Las organizaciones terroristas, como Hamás o Hezbolá, se están asimilando al crimen organizado a medida que abandonan su ideología y su motivación política por la mera búsqueda “del poder y el dinero”, un fenómeno en el que el papel de las nuevas tecnologías es crucial.
Así lo avisa la comandante de Intendencia de las Fuerzas Armadas Inmaculada Antúnez en una entrevista concedida a Europa Press con motivo de la presentación de su tesis doctoral ‘La financiación del terrorismo internacional y su incidencia en la seguridad y la defensa’, publicada por el Ministerio de Defensa y presentada este miércoles por la titular de la cartera, Margarita Robles. Es la primera vez que una mujer publica por el Ministerio de Defensa y la primera vez que un ministro presenta la tesis doctoral de un militar.
“La línea divisoria entre terrorismo y crimen organizado es prácticamente mínima”, señala la comandante Antúnez, que en su trabajo desgrana la vinculación entre dos fenómenos que desde su punto de vista “se confunden”.
La conclusión de la autora puede resumirse en que los grupos terroristas “han perdido su componente ideológico y ahora lo que buscan es el poder y el dinero”, según sus palabras. Se trata de “grupos híbridos” que “se mueven por la generación de ingresos y por motivos políticos, y el resultado son unos recursos y unos objetivos transgresores sin precedentes”, ahonda.
La también doctora cum laude en Derechos Humanos, Democracia y Justicia Internacional pone el ejemplo de yihadistas que actualmente operan en Nigeria. “Ahora no atacan tu red para mandarte un mensaje como hacía Al Qaeda para leerte la sharía y te interpelaban para que dejaras de ser un infiel; ahora, el ataque cibernético es directamente para robarte los fondos”, explica.
DISCURSOS COMO “CORTINA DE HUMO O MANIOBRA DE DISTRACCIÓN”
España no es ajena a este fenómeno, destaca la comandante. “Cuando el régimen de Francisco Franco cayó, el objetivo de ETA de derrocarlo desapareció y también dejó de tener sustento el componente ideológico marxista-leninista”, detalla. “De hecho, la facción militar acabo fagocitando a la facción ideológica”, abunda.
Tras esto, ETA “buscaba el enriquecimiento y el poder a través de aterrorizar a la población que no pagara la mordida, la extorsión a empresarios y personas que tuvieran negocios era el modus operandi” mientras llevaban a cabo “atentados indiscriminados”, añade. Es “exactamente” como operan ahora los terroristas en el Sahel, indica.
Esta metamorfosis de los grupos terroristas traza una clara diferenciación entre los líderes de estas organizaciones y las personas que creen en sus discursos, según destaca la experta. Los líderes necesitan mantener los dicursos “como una cortina de humo o una maniobra de distracción” para “ganarse a sus acólitos”, pero en realidad viven alejados de lo que predican.
La comandante menciona de nuevo a los terroristas yihadistas, que, según resalta, siguen siendo los que más peligro suponen para Europa. “Difunden el supuesto discurso de que ellos velan por el Islam, por la pureza, por la lucha contra el imperio occidental, pero muchos de estos líderes terroristas tienen un imperio radicado en Dubái, ¿qué tiene que ver un terrorista internacional que se va de fiesta con prostitutas y cocaína con los preceptos religiosos que dice Hamás que defiende?”, se pregunta.
Al final, esa pose sirve para “ganarse a la opinión pública más conservadora y, por desgracia, más humilde e ignorante al tener menos acceso a la educación para que sigan apoyando la lucha contra los infieles”, resume la comandante Antúnez.
HAMÁS Y HEZBOLÁ SE FINANCIAN CON CRIPTOS
En la tesis doctoral, la comandante Antúnez profundiza en el modo de financiación de los grupos terroristas. Los que operan en el Sahel se financian básicamente gracias al tráfico de drogas, de armas y de seres humanos, que destinan a negocios que revisten de legalidad y con los que blanquean el dinero, indica.
Y dedica un espacio a cómo la irrupción de las nuevas tecnologías les ha facilitado esta labor porque les hace “prácticamente indetectables”. “El rápido crecimiento en los últimos cinco años del comercio de monedas virtuales, que usa un sistema financiero global alternativo y se caracteriza por el completo anonimato del usuario, otorga a las facciones terroristas muchas posibilidades nuevas y seguras para recaudar y transferir fondos, opciones que no existían”, reza el texto de la experta.
Estado Islámico, por ejemplo, usa un sistema de transferencias con criptomonedas como bitcóin para evitar las transferencias bancarias tradicionales y el riesgo que conllevan, menciona la experta en la tesis. “El rol de las nuevas tecnologías es fundamental”, subraya.
La comandante otorga un grado de complejidad a las organizaciones terroristas que usan las criptomonedas como fuente de financiación. “La ‘darknet’ y las criptomonedas serían la fuente de financiación de las más sofisticadas, como Hamás o Hezbolá”, explica en la entrevista concedida a Europa Press.
Y, “por supuesto”, las organizaciones terroristas se enriquecen. “En cualquier información económica en la que se analicen sus ingresos están consideradas como las que más patrimonio acumulan dentro de las organizaciones internacionales”, continúa la comandante Antúnez. Según sus datos, Hezbolá es la más rica, con un patrimonio de 1.100 millones de dólares, seguida de los talibán, con 800 millones, y Hamás, con 700.
Por todo ello, las Fuerzas Armadas han incorporado el estudio del dominio ciberespacial para preparar a personal que se encargue de mitigar los efectos de las nuevas tecnologías en este ámbito. Sin embargo, la comandante Antúnez reconoce que falta inversión y medios materiales y humanos. “Los terroristas en este sentido van adelantados, sería absurdo decir que les llevamos la delantera”, zanja.