“Esto es una pesadilla”, le dice a Infobae uno de los mejores amigos de Alberto Fernández. Son las 21:53 del jueves. Minutos antes, este medio había publicado en exclusiva las fotos y los chats en poder de la Justicia en el marco de la investigación por el negocio de los seguros que tuvo un giro explosivo tras la denuncia de Fabiola Yañez contra el ex presidente por violencia de género.
A esa hora, Fernández, que se fue del gobierno vapuleado por propios y ajenos, llevaba desde el fin de semana encerrado en el departamento de Puerto Madero, en el complejo River View, que le presta desde hace años el publicista Enrique “Pepe” Albistur, uno de los amigos que lo frecuentó durante sus cuatro años como presidente y que habló con él, en reiteradas oportunidades, en estos días. Según trascendió, el ex mandatario estaba acompañado por su medio hermano, Pablo Galindez, y preparaba su primer mensaje público desde que fue acusado por maltrato físico y psicológico contra su ex pareja que, según resaltaron en su entorno, podría publicarse esta mañana en un importante medio español.
“El martes lo vi muy mal. Está claro que, públicamente, de esto no vuelve más”, explicó anoche otro amigo que, según dice, intentó convencer a Fernández decenas de veces de que encarrilara su relación con la ex primera dama. En Olivos, todos sabían de la toxicidad del vínculo de pareja, antes y después de desembarcar en la Presidencia. Ahora trascienden, por caso, durísimas discusiones. Situaciones de extrema tensión. Un calvario, por momentos. Tratamientos médicos. Rupturas y separaciones. Por ejemplo, después de la fiesta que, en plena pandemia, se organizó para el festejo de cumpleaños de la entonces primera dama. Decenas de noche, dormían cada uno por su lado. Algunos dirigentes muy cercanos incluso le aconsejaron al ex mandatario si no sería más conveniente instalarse solo en la quinta presidencial. Ya era tarde.
Buena parte de su entorno más cercano, sin embargo, niega saber ahora sobre golpes o situaciones violentas. Sí admitieron un vínculo, por momentos, extremadamente complejo. Originado, en parte, por la dificultad de él para administrar algunas relaciones. La ex primera dama, además, arrastró hasta el final del mandato con ese círculo de confianza presidencial una pésima relación. Anoche, cuando este medio publicó las fotos y los chats que tiene el juez Julián Ercolini, todo ese entorno quedó perplejo. “Estamos shockeados”, escribió en WhatsApp un ex colaborador que volvió a acercarse a Fernández en estos tiempos. Parte del viejo equipo de redes, con Cecilia Hermoso a la cabeza, aconsejaba al ex mandatario en estos días aciagos. Los más sombríos, mucho más, desde la penosa fiesta de Olivos.
Según se pudo reconstruir, Fernández trabajó ayer, durante todo el jueves, en su estrategia judicial. “Tiene testimonios”, dijeron a su lado. Insisten en que es “todo falso”, a pesar de las fotos. Todavía buscaba abogado para presentarse en la causa por violencia de género que, por ahora, seguía bajo jurisdicción federal. El ex presidente recibió varios postulantes por parte de algunos dirigentes cercanos, pero, según trascendió, intentaba conseguir una letrada. Femenina. Hasta anoche, no tenía ninguna confirmación. Ni siquiera en favor de Mariana Barbitta, que lo representó en el intento, en vano por ahora, por apartar a Ercolini en la cámara de Casación en torno a la causa por el negocio de los seguros. Ayer, fue notificado por el juez del inicio del nuevo expediente.
El martes, horas después de la confirmación de la denuncia por parte de Yañez, de la resolución de Ercolini de prohibirle la salida del país y de la orden de restricción en resguardo de la ex primera dama, radicada en España desde fines del año pasado, los amigos lo vieron a Fernández muy deprimido. “Estaba muy mal”, subrayó uno de ellos. Se mantuvo en permanente contacto con Julio Vitobello, el ex secretario General de la Presidencia que fue contratado por la AGN, que lo visitó el fin de semana y el lunes. Es uno de sus más cercanos. También Juan Manuel Olmos, que fue a verlo al menos una vez. Y Alberto Iribarne. Con Albistur conversó incontables veces. Se mencionó, entre otros, a Daniel Rodríguez, ex intendente de Olivos, bien de su riñón, uno de los guardianes de todos los secretos. El diputado Eduardo Valdés -firmó el proyecto en apoyo a Yañez en Diputados- habló con él en la tarde del miércoles: “Es como un vendaval”, dijo. “Lo veo con decisión de mostrar su inocencia. Me dice que es inocente. Él quiere hablar ante el juez y después con los medios”, abundó en Radio La Red.
El ex embajador ante el Vaticano se refirió además al eventual contenido de las explicaciones que el ex mandatario prevé darle a la Justicia para defenderse, con trascendidos en torno a la estrategia que utilizaría Fernández para defenderse de las serias acusaciones de Yañez. “No me corresponde a mí decirlo”, adelantó el diputado.
El sábado había sido un día “complicado” para el ex jefe de Estado. Cuando se enteró de que el diario Clarín publicaría el domingo en su tapa la explosiva revelación sobre Yañez, extraída de los peritajes al celular de María Cantero, su histórica secretaria -imputada en la trama de los seguros junto a su marido, el broker Héctor Martínez Sosa-, el ex mandatario tuvo un preocupante bajón anímico. Después intentó recuperarse. Por momentos, lo logró, y se enfocó en su estrategia judicial: “Está bastante entero”, habían deslizado colaboradores.
Anoche, cuando se revelaron las fotos en las que se la ve a Yañez con un ojo negro y el brazo derecho con un moretón, su entorno volvió a intercambiar mensajes de WhatsApp. A un amigo, Fernández llegó a restarle importancia por la filtración del video con Tamara Pettinato, en el despacho presidencial de Casa Rosada, que exhibe una relación bien cercana entre ambos. Le dijo que había sido en la sobremesa de un almuerzo, y que no contenía ninguna ilegalidad.
Pero más allá de su entorno más cercano, la abrumadora mayoría del peronismo, consumido por una crisis feroz, y el arco político en su conjunto ya se habían expresado anoche en durísimos términos contra el ex presidente, y las redes sociales habían estallado con incontables comentarios sobre este escándalo que, más allá de su resolución judicial, no registra precedentes. Las principales tendencias en las redes se vinculaban todas, sin excepción, con las fotos y los chats revelados por Infobae.
Justo poco más de un mes atrás, en medio del escándalo por la investigación por los seguros, Fernández se despertó sobresaltado. Fue en la mañana del miércoles 3 de julio. La semana anterior, Yañez había tenido su primera audiencia virtual, desde Madrid, con Ercolini. Según dejó trascender el ex presidente entre sus amigos, lo llamó “medio mundo” para saber cómo estaba porque, según él, desde algunos medios, en las redes y desde la producción de un programa periodístico de televisión empezaron a contactarse con parte de su entorno y viejos colaboradores porque un rumor daba cuenta de que había sufrido un problema de salud. Muy grave. Este medio corroboró que algunos de esos contactos existieron.
Es más: según divulgó el propio ex mandatario, su ex pareja lo habría llamado “llorando desconsoladamente” para saber cómo estaba. Se refería a Yañez.