de la producción de soja de Brasil, tienen la menor humedad en 30 años.
Aún es prematuro afirmar que la producción total de soja 2024/25 del socio del Mercosur, estimada a priori entre 165 millones y 171 millones de toneladas, va rumbo a pérdidas importantes, pero alguna duda ha aparecido. En cuanto a la Argentina, que pretende aumentar significativamente el área sembrada con soja, incluso hasta los 19 millones de hectáreas según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, necesitará que en el corto plazo mejore el perfil de lluvias en regiones clave.
Hay otros condimentos. Oil World cree que el crecimiento de la producción de aceite vegetales continuará desacelerándose, lo que juega a favor de los precios, si bien este no es el fuerte de la soja. Y no falta quien considere que estamos viendo una reacción tardía a las noticias positivas sobre las tasas de interés de la semana pasada, vinculadas con los recortes de la Reserva Federal de Estados Unidos. La novedad de que China inyectará fondos directamente en el sistema bancario del país también fue muy beneficiosa.
El martes arrancó con una razonable toma de ganancias generalizada, pero durante el nocturno la soja volvió a cosechar nuevas alzas. Es cierto, todo puede derrumbarse con un anuncio de lluvias en Brasil, que por ahora no aparece, pero el mercado está preocupado y lo deja ver en sus precios.
