Apurando la recta final de verano tras unos meses en los que han exprimido al máximo el tiempo para estar con sus hijas, Kiko Rivera e Irene Rosales han aparcado por unos días su faceta de papás y sus compromisos profesionales para regalarse una escapada romántica a Ibiza en la que, demostrando que están más enamorados que nunca, nos han dejado sus imágenes más cariñosas y apasionadas.
Una vacaciones muy especiales solo para dos en las que la pareja ha derrochado complicidad y felicidad en uno de los ‘beach club’ más exclusivos de la isla, donde además de refrescarse en la piscina, disfrutaron de una botella de cava mientras compartían besos, abrazos y numerosas muestras de cariño que reflejan que su matrimonio sigue viento en popa y atraviesa su mejor momento desde que decidieron alejarse del foco mediático.
Entre risas y confidencias con su marido, Irene presumió de cuerpo con un escueto bikini en color beige que combinó a la perfección con gafas de sol en el mismo tono y pantalones de estampado ‘animal print’. Kiko, por su parte, se mostró de lo más relajado y ajeno a la inminente mudanza de Isabel Pantoja a madrid, y la negociación que su madre estaría llevando a cabo desde hace semanas para vender Cantora por una cantidad cercana a los 4 millones de euros a un importante grupo inversor.
Unas vacaciones en las que también han paseado palmito por una de las playas más populares y concurridas de Ibiza, donde disfrutaron de un apasionado baño en las turquesas aguas del Mediterráneo en el que no faltaron los besos y los abrazos. ¡Enamoradísimos!
Tumbados en la orilla de la playa para disfrutar de las vistas y del sol, Kiko e Irene -en esta ocasión con un favorecedor y escueto bikini de flores en tonos azules- no dejaron de dedicarse muestras de cariño con una gran sonrisa, encantados por haberse regalado estas vacaciones en pareja sin sus hijas para reavivar una llama que, es innegable, está más viva que nunca.