Las supersticiones siempre han estado presentes en la humanidad, siendo las profecías, es decir, la predicción del futuro, uno de los intereses más comunes desde la antigüedad.
En este rubro, las horas del laurel han sido utilizadas en tiempos ancestrales para predecir el futuro, ya que se les atribuían propiedades proféticas.
El árbol del laurel, cuyo nombre científico es Laurus nobilis y forma parte de la familia de las lauráceas, se caracteriza por ser un árbol frondoso y de tronco gris de hasta 10 metros de altura, grandes hojas verdes y flores amarillentas.
Actualmente, la planta se utilizan como condimento en muchas comidas, añadiéndose al comienzo de la cocción de guisos de carne, estofados, caldos de pescado, sopas de verduras y legumbres, porque cuanto más tiempo se hiervan mejor.
Sin mencionar que cuenta con una serie de propiedades medicinales cuyo origen, al igual que sus señalados poderes “proféticos”, provienen de años ancestrales.
El laurel como planta profética
Según el libro “Diccionario de creencias, religiones, sectas y ocultismo”, de George A. Mather, un teólogo especializado en religiones, la práctica de adivinación con hojas de laurel se le conoce como dafnomancia, la cual se practicó por primera vez en el Santuario de Delfos, sitio de adoración al Dios de la adivinación, Apolo.
El proceso de adivinación consiste en arrojar ramas con hojas de laurel al fuego y después interpretar el sonido producen al arder. Se cree que si el fuego es intenso y las chispas suenan fuerte es un buen presagio, por otro lado, si no hay ruido será una respuesta negativa a la consulta.
Otra forma conocida de dafnomancia era practicada por augures (sacerdotes romanos especializados en la adivinación) que masticaba las hojas de laurel con tanta concentración que lograba alcanzar visiones proféticas.
La leyenda de la corona de Laurel
La planta de laurel es asociada con la victoria, realeza, gloria, un símbolo de la cultura griega cuyo origen proviene de la leyenda del dios Apolo.
La historia cuenta que, cuando Apolo intentó esposa a la ninfa Dafne, su padre protegió a su hija del matrimonio forzado convirtiéndola en un árbol de laurel. Ante la imposibilidad de casarse con su enamorada, decidió tomar las hojas de laurel y llevarlas consigo en forma de corona.
De acuerdo con la revista Muy Interesante, el amor imposible entre el dios y la ninfa surgió luego de que Eros (Cupido entre los romanos) flechara a Dafne con la flecha del odio y Apolo con la flecha del amor.
Años más después de la leyenda, el laurel sirvió para coronar a los emperadores y figuras de autoridad tanto en Grecia como en Roma.
Los usos medicinales de la hoja de Laurel
Un artículo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del gobierno de España señala que las hojas de laurel contienen un aceite esencial cuyos principales componentes son el cineol y el eugenol, dos componentes que le confieren propiedades carminativas y hepatoprotectoras que reducen los gases.
Además contiene diversos ácidos orgánicos, minerales (como hierro y calcio) y otras sustancias con acción antioxidante (como la vitamina A) y bactericida.
El consumo de laurel suele hacerse por medio de infusiones y trae beneficios a los siguientes sistemas del cuerpo humano.
Sistema digestivo: Estimula el apetito, las secreciones digestivas y los movimientos intestinales, facilita la digestión, mejora y previene la acidez estomacal y los espasmos intestinales.
Sistema respiratorio: Favorece la expulsión de las mucosidades de las vías respiratorias y tiene acciones bactericidas, por lo que resulta muy adecuado en caso de bronquitis, faringitis, etc.
Sistema circulatorio: Contiene ácidos grasos insaturados, como el oleico y el linoleico que poseen acciones beneficiosas contribuyendo a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Aparato reproductor: Ayuda a regular el periodo menstrual.
El fruto del árbol de laurel es parecido a una oliva negra, se usa como condimento en la gastronomía italiana y también para la preparación de un licor conocido como laurino.