Los resultados de las elecciones europeas que se conocerán en la noche de este domingo no sólo redefinirán el reparto de escaños entre las principales fuerzas políticas en la Unión Europea, con una previsible victoria de la derecha y un repunte de los populismos y extremismos, sino que marcarán también el inicio de negociaciones entre las capitales para decidir el reparto de los altos cargos de las principales instituciones comunitarias, esto es, la Comisión Europea, el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo.
La nueva Eurocámara que emane de las urnas no se constituirá formalmente hasta el martes 16 de julio, cuando arranque la primera sesión plenaria de la nueva legislatura en Estrasburgo (Francia) y en ella se someta a votación el nombre de quién asumirá la presidencia de la institución –al menos la primera mitad de los cinco años de legislatura– y se elijan las 14 vicepresidencias.
Sin embargo, ese nombre será parte del equilibrio que los gobiernos deberán pactar en las semanas anteriores para asegurar que los altos cargos de la UE (‘top jobs’ en la jerga comunitaria) respetan una compleja combinación de equilibrios políticos, geográficos o de género.
Los ‘populares’, a quienes todas las encuestas dan como ganadores de las elecciones del domingo, aspiran a mantener al frente de la Comisión Europea a su candidata, la alemana Ursula von der Leyen, lo que condicionará los requisitos que se pondrán para relevar a Roberta Metsola, también ‘popular’, al frente de la Eurocámara, y al liberal Charles Michel cuando deje el Consejo Europeo en diciembre.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se darán cita primero el próximo 17 de junio en una cena informal en Bruselas para acordar las bases del reparto, aunque en principio no se espera que de ese encuentro salgan los nombres de los nuevos ‘top jobs’, sino más bien la arquitectura de la nueva Comisión y otros equilibrios a tener en cuenta.
La cumbre formal que volverá a reunirles los días 27 y 28 de junio, de nuevo en la capital comunitaria, es el momento en el que se espera que se pongan sobre la mesa los nombres de los candidatos con posibilidades reales de ganar los apoyos suficientes en el Consejo Europeo, que es quien tiene el poder para designarlos.
El calendario inicial preveía que la presidencia de la Comisión Europea se sometiera al voto del pleno del Parlamento Europeo en su segunda sesión, en este caso en el mes de septiembre, pero ahora ya no se descarta que la votación se adelante a la sesión constitutiva de julio si la persona elegida cuenta con un respaldo suficientemente sólido para garantizar que obtendrá la mayoría necesaria en la Eurocámara. El momento de la votación, en todo caso, lo decidirá la Conferencia de Presidentes que se reunirá una semana antes del primer pleno para fijar la agenda de la sesión.
REPARTO DE GRUPOS POLÍTICOS
En todo caso, a partir del lunes después del 9-J empezarán también las negociaciones para la formación de los grupos políticos europeos que integrarán el hemiciclo, qué partidos y eurodiputados los compondrán y cuáles serán las comisiones parlamentarias.
Se espera que de estos comicios surja una Eurocámara más fragmentada por los extremismos y queda por ver si las fuerzas de extrema derecha logran unirse en un solo bloque o quedan divididos en dos o más grupos como ocurrió en la pasada legislatura, cuando se crearon siete grupos: Partido Popular Europeo (PPE), Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D;), Renew –que incluye a Ciudadanos y PNV–, Verdes/Alianza Libre Europea, Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) –donde se encuentra Vox–, Identidad y Democracia (ID) y la Izquierda –que enmarca a Podemos e Izquierda Unida–.
Aquellos eurodiputados que se quedan sin grupo pasan a formar parte de los ‘no inscritos’, que cuentan con 62 miembros, siete más desde la reciente expulsión de la formación Alternativa para Alemania (AfD) de Identidad y Democracia después de que su cabeza de lista para las europeas, Maximilian Krah, opinara que no se puede considerar “automáticamente” que todos en las SS de la Alemania nazi eran criminales.
También pertenece a los ‘no inscritos’ el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y su partido, Junts per Catalunya, que se quedó sin grupo en el último reparto, o Fidesz, la formación del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, después de que el PPE suspendiese su membresía por los ataques de Budapest contra la UE.
Cada grupo necesita al menos 23 miembros y representar a al menos una cuarta parte de los 27 Estados miembro y, aunque no hay plazo y las reglas de la Eurocámara no impiden que se forme (o disuelva) un grupo a mitad de legislatura, quienes quieran ser tenidos en cuenta cuando se repartan las comisiones en la primera sesión deberán estar ya constituidos.
PRESIDENCIA DE LA COMISIÓN
Una vez decidida la distribución de la Eurocámara, la persona nominada por los Veintisiete para presidir la Comisión Europea deberá obtener también el respaldo del Parlamento por mayoría absoluta, es decir, al menos 361 de los 720 eurodiputados en ejercicio, en una votación secreta que queda por definir si se celebrará en septiembre o se adelanta al mes de julio.
Acto seguido, el Colegio de Comisarios, con un representante propuesto por cada Estado miembro al presidente electo de la Comisión, deberá comparecer uno a uno ante las comisiones parlamentarias de sus ámbitos de responsabilidad, por lo que no se espera que el nuevo Ejecutivo comunitario comience su andadura hasta finales de octubre o principios de noviembre.